Las claves
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Vicenç Hernández Reche, CEO de Tecnotramit, ha sido rotundo a la hora de apuntar cómo cerrará el mercado inmobiliario en 2025: "750.000 compraventas y un incremento de precios de entre el 4% y el 6%".
El economista, y también doctor en Psicología Económica, también subraya que “necesitamos más vivienda, tanto libre como asequible y social, a licencias y fomentar la rehabilitación energética a gran escala”.
Las previsiones de Tecnotramit señalan que la tendencia seguirá siendo positiva, aunque ven síntomas de desaceleración hacia finales de año. Esto podría ocurrir si continúan los problemas de oferta, la inflación o suben los tipos de interés.
Desde Tecnotramit también subrayan que, lo que califican como ‘gran freno’ del mercado, es la escasez de obra nueva. Así, el déficit anual lo cifran en más de 100.000 viviendas entre lo que se construye (80.000-100.000) y lo que demanda el mercado (200.000).
Esta brecha estructural, unida al crecimiento poblacional y al auge de los hogares unipersonales, seguirá presionando al alza tanto los precios de compra como los alquileres. De esta manera, los precios continuarán subiendo en 2026.
Hipotecas y burbuja
Las ‘reinas’ de las hipotecas seguirán siendo las fijas, que ganarán peso frente a las variables. “Las nuevas hipotecas seguirán con intereses relativamente altos respecto a los niveles previos a 2022, lo que seguirá poniendo en aprietos a los hogares con rentas medias y bajas si los precios no se moderan”, advierte el experto.
A lo que añade una puntualización. “Pero, sobre todo, urge que la política de vivienda deje de guiarse por sesgos ideológicos y se fundamente en la realidad del mercado, aunque esto último es como pedir que haya paz en el mundo”.
Respecto a la existencia o no de burbuja inmobiliaria, el economista sostiene que “si nos acogemos a la ortodoxia financiera, la situación actual se podría definir como ‘burbuja’, aunque muy diferente a la de 2008”. ¿Por qué?
Porque, a su entender, “hay una serie de variables que la diferencian de cualquier otro activo de inversión. Hoy la demanda sigue fuerte, los criterios de financiación son más prudentes y la subida de precios es asimétrica según la zona”.
Pese a que, por sus palabras, podríamos incluir a Hernández-Reche entre los que piensan que la situación actual no es un espejo de lo ocurrido en 2008, sí da su visión de lo que ocurriría si acabara ‘explotando’.
“Una eventual ‘explosión’ de esa ‘burbuja’ tendrá más efectos graves a nivel social que macroeconómico, afectando a los colectivos con menos recursos”, sostiene.
