En Castilla-La Mancha, tres hombres —aunque solo acabaron acusados dos— idearon un plan maestro para estafar a un grupo de personas. La estafa se basaba en ofrecer a sus clientes una serie de inversiones que les proporcionarían rentabilidad y beneficios.
Para ello, crearon una empresa que funcionaría como fachada, llamada Rualan Inversiones S.L.U., y se presentaron como grandes empresarios con una notable capacidad financiera. El plan de inversión que ofrecían a sus víctimas era simple: el 75% de las ganancias iría a los inversores y el 25% sería para ellos.
Con este esquema, consiguieron estafar a cuatro personas por un total de 76.000 euros. Las víctimas decidieron demandar a los estafadores, y el caso escaló hasta el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.
El "Plan Maestro": ropa barata de mala calidad
Los estafadores, que en ese momento se hacían pasar por empresarios, presentaron a sus víctimas una serie de negocios en los que podían invertir. De estas opciones, eligieron dos: la compra de ropa de ceremonia que tenía un precio muy bajo y la adquisición en lote de ropa multimarca.
A ojos de los clientes, estas operaciones parecían altamente rentables, especialmente por los mensajes de WhatsApp que recibían de los estafadores, reforzando esta creencia.
Un ejemplo de mensaje: "Preparaos, ya ha empezado el tema. Esta tarde, una operación con un precio absurdo, por lo ridículo, de un gran almacén de primera línea. Decisión antes del viernes, pero es una ganga auténtica. En la línea de lo que hemos hablado. Si tenéis conocidos con tiendas de novia y bodas, podéis transformaros en hadas madrinas".
El objetivo de obtener esta ropa, supuestamente de gran calidad, era revenderla rápidamente y obtener beneficios. Sin embargo, al recibir la mercancía, los clientes se percataron de que estaba en mal estado y carecía de valor comercial.
En ese momento, se hizo evidente que no recuperarían su dinero y mucho menos obtendrían beneficios por las inversiones realizadas.
Entre los cuatro inversores, llegaron a aportar 76.000 euros, distribuidos de la siguiente manera:
- El primero abonó 52.300 euros.
- El segundo, 12.430,24 euros.
- El tercero y el cuarto, 6.000 euros cada uno.
El Tribunal Superior argumentó que los acusados se habían repartido funciones dentro de su empresa. Por ejemplo, uno de ellos se encargó de la administración, lo que incluía la creación de la empresa y la apertura de cuentas bancarias.
Para los magistrados, esto fue un claro indicio de que la actividad llevada a cabo era "una trama orquestada", basada en hacer creer "a los querellantes que invertían en un negocio, cuando en realidad solo pagaban un alto precio por ropa de nulo valor, previamente adquirida por los autores del delito".
En consecuencia, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha condenó a los dos estafadores a dos años de prisión y ocho meses de multa, con una cuota diaria de diez euros.
Además, deberán abonar a los perjudicados la cantidad de 76.770,24 euros más intereses por el dinero estafado.
