Uno de los mayores problemas que hay en España son los salarios. Cada año, el país se ve asolado por hándicap como la inflación. Y es que todo sube, menos los sueldos, que se quedan anclados y congelados haciendo cada vez más pobres a los ciudadanos.
Es por ello que surgen debates de manera muy frecuente sobre qué pasa en nuestro país con este asunto. Mientras todo sube, los salarios se estancan. Y por ende, se tiene menos acceso a bienes y servicios que antes estaban en la mano.
Un ciclo que empobrece a todo el país, ya que con salarios más bajos, o que no suben al ritmo del gasto, se debe ahorrar más para cuestiones como la hipoteca y el alquiler, y se puede gastar menos en ocio, en viajes, en ropa o incluso en propiedades.
Sin embargo, esta circunstancia que se convierte en un círculo vicioso que muta en una gran bola de nieve que se va tragando a aquellos que quedan por el camino, no solo afecta a los ciudadanos de último rango, es decir, a los empleados. También a los pequeños y medianos empresarios sobre todo.
Este es el caso por ejemplo de David Ariza, el dueño de un restaurante que ha participado en uno de los habituales debates de laSexta Xplica y en el que rivaliza con el resto de miembros de la 'mesa' sobre lo que ha subido mantener a un trabajador en plantilla en los últimos años.
Suben los costes, pero no los sueldos
David Ariza es propietario de 'Rice and Bones', un restaurante de Alicante que iba muy bien hasta que, como muchos otros negocios, ha sufrido la crisis que ha golpeado a España en los últimos años. Desde las consecuencias de la Covid hasta la subida de los costes por la guerra de Ucrania.
En su caso, presumía de tener una plantilla estable. Sin embargo, esta situación ha provocado que el empresario haya tenido que hacer cambios en su negocio. Cada vez le cuesta más tener contratado en plantilla a un trabajador. Pero no precisamente porque le suba el sueldo.
Así pues, Ariza se enzarzó en un caliente debate con Afra Blanco, una sindicalista que pretendía ofrecer otra versión de la situación del negocio. "Hace dos años y medio, el coste salarial de mis empleados era de 1.780 euros y ellos cobraban aproximadamente 1.330".
Ahora, lo que denuncia es que sus costes se han disparado, pero no así el salario de sus trabajadores. Hoy, el coste asciende a 2.160 euros, mientras los empleados cobran 1.400 euros. Así pues, a David le cuesta unos 380 euros más cada empleado. Sin embargo, a sus salarios netos solo se destinan 70.
Este empresario explicaba también que el motivo de este baile de cifras es que por cada subida de 100 euros en la nómina, él tiene que asumir un gasto añadido de 250 euros. Esta diferencia se debe a las cargas sociales y a los gastos asociados.
Para poder abordar este déficit , no le queda otra que subir los precios, lo cual en muchos casos se traduce en una pérdida de clientes. Con precios más caros y con menos demanda, la subida de salarios se convierte en un tiro en el pie que deriva en despidos.
"Tenemos un problema gravísimo de inflación", aseguraba. Sin embargo, encontró en Afra Blanco una dura contrincante, ya que esta le espetó que "el coste salarial del empleado sale de su propio trabajo y de la plusvalía".
En ese momento, Afra le preguntó a David si había tenido que hacer algún despido. Una pregunta que pilló sin preparar al empresario y que le hizo contestar que "muy pocos". Más tarde, cambió y añadió que habían mantenido la plantilla.
Para intentar solucionar este tipo de situaciones, el empresario añade que "o cambiamos el sistema productivo, o subir los salarios al ritmo que decís…" será imposible, ya que no le ve ninguna salida viable ni rentable.
"¿Yo para qué monto una empresa? Yo monto una empresa para ganar dinero, y si el coste de los trabajadores no me permite ganar dinero, estoy jodido". La situación es insostenible, pero no parece cerca de tener una solución.
"Mientras los empresarios denuncian el peso de las cargas sociales y la necesidad de subir precios, los empleados apenas notan mejoras en sus nóminas".
