En un panorama en el que los nombres para recién nacidos se debaten entre lo tradicional y lo rompedor, cada vez más está ganando terreno la opción de elegir uno que haga una declaración de identidad, estética y valores.
En este sentido, la influencia de los famosos en esta tendencia es innegable: basta con recordar a Beyoncé con su hija Blue Ivy o a Kim Kardashian con North y Saint.
En el ámbito hispano, Camilo y Evaluna Montaner son un buen ejemplo de este fenómeno. Su primera hija llevó un nombre ya fuera de lo común, Índigo, y con su segunda hija han vuelto a sorprender al elegir un nombre que pocos esperaban: Amaranto.
Captura de pantalla del INE.
El anuncio del nombre llegó acompañado de un emotivo poema y un vídeo en el que la pareja relataba cómo, en un vuelo entre Madrid y Miami, comenzaron a imaginar a su segundo bebé con nombre propio.
Así nació Amaranto, un nombre que para ellos simboliza ilusión, espiritualidad y, sobre todo, la alegría de convertirse en padres de nuevo. La elección no es casual. Al igual que ocurrió con Índigo, Camilo y Evaluna quisieron optar por un nombre sin género definido, abierto y universal, que evite los roles tradicionales y permita a su hija crecer con una identidad propia y libre.
Más allá de su peculiaridad, el nombre Amaranto encierra una gran carga simbólica. Su origen está en el griego antiguo, de la palabra amárantos, que significa literalmente que no se marchita. De ahí proviene la interpretación más extendida: la flor que no se marchita.
En España, sin embargo, Amaranto sigue siendo un nombre muy poco común. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, actualmente existen apenas unas decenas de registros, en torno a medio centenar, con una edad media de más de 60 años.
Esto sugiere que se trata de un nombre con cierta tradición histórica, pero prácticamente en desuso entre las nuevas generaciones. Hasta ahora había estado vinculado más a hombres, y su uso entre mujeres era casi inexistente.
No obstante, con la llegada de la hija de Camilo y Evaluna, la percepción puede estar cambiando: un nombre considerado antiguo o excéntrico se convierte, de pronto, en una opción fresca y original gracias al altavoz mediático de la pareja.
Registros según el INE
Tal y como se ha mencionado anteriormente, en España, el nombre Amaranto sigue siendo una auténtica excepcionalidad. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), únicamente 58 hombres llevan este nombre en todo el país, con una edad media de 66,2 años.
Este dato revela que se trata de un nombre con un uso testimonial y asociado a generaciones pasadas, muy lejos de las listas de los más populares entre los recién nacidos.
La elección de Camilo y Evaluna adquiere así un matiz aún más singular: rescatar un nombre que, en España, parecía condenado a la desaparición.
Lo que hasta ahora era percibido como un nombre masculino, raro y vinculado a otra época, cobra una nueva vida al convertirse en el distintivo de su hija.
