Publicada

Estudios recientes elaborados por OpositaTest o Adecco indican que entre el 41% y el 63% de los jóvenes españoles menores de 25 años ven su futuro ligado a la administración pública.

Son cifras que reflejan cómo la cultura del emprendimiento se ha perdido en España. En su lugar, se ha adoptado una preferencia por opositar y convertirse en funcionario, aprovechando su estabilidad y sueldo.

Así, ante este panorama, ¿quién mejor para entender la situación que un emprendedor? Carlos Martínez es un autónomo que desde los 21 años decidió lanzarse a la aventura de emprender y hoy en día ayuda a aquellos que quieren "dar el salto de la nómina al autónomo de forma rentable y sostenible".

Autónomo o nómina

En España, cada vez más jóvenes ven en la administración pública la opción más segura frente a la incertidumbre laboral. La estabilidad, los horarios predecibles y los beneficios sociales hacen que la idea de opositar resulte más atractiva que emprender o buscar proyectos propios.

El temor al fracaso, la falta de apoyo institucional y un sistema que no premia el esfuerzo individual fomentan una cultura de conformismo. Muchos jóvenes prefieren asegurar un sueldo fijo antes que arriesgarse a invertir tiempo y dinero en un proyecto incierto.

Además, factores educativos y sociales refuerzan esta tendencia. Desde pequeños se enseña a priorizar la seguridad sobre la creatividad o la iniciativa empresarial, lo que explica por qué el sueño de ser funcionario sigue siendo un objetivo deseado para gran parte de la juventud española.

Sin embargo, el caso de Carlos Martínez demuestra que emprender sí es posible en España. A sus 21 años, el joven demostró que solo necesitaba saber venderse y una idea para salir adelante.

"Empecé a estudiar Farmacia pero estaba muy quemado con la carrera. Me apunté a un curso de emprendimiento en la Universidad y tuve que pensar una idea de negocio. Se me ocurrió crear unos mapas y láminas diseñados con tinta rascable", rememora a EL ESPAÑOL.

Se trataba de unos mapas que conforme se visitaban sitios en el mapa, se rascaban. "Se descubría una ilustración o un color, y visualmente veías lo que ya habías hecho y lo que te faltaba. Con esa idea gané el premio a la mejor idea emprendedora de la Universidad Complutense", añadió Martínez.

Esa era la primera de muchas ideas más que tuvo el joven y el detonante en su nueva carrera. "A pesar de que mi familia y mis amigos me decían que acabase la carrera y no arriesgase, decidí darme de alta como autónomo en 2015", afirmó. Carlos Martínez decidía así dar un salto de fe.

"Compaginé el proyecto con la carrera hasta que la terminé y, después de 8 años con el proyecto, lo vendí. En 2024, lancé un nuevo proyecto que se llama Tengo mentalidad emprendedora", cuenta a este medio.

Esta nueva propuesta era sencilla: "El objetivo de mejorar España a través de la educación, el emprendimiento y la mentalidad emprendedora, ayudando a quienes quieren dar el salto de la nómina al autónomo de forma rentable y sostenible".

Durante sus más de 10 años emprendiendo, Carlos se ha topado con muchos baches pero ese ha sido precisamente su mayor aprendizaje. A día de hoy tiene una comunidad con miles de personas y está en la lista Forbes como una de las 100 personas más creativas en el mundo de los negocios.

No obstante, ya sea a través de su experiencia personal o con las personas que ha conocido con su proyecto, Martínez se ha dado cuenta de que en nuestro país se ha perdido la cultura del emprendimiento.

"En la España actual no se premia al que se esfuerza y se arriesga, y eso se nota en los jóvenes. Biológicamente estamos programados para buscar seguridad y evitar el riesgo: nuestro cerebro siempre va a preferir lo cómodo frente a lo incierto", cuenta el emprendedor.

Parte de la responsabilidad de esta cultura está precisamente en la educación y cómo se suele tener miedo al fracaso, en lugar de potenciarlo como un elemento del aprendizaje.

"Si además desde pequeños nos refuerzan esa idea —“oposita, busca un trabajo estable, no emprendas que es muy arriesgado”—, el resultado es evidente. Muchos terminan eligiendo la comodidad de un trabajo fijo, aunque lo odien, antes que construir algo propio", indica Martínez.

De hecho, con su comunidad, a Carlos le llegan numerosas historias de personas que quieren emprender y autónomos pero tienen miedo de lanzarse a lo desconocido.

"Te aseguro que no es por falta de talento ni de ambición", confiesa el emprendedor. "El problema es que el sistema alimenta ese instinto natural de ir hacia lo cómodo frente a lo incierto, y eso empuja al conformismo y al miedo a arriesgarse".

Por eso, a todas esas personas que les aterra dejar su zona de confort, Carlos Martínez tiene un mensaje: "¿Qué es lo peor que puede pasar? Que no salga bien y tengas que volver a trabajar por cuenta ajena. Lo único que pierdes es tiempo y quizás algo de dinero, pero has aprendido mucho. El problema es que en España el fracaso está muy mal visto".