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Navarra, en el norte de España, es una tierra rica en historia y naturaleza, que ofrece una diversidad paisajística que enamora a quienes la visitan. Desde los verdes valles y los picos nevados de los Pirineos, hasta los campos dorados de la Ribera, la región es un verdadero paraíso para los amantes de la belleza natural.

Además, Navarra es un territorio lleno de historia, con su imponente legado cultural reflejado en monumentos, arquitectura medieval y pequeñas localidades que parecen detenidas en el tiempo. Esta combinación de naturaleza y patrimonio histórico la convierte en un lugar único y fascinante.

Uno de los rincones más encantadores de Navarra es Olite, un pintoresco pueblo medieval que parece sacado de un cuento de hadas. Sus calles empedradas y plazas llenas de encanto ha hecho que National Geographic lo posicione como uno de los pueblos más bonitos.

Pueblo medieval

Olite es famoso por su majestuoso castillo, una fortaleza que se erige sobre el paisaje, con sus torres y murallas que parecen vigilar la tranquilidad del lugar.

Este castillo, que data del siglo XIII, fue residencia real y es uno de los mejor conservados de toda Europa. Su arquitectura, de estilo gótico y renacentista, revela el prestigio de la nobleza medieval y evidencia una época de auge en la zona.

El castillo de Olite es sin duda uno de los grandes atractivos de Navarra y un reflejo de la magnificencia medieval que caracteriza a la región. Pasear por sus pasillos y torres es como viajar atrás en el tiempo, explorando estancias de lujo y vistas impresionantes de los alrededores.

Rodeado por los viñedos de la zona, la experiencia es aún más mágica cuando se contempla el paisaje que se extiende desde sus murallas. La belleza de Olite, tanto en su arquitectura como en su entorno natural, es un claro ejemplo de cómo Navarra conserva, con esmero y orgullo, su rica herencia cultural y paisajística.

Monumento Nacional

El Palacio Real de Olite está situado en Olite, a 42 kilómetros al sur de Pamplona. Olite es una localidad, de casi 4.000 habitantes, popular por sus calles medievales con murallas romanas, arcadas góticas y bonitas iglesias.

Además, un dato a tener en cuenta es que en realidad, son dos palacios, uno construido al lado del otro. Por una parte el Palacio Viejo, que actualmente es un Parador Nacional y por otra, el Palacio Nuevo, conocido como el Castillo de Olite, abierto a los visitantes y que luce su aspecto actual gracias a su restauración. 

Declarado Monumento Nacional en el año 1925, ocupa un tercio del casco urbano medieval y está considerado como uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa. El Palacio de Olite también fue elegido como la primera maravilla medieval de España, celebrada por la Revista Medieval con motivo de su cuarto aniversario (2008).

Hoy en día, el Castillo de Olite es un importante monumento histórico y turístico en Navarra. Aunque gran parte de arquitectura original ha sido perdida, todavía se pueden apreciar elementos notables de la Edad Media, lo que brinda una idea de su importancia histórica y su papel como residencia real.

Tal es su popularidad que Gustavo Adolfo Bécquer fue uno de los turistas más impresionados por este palacio. El poeta le dedicó un ensayo en el que evocaba las épocas gloriosas de este conjunto arquitectónico.

A día de hoy este monumento ofrece visitas guiadas e incluso teatralizadas que narran la historia y los diferentes espacios con los que cuenta este monumento emblemático. De hecho, la localidad navarra posee una festividad medieval, que nos permite revivir los años de esplendor del palacio, gracias a los mercadillos, fiestas y ropas propias de la época.