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La incorporación de la mujer al oficio de albañil no ha ido alineada al aumento de la presencia femenina en la mayoría de ámbitos laborales. Según los datos del Observatorio Industrial de la Construcción, las mujeres representan solamente el 8,9% de los ocupados totales.

Esta cifra, según Nerea, una joven española que está trabajando como 'albañila' en Australia, se debe al sesgo hacia las mujeres de los reclutadores en el ámbito de la construcción.

"A mí me ha costado que me contrataran. Simplemente, cuando saben que soy una mujer, instantáneamente la conversación se corta y ya no puedo avanzar para conseguir ese trabajo. Les da igual mis capacidades", denuncia.

Doctora colocando ladrillos

Y añade: "Tengo incluso capturas de pantalla de conversaciones en las que no me preguntan nada sobre mí. Ni siquiera saben que peso 45 kilos, solo saben que soy una mujer, entonces no les intereso".

Nerea ha terminado recientemente la carrera de Medicina, pero antes de empezar el MIR (Médico Interno Residente) decidió emprender una nueva aventura en Australia para adquirir experiencia, descubrir lugares y ahorrar dinero.

Española trabaja en Australia en la construcción Adrián de la Roja

En el gigante oceánico los salarios son mucho mayores que en España. Según ha contado esta joven en sus redes sociales, de albañil gana "32 euros brutos la hora, pero sé que hay gente que en este oficio recibe hasta 50 euros la hora".

En un vídeo en YouTube, ha aclarado que el motivo principal para marcharse a Australia a trabajar con el ladrillo fue que "tenía curiosidad porque mi abuelo era carpintero. Son profesiones, como la de camarera, que me gustan mucho, cercanas a mi familia, y yo también las quería probar".

En todo caso, destaca que no es vocacional. "Yo soy médico, me apasiona. Pero tener una vocación no significa que solo tengas una cosa que te guste en el mundo. Yo soy una persona curiosa, que me gusta conocer y me gusta probar".

En su día a día, narra como si de un diario se tratase sus anécdotas más divertidas y peligrosas en la construcción. De hecho, asegura que más de una vez ha pasado mucho miedo porque le han pedido que se suba a un andamio de varios metros de altura, tarea que se negó a realizar.

"Mi tarea de hoy era rellenar unos agujeros con cemento, pero ya no era una cuestión de tener ciática por levantar peso, sino que era cuestión de que me mataba", exclama.

Sin embargo, su supervisora aceptó su petición y le permitió eximirse de la tarea. Nerea, al respecto, lanzó una profunda reflexión: "Si yo fuera un padre de familia, donde solo entra un sueldo en casa, no podría negarme".