"En esta semana ha habido que improvisar la protección: hace unos días usábamos monos de pintor, ahora delantales de plástico fino". Habla Lucas Álvarez (26 años), el mayor de los tres hermanos españoles que sufrieron el tsunami en Tailandia en 2004 y que ahora se ha convertido en médico. Si en su momento fue testigo del horror de aquella ola gigante que devastó el país asiático, ahora presencia desde su puesto como médico de urgencias de un hospital en el Reino Unido, el dolor que produce el coronavirus Sars CoV-2. El mismo que en España ya ha dejado -según las cifras de este lunes- 20. 852 muertos y 200.210 contagiados.

El joven médico, en una entrevista concedida a Antena 3, ha desvelado que aquella "experiencia única y desafortunada" que vivió cuando tenía tan sólo diez años, el tsunami, le cambió por completo. Tanto que desde entonces prometió que iba a ser médico, ya que era algo "lógico" devolver todo lo que hicieron los sanitarios por su familia y por él después de aquel desastre natural, que le quitó la vida a 300.000 personas. De hecho, la historia de su familia, los Álvarez Belón, es la de Lo imposible (2012), la película del cineasta Juan Antonio Ballona.

Ahora Lucas ya tiene 26 años y desde hace dos ejerce como médico de Urgencias en un hospital británico y, como tantos sanitarios a lo largo y ancho del mundo, está luchando cada día contra el Covid-19. El joven médico ejemplifica que la falta de Equipos de Protección Individual (EPIs) para los sanitarios es un problema que trasciende las fronteras de España.

Lucas Álvarez, el joven médico, durante su entrevista en 'Antena 3'.

"Hasta ahora, sobre todo en Cuidados Intensivos, hemos recibido material protector decente y otros sectores han sido menos favorecidos, pero esta última semana sí que se ha empezado a notar la necesidad de improvisar. Hace un par de días nos enviaron monos de pintor y ayer por la noche tuvimos que usar delante de plástico fino", explicaba el hijo mayor de los Álvarez Belón en el citado canal de televisión.

Lucas, además, ha aprovechado la ocasión para denunciar que, al menos en su hospital, muchos de los pacientes "críticos" son "sanitarios de nuestro hospital que hace un par de semanas estaban trabajando". También el doctor Álvarez, critica el "número desconcertante" de gente que ve por las calles londinenses. A su juicio, esta acción de algunos británicos "es muy poco acertada y arrogante frente a la gente vulnerable".

"Las historias son muy duras"

Lo que está claro es que aquel niño de diez años que sobrevivió al tsunami y todo el dolor que produjo, ahora se vuelve a enfrentar él con la crisis del coronavirus y él mismo es conscientes la dificultad: "Hay días difíciles y muy complicados. Las historias son muy duras porque el virus afecta a gente muy joven, sin antecedentes médicos muchas veces, pero nos hemos anclado en el compañerismo".

La familia Álvarez Belón al completo. De izquierda a derecha: María (la madre), Simón (el pequeño), Enrique (el padre), Lucas (el mayor) y Tomás. E.E.

Pese a ello, el joven doctor siente que es un "privilegio el poder seguir trabajando y saber que estamos haciendo un labor importante". Pero la lucha sigue y seguirá y Lucas está ya mentalizado para ello: "También sabemos que queda mucho trabajo por venir, ya que las secuelas tanto fisiológicas como psicológicas van a ser muy bestias y sabemos que tenemos mucho por delante".

Una familia de éxito

Pero, realmente, los tres hijos de la familia Álvarez Belón -Lucas, Tomás y Simón-, quienes en 2004 tenían diez, ocho y cinco años, respectivamente, se han convertido en jóvenes exitosos. De ahí que EL ESPAÑOL pusiese en valor el título suma cum laude en Ciencia, Tecnología y Relaciones Internacionales que consiguió Tomás, el hijo mediano, en la Universidad de Georgetown.

Este título le abrió a Tomás la puerta a un trabajo en una reputada empresa de Estados Unidos. Se cumplía así un pensamiento que desveló en este periódico: "Si trabajas duro puedes llegar muy lejos". Pese a ello, la experiencia que vivieron Lucas, Tomás y Simón en una vacaciones en Tailandia aquel 26 de diciembre de 2004 les cambió la vida.

De izquierda a derecha: Simón, Tomás y Lucas haciendo surf. E.E.

"Yo pensaba que estaba viviendo una pesadilla y que en cualquier momento me iba a despertar para encontrar a mi padre cogiéndome en brazos", relataba Tomás a este diario. Pero todo fue real: la angustia de vivir 48 horas pensando que su madre y su hermano habían muerto, el miedo a que llegasen más olas, el dolor de la pérdida, el verse rodeado de gente fallecida o malherida. "Era una pesadilla de verdad".

Pero su madre sobrevivió. Y, su hermano mayor Lucas, también, el mismo que ahora, desde Londres, se enfrenta a una pandemia sin precedentes que, de momento, ha dejado 165.656 muertos en todo el mundo -según la cifras conocidas este lunes-. Pese a ello, el joven médico Lucas y su hermano Tomás no es la primera vez que viven una "pesadilla" de grandes magnitudes. Son los niños que vieron perecer a 300.000 personas en pocos días.

Tomás decía que del tsunami aprendió "la humildad y el dolor de la vida" y, aunque lo califica de tragedia y es consciente del dolor que causó, en el fondo, para él fue "un regalo". El chico volvería a pasar por ello para volver a recordar lo que verdaderamente importa en esta vida, como "el amor, la integridad moral". Eso, puede que también sea lo que empuja a su hermano Lucas a luchar cada día contra el Covid-19 para salvar vidas. 

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