Marta -no es su nombre real, pero sí su favorito- dejará de ser la sobrina huérfana por violencia de género de su tío David para convertirse en la hija adoptiva de este. Con tan sólo tres años presenció cómo su padre mataba a su madre y desde entonces, su tío -el hermano de la mujer asesinada en 2013- está viviendo una odisea para hacerse cargo de la pequeña. Una carrera de obstáculos burocráticos, cuyo relato ha emocionado -lágrimas incluidas- este lunes al Congreso de los Diputados: “Como padre, madre e hija nos sentimos desde hace mucho tiempo, pero ella siempre será consciente de que su mamá de barriguita está en el cielo y que su padre está castigado donde se castiga a los mayores".

El tío de Marta se ha convertido en la tarde de este lunes en el protagonista indiscutible de una jornada parlamentaria celebrada para visibilizar la situación que viven los cuarenta menores -según las estadísticas- que cada año se quedan huérfanos como consecuencia de la violencia machista. Unas comparecencias que han tenido lugar con motivo del primer aniversario del Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla Prieto, unas ayudas para el desarrollo personal, apoyo educativo y reparación del daño de huérfanos de madres asesinadas por violencia de género.

Por favor, intenten poner las cosas un poquito más fáciles”, ha comenzado David suplicando a los diputados presentes en la sala Ernest Lluch de la Cámara Baja. Con el objetivo principal de denunciar a través de su testimonio la “realidad oculta” que atraviesan cientos de familias en nuestro país, David ha explicado que Marta “dejará de ser huérfana” y que tanto él como su mujer le van a proporcionar “todo el amor, el afecto y los cuidados que necesite”. La menor, de ahora seis años, vive con ellos porque así lo decidieron “de corazón”, pero el camino hasta llegar a este punto ha sido largo, costoso y lleno de trabas.

La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha inaugurado la jornada "Huérfanos de la violencia de género: una realidad oculta" EFE

El calvario comenzó hace tres años cuando Marta presenció cómo su padre mataba de un tiro en la sien a su madre. Tuvieron que pasar tres meses para que la Policía detuviese al asesino después de que este montara la hipótesis de que la víctima se había suicidado. Y mientras tanto, la familia materna -tal y como ha relatado David en sede parlamentaria- no supo “absolutamente nada” de la niña.

“El desarraigo más absoluto y total”

El progenitor, según el conmovedor relato del tío de Marta, alejó a la niña de todo aquello que pudiese recordarle a la madre, incluso le dio de baja en el colegio en el que estaba matriculada: “El desarraigo más absoluto y total”. Un tramo del calvario que se cerró cuando el asesino terminó en la cárcel, pero inmediatamente después se abrió otra fase de la odisea vivida: la familia logró que el juez les entregase la patria potestad de la menor pero el mismo magistrado estableció un régimen de visitas semanales en un punto de encuentro familiar supervisadas por los abuelos paternos. Todo ello, gracias al informe favorable de los servicios psicosociales.

"Sus análisis y recomendaciones parten de una visión idílica de lo que sería lo mejor para la menor", ha explicado David. Poniendo las cosas negro sobre blanco, esas visitas eran más beneficiosas que perjudiciales. En la práctica, nada más alejado de la realidad: cada vez que la menor tenía que afrontar las visitas, “exteriorizaba sus sentimientos con vómitos”.

También fue en esa época el turno de revertir todos los esfuerzos que hizo el progenitor para desvincular a la niña con su familia materna. La niña pidió con tan sólo cinco años, según la abogada que se ocupó del caso, tener el apellido “de su mami” y no el de su padre: “¿Por qué no puedo ser como los demás niños del cole?”.

El asesino cobró una pensión de viudedad

El ahora preso llegó a cobrar -durante varios meses- una pensión de viudedad gracias a la hipótesis del suicidio e hizo todo lo posible para que la niña recibiese una pensión de orfandad simple. Una situación que David y su esposa se encargaron de revertir dentro del embrollo burocrático: la Seguridad Social retiró la pensión de viudedad al asesino machista y concedió la de orfandad completa a Marta. Sin embargo, a día de hoy la única ayuda que reciben es la que el Gobierno de Cristina Cifuentes en Madrid ofrece para el comedor escolar. No llega a los 250 euros anuales.

Y eso que la sentencia que condena al padre de la menor establece una indemnización para ella. “Evidentemente, el asesino nunca va a pagar”, ha dicho ante los parlamentarios y expertos en materia de violencia de género presentes en la jornada.

Su discurso ha seguido señalando grietas del sistema. David ha indicado que con “lo único” que se resarcirá la huérfana víctima es con la vivienda de sus progenitores, pero la mitad de la casa está embargada ahora para que en el futuro sirva de indemnización. “La legislación no permite la adjudicación directa de esa vivienda, que terminará en subasta pública", ha señalado.

Al final de su relato -y después de pedir a los diputados que se “lo pongan fácil”, David ha reconocido que se atisba la luz al final del túnel: “Dejará de ser huérfana”. Un proceso que tanto David como su esposa volverían a comenzar -a pesar de todos los obstáculos- sin dudarlo “un sólo segundo”. Aún sabiendo que cuando el proceso se formalice, la pequeña perderá la pensión de orfandad.

El PSOE pide garantizar una pensión a los huérfanos

Coincidiendo con la jornada, el grupo parlamentario socialista ha registrado en el Congreso una proposición de ley para garantizar una pensión de orfandad a todos los huérfanos víctimas de violencia de género. Esta iniciativa “trata de paliar la situación de desprotección que se produce cuando los hijos e hijas de las mujeres asesinadas por violencia de género se encuentra sin pensión de orfandad o con una pensión de escasa cuantía para cubrir sus necesidades de recuperación integral”, ha explicado la portavoz socialista en la materia, Ángeles Álvarez.

“Nos rebelamos ante los comportamientos burocráticos de una administración que alega falta de cumplimiento de alta o cotización de las madres y que se escuda en interpretaciones literales de las normas jurídicas para privar de una pensión de orfandad necesaria a estos huérfanos”.

De esta forma, “ninguna persona menor de 25 años huérfana por violencia de género y con ingresos familiares inferiores al 75% del SMI podrá ser privado de esta pensión”, ha añadido. Además, esta pensión de orfandad será compatible con el reconocimiento del derecho a la pensión de orfandad que en su caso pudiera generarse como consecuencia de la muerte del padre homicida y que, en la actualidad, es de imposible concurrencia.