El turismo es el principal motor económico de España. Según diferentes estudios, representa entre el 13% y el 16% del Producto Interior Bruto (PIB). Por ejemplo, Exceltur estima que aporta el 13,2%, lo que se traduce en unos 220.000 millones de euros.
La WTTC (Consejo Mundial de Viajes y Turismo), por su parte, eleva esa cifra hasta el 16%. Traducido a euros, 260.500 millones de euros. Pese a esta relevancia, durante 2025 se han producido restricciones o prohibiciones sobre los denominados como pisos turísticos en varias ciudades.
El argumento que esgrimen es que dichas viviendas deben volver al alquiler tradicional. Porque su incremento está frenando la oferta y disparando los precios. “Ilegalizar pisos turísticos para que vuelvan al alquiler es una filfa”, afirma Mikel Echavarren, CEO de Colliers en España y Portugal en LinkedIn.
Seguridad ciudadana
Varios son los argumentos que utiliza Echavarren para afirmar que la medida es una mentira, una patraña o una trola, como se quiera definir. “El principal problema relacionado con los pisos turísticos es de seguridad ciudadana”, comienza su exposición.
Cierto que la avalancha de turistas existe, sobre todo en aquellas ciudades con tradición histórica, cultura y gastronomía, entre otros atractivos. “La cuestión que no suele mencionarse es ¿qué actividad tendrían dichas áreas urbanas si no existiera el turismo?”, se pregunta el experto inmobiliario.
Y pone como ejemplo Venecia, a la que define como “una ciudad maravillosa diseñada para un modelo económico que funcionó durante mil años y dejó de existir hace 200: el comercio marítimo y la expansión colonial por el mediterráneo”.
Desde su punto de vista, si no recibiera a millones de turistas, “sería una ciudad muerta, sin industria y sin actividad económica. Es cierto que es incomodísimo vivir en Venecia pero la alternativa sin turistas sería que no viviría nadie y la ciudad se caería a pedazos”.
El caso de España
Es entonces cuando da el salto a España, y compara lo que sucede y podría ocurrir en Venecia, con el centro de ciudades como Barcelona, Sevilla, Málaga o Madrid.
“En esta última ciudad, recuerdo cómo hace 50 años te jugabas la billetera y algo más si te salías un poco de la Gran Vía. Ahora es una de las zonas más atractivas para el comercio y el ocio”, sostiene.
Y añade: “Los apartamentos turísticos surgen para dar respuesta a esa demanda. Si no existieran la demanda se acomodaría, en mi opinión, en los hoteles en un porcentaje pequeño y el resto se iría a otra ciudad”.
También se pone en el pellejo de los vecinos que ven a los turistas pasar por sus portales: “Es cierto que a nadie le gusta tener en su edificio a turistas, porque pueden ser un engorro, por problemas de seguridad y molestias de ruidos y suciedad”.
¿Dónde está la solución, o el término medio? “La solución a estos problemas puede ser su ilegalización, pero también podría ser otra, como una mayor presencia policial, fuertes multas a los propietarios por el vandalismo de sus clientes y una aportación mucho mayor a los gastos de comunidad de sus edificio”, sostiene.
Y concluye: “La ilegalización da votos a todos los partidos que la proponen, porque es simple y parece que es expeditiva, pero atenta contra el derecho al ocio de quienes tienen menos recursos y, a medio plazo, perjudicará a la economía de las ciudades que implanten estas medidas”.
Recordemos que, desde el pasado 3 de abril de 2025, la Ley Orgánica 1/2025 exige la aprobación expresa de la comunidad de vecinos para cualquier nuevo piso turístico en toda España.
