Las claves
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Cuando pensamos en un salón de peluquería, muchas veces imaginamos un negocio con ingresos modestos, donde se gana lo suficiente para cubrir gastos y su dueño trabaja principalmente por vocación.
Sin embargo, parece que esta peluquera quiere acabar con los estereotipos y ha demostrado que con esfuerzo, estrategia y algo de paciencia, se puede llegar mucho más lejos de lo que la mayoría en este sector quieren creer.
"Empecé a colgar fotos, yo no salía mucho, pero empecé a colgar fotos", recuerda mientras explica cómo inició la estrategia que le permitió llevar su negocio a lo más alto.
Este primer paso le ayudó a darse a conocer y a atraer clientes que valoraban su estilo y dedicación. Y es que lo que parecía un simple detalle, sin más, se acabó convirtiendo en una pieza clave para el éxito de su salón.
Pero, tal y como explica en el podcast De peluquero a peluquero, el verdadero punto de inflexión llegó en marzo de 2020, cuando la pandemia obligó a cerrar temporalmente los negocios. Sin embargo, sorprendentemente, ese mes fue "el que más facturé y solo trabajamos 13 días, y gracias a eso pude tener dinero para COVID".
Durante el confinamiento, siguió publicando fotos de sus trabajos anteriores, aunque de manera limitada. Un esfuerzo silencioso que tuvo su gran recompensa en la reapertura, cuando su agenda hizo "boom" y su clientela comenzó a crecer de manera inesperada.
Y es que, como era habitual antes de la pandemia, el ritmo en esta peluquería de barrio siempre era mucho más lento. "De tener solo un par de clientes a la semana, pasé a tener dos o tres por día, y poco a poco fui aumentando", cuenta.
Esta combinación hizo que su clientela se multiplicara y los ingresos se dispararan, convirtiendo su negocio en una empresa más que rentable.
Así, cuando alcanzó los primeros 20.000 euros, contrató a su primer colaborador. En ese momento admite que "ya no quería contratar más, estaba bien así. Tenía suficiente dinero para pagar lo que quería de mi hijo, pagaba las cosas bien y estaba contenta".
Sin embargo, con el tiempo, la necesidad de crecer la llevó a confiar más en su talento y a ampliar su equipo: "Entró la cuarta persona y ya me fui desbloqueando de los miedos de subir un poco más los precios, contratar, creer un poco, sobre todo el creer en mí", confiesa.
Y es que con un poco de dedicación, creatividad y confianza, todo empresario puede superar cualquier expectativa. Lo más importante es ser consciente de que no se trata solo de suerte, sino de constancia y saber aprovechar las oportunidades cuando se presentan.
