A lo largo de la vida laboral, muchos trabajadores centran sus esfuerzos en cotizar lo suficiente y mantener una carrera profesional estable con vistas a una jubilación tranquila.
La planificación financiera para esta etapa es crucial, ya que la pensión suele convertirse en la principal o incluso única fuente de ingresos una vez finalizada la vida activa.
En este contexto, cada decisión cuenta, y una de las más importantes (aunque a menudo subestimada) es el momento exacto en el que solicitar la jubilación.
El efecto oculto del calendario
Con frecuencia, se presta atención a los años cotizados, al importe de la base reguladora o a la edad legal para acceder a la pensión. Sin embargo, existe un factor menos conocido que también puede tener un impacto directo en la cuantía que se percibe: el día del mes.
Aunque pueda parecer un detalle sin importancia, lo cierto es que este pequeño matiz puede generar diferencias de hasta varios cientos de euros, especialmente al inicio del cobro de la pensión y en las pagas extraordinarias.
La mayoría de los ciudadanos asume que la pensión de jubilación tiene una fórmula fija y que, una vez alcanzados los requisitos necesarios, la cantidad será la misma, sin importar la fecha concreta en que se presente la solicitud.
No obstante, esta creencia no es del todo correcta. Existen factores que modifican el importe final, como el efecto de la inflación anual (reflejado en el IPC) y la forma en la que se calculan las pagas extra.
Según ha explicado el asesor financiero Sergio Sánchez a través de sus canales informativos, jubilarse el último día del año o el primero del siguiente no es indiferente. De hecho, puede haber diferencias de hasta 600 euros solo por ese día de diferencia.
¿El motivo? La revalorización automática de las pensiones vinculada al IPC y su repercusión directa en la pensión base y en las pagas extraordinarias.
El impacto del IPC
Cada año, el Gobierno actualiza las pensiones conforme a la evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC), con el objetivo de preservar el poder adquisitivo de los jubilados.
Esta revalorización entra en vigor generalmente el 1 de enero, lo que implica que quienes se jubilen un día antes (por ejemplo, el 31 de diciembre) percibirán su pensión inicial sin esa subida, mientras que quienes lo hagan ya en enero disfrutarán de la cuantía actualizada desde el primer momento.
Esta diferencia inicial puede parecer pequeña, pero si se suma su efecto acumulado en las pagas extra (que se cobran en junio y noviembre y equivalen a una mensualidad adicional cada vez), el impacto total puede ser considerable.
La pensión inicial, aunque solo sea ligeramente inferior, afectará también al cálculo de estas pagas, por lo que un simple día de diferencia puede traducirse en una pérdida de varios cientos de euros en el primer año de jubilación.
¿Qué día conviene más para jubilarse?
En vista de esta realidad, planificar el momento exacto de la jubilación se convierte en una decisión estratégica. Aunque cada caso es particular y depende de múltiples factores personales y laborales, en términos puramente económicos puede resultar más beneficioso esperar a enero en lugar de solicitar la pensión en los últimos días de diciembre.
“Jubilarse el 30 o el 31 de diciembre no es lo mismo”, señala Sergio Sánchez. “Un día puede cambiar el cálculo completo de las pagas extraordinarias y determinar si se aplicará o no la subida del IPC desde el primer mes”.
Además, elegir correctamente esta fecha también puede influir en cómo se computan los días cotizados, especialmente si se ha alcanzado justo el mínimo exigido para acceder a determinados beneficios o complementos.
Todo suma, y en este tipo de decisiones, la información puede marcar la diferencia entre una jubilación cómoda y una más ajustada.
Tomarse el tiempo para analizar el calendario, entender cómo funciona el sistema de revalorización y planificar adecuadamente esta transición puede tener un impacto económico más significativo del que muchos imaginan.
La jubilación no debería ser fruto de una decisión apresurada. Asesorarse con expertos, conocer los detalles del sistema y estudiar bien la fecha ideal puede marcar una diferencia que, acumulada a lo largo de los años, se traducirá en una pensión más justa y acorde al esfuerzo de toda una vida laboral.
