El mundo de la vivienda es como un universo donde no faltan agentes inmobiliarios, compradores y vendedores, oferta y demanda, bancos y burocracia. Mucha burocracia. Papeleo que tira para atrás a más de uno.
Entre los muchos ‘personajes’ que entran en juego en esta particular ‘película’ están los asesores inmobiliarios. Una de ellos es Stella Álvarez que tiene más de diez años de experiencia en el negocio.
Así lo afirma en la red social LinkedIn donde pregunta si ha obrado bien en un hecho en concreto: “Hasta ahora no me había pasado esta situación. ¿Hice lo correcto? Mis valores me dicen que si”.
Así fueron los hechos
La asesora inmobiliaria comienza relatando que “estoy gestionando la compra de una propiedad”. Hasta aquí todo sigue el camino habitual.
“La clienta compradora viene haciendo un seguimiento de un año a esa propiedad con el vendedor debido a que la documentación en este momento no está para poder firmar la compraventa”, continúa. ¿Por qué? Porque falta registrar la obra nueva.
“Quiere que le gestione la compra”, prosigue. “Estamos en el momento de redactar el contrato de arras. La clienta compradora necesita hipoteca y al explicarle al vendedor que necesitamos condicionar las arras por un plazo corto de tiempo, no está de acuerdo”.
Llegados a este punto, Stella Álvarez muestra su extrañeza. La razón, según expone, es que “el 99,99% de los vendedores lo han aceptado hasta ahora”. Y, hasta ahora, “todo ha salido bien”.
Y añade: “Viendo el perfil de la clienta, las condiciones y el dinero a solicitar, lo vemos viable pero siempre dependemos de otras variables que no controlamos. No debería presentar problema”.
Es entonces cuando entona su filosofía: “No quiero quedarme con el dinero de nadie y ni tampoco que el vendedor penalice en esas cantidades a la clienta compradora que ha ahorrado durante mucho tiempo para tener hoy la posibilidad de reservar una propiedad.
Dado lo novedoso de la situación para la asesora, su decisión es la siguiente: las arras no se firmarán hasta que no se tenga la viabilidad del banco y que esté la documentación que falta.
“Hasta ahora no me había pasado esta situación. También es cierto que es un propietario que no he gestionado desde el principio su venta. Todos los días me sorprenden las personas y aprendo de ellas”, concluye Stella Álvarez.
