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Actualmente, varias profesiones han perdido atractivo entre los jóvenes, y la construcción se encuentra entre las más afectadas. Ser albañil ya no figura como el sueño de niños ni adolescentes, dejando al oficio sin un relevo generacional.

Esta situación ha generado una notable escasez de trabajadores, lo que complica cubrir puestos necesarios para llevar a cabo proyectos de construcción.

Víctor, albañil y directivo de una empresa de reformas, explicó cómo ha evolucionado esta falta de mano de obra y qué factores han influido en los últimos años.

Faltan albañiles profesionales

En los últimos 20 años, el sector de la albañilería ha mostrado un envejecimiento evidente, según un informe de BBVA Research. En 2007, uno de cada cinco albañiles tenía menos de 30 años, pero hoy apenas representan el 5%.

La participación de jóvenes en esta profesión se ha reducido drásticamente, evidenciando la falta de relevo generacional en un sector clave de la construcción. Cada vez es más complicado atraer mano de obra joven dispuesta a formarse en el oficio.

Por el contrario, el grupo de trabajadores mayores de 45 años ha crecido de manera notable. Hace dos décadas representaban algo más del 30% del total, y actualmente superan el 65%, mostrando un cambio significativo en la composición del sector.

Este panorama refleja un desafío importante para la construcción en España: mantener la fuerza laboral mientras la población activa se envejece y los jóvenes optan por otros caminos profesionales.

Así, en el podcast Sector Oficios contaron con Víctor, un albañil de 30 años que compagina su trabajo en obra con el aprendizaje de las gestiones empresariales de su empresa familiar, Grupo Márquez.

En el podcast se le preguntaba qué opinaba sobre la escasez de trabajadores hoy en día en el sector de la construcción.

"La mano de obra que hay no le pone amor a las cosas. En la obra, en lo que trabajen… ¿por qué no le ponen un poquito de amor? Van a disfrutarlo más y les va a traer cosas grandísimas", señalaba. "La generación de mi padre trabajaba en esto por obligación, porque no les quedaba otra".

Otro de los albañiles invitados llamado Suso contaba cómo "la gente buena ya está asentada y no va a dejarlo. Si ya están bien, ¿para qué lo van a dejar?". "Hemos pasado a euros y hemos pasado por todo, y seguimos cobrando lo mismo. No puedes cobrar lo mismo teniendo el doble de gastos", indicaba.

Ahí pasaba otro de los temas de debate sobre la escasez de trabajadores: la poca diferencia de sueldos entre los puestos. Al parecer, la media del sueldo de un oficial es 300 euros mayor frente al de un peón recién llegado.

"En mi pueblo hay un oficial que lo dice: '¿Para qué me tengo que calentar la cabeza y asumir todas las responsabilidades siendo esta persona?', menos en el sentido de que no tiene responsabilidades, y está cobrando 300 euros menos. Pedía ser peón porque con esa diferencia de precio…", afirmaba Víctor.

Tampoco faltó mención a la subida salarial en España y cómo en su caso considera que les hace que todo sea más caro.

"Hay otras medidas que se tendrían que tomar además de esto. Una cajera de supermercado, si le suben el sueldo, tiene más poder adquisitivo, pero es que a mi trabajador también se lo han subido. Entonces yo tengo que subir mis precios para poder pagar a este hombre", reflexionaba el albañil.

Víctor era claro al respecto: "Si solo subimos los sueldos, nos vamos a quedar igual. Tendría que venir esta subida de sueldos acompañada de otro tipo de arreglos".

Otra pregunta era en relación a cómo se podía hacer para que el puesto de trabajo fuese más cercano y accesible a los jóvenes.

"Pienso que tenemos que dignificar nuestro trabajo y enseñarles que hay un futuro con esto. Si cada vez hay menos mano de obra, al final es cosa de la ley de la oferta y la demanda. Hay poca oferta y los precios suben. Si quieres ganar dinero, aprende este oficio, apréndelo bien y ponlo en práctica", contaba el albañil.

La falta de jóvenes en la construcción refleja un cambio cultural y económico: muchos optan por estudios superiores, otros buscan empleos con mejores horarios y condiciones, y la percepción de que los oficios tradicionales son poco atractivos ha aumentado.

Sin relevo generacional, el sector corre el riesgo de perder talento y experiencia acumulada.

Para revertir esta tendencia, es fundamental valorar este trabajo, mejorar los salarios y condiciones, y ofrecer formación atractiva que conecte con las nuevas generaciones. Solo así se podrá garantizar que la construcción siga siendo un sector sólido, competitivo y capaz de sostenerse en el futuro.