Para gustos, colores. Esta expresión se la toma al pie de la letra Alberto de Luna, un aficionado a comer en restaurantes de lujo que ha pagado 8.000 euros por una cena. Confiesa que lo lleva haciendo desde que tenía 12 años cuando, en aquellos años, pagaban sus padres.
En una entrevista en YAS Verano este abogado ha argumentado que "cada uno tiene su afición". Además, ha puesto como ejemplo que hay mucha gente que invierte estas cantidades de dinero en ir a ver deportes en directo. "Otros se gastan 2.000 euros en ir a ver un partido de fútbol", se defiende.
Alberto es socio de la firma DLM abogados y, en paralelo, asesora a restaurantes en la confección y el diseño de las cartas de vino, otra de sus pasiones. No obstante, asegura que no es rico y que el dispendio que hace en restaurantes es porque le encanta probar platos gourmet e internacionales.
Gasta 1.500 euros al mes de media en restaurantes
Durante el programa, han mostrado en pantalla imágenes de los tickets de otras ocasiones en las que se ha gastado bastante dinero. "Mi segunda cena más cara fue alrededor de los 6.000 euros, pero otras veces es mucho menos. De media me gasto 1.500 euros al mes", revela.
En el caso de su velada más costosa, en el ticket se aprecia que pidió varias botellas de vino, incluyendo un vino salón de 2013 con un precio de 1.500 euros. Lo mismo sucede con la cuenta que superó los 6.000 euros, en la que pagó la misma cifra por una botella Domain Bizot.
Alberto de Luna durante su intervención en Antena 3.
Cuenta que ha estado en los restaurantes de Estrellas Michelin más famosos de España desde muy pequeño con sus padres, incluso ha estado en los comienzos de El Celler de Can Roca o en los locales de Sergi Arola.
Asimismo, revela que vio nacer el primer DiverXo de Dabiz Muñoz , que "le impresionó muchísimo y eso que, por aquel entonces, era solo un cuchitril".
Ante una historia tan novedosa, las presentadoras del programa querían conocer en qué trabajaba el protagonista para poder permitirse esta lujosa afición. Él, de forma distendida, ha insistido en que no es rico y que trabaja como abogado.
Sin embargo, ha aclarado que hay un producto exclusivo en el que también destina mucho dinero: el vino. De hecho, es creador de BAKKO, un restaurante de cocina japonesa en Madrid especializado en brasas y vinos, abierto este año.
En una de sus últimas publicaciones en Instagram, fiel a su estilo, ha compartido el precio de otra cena en Marbella en la que el golpe al bolsillo tampoco fue un límite. En este caso, la factura ronda los 300 euros y le acompañó su hijo, que "rompió parte del ticket".
Así, tal y como hicieron sus padres, Alberto está intentando traspasar el amor por la comida y la bebida de lujo a su hijo antes de que opte por emplearlo en un partido de las eliminatorias de la Champions League.
