La capital alavesa se ha quedado sin toros. Las fiestas patronales de La Blanca en Vitoria, que se celebran cada año en agosto, no contarán en 2017 por primera vez con la tradicional feria taurina. Las razones son financieras, debido al declive de la tauromaquia, pero también políticas y la conclusión es que la programación oficial que cuadra desde 1953 el calendario festivo vitoriano tal y como se conoce actualmente no incluirá el próximo año la celebración de eventos taurinos.

El concurso público organizado por el Ayuntamiento para la explotación de la plaza de toros ha quedado desierto, al no haberse presentado ninguna empresa, y el Gobierno municipal, integrado por PNV y PSE-EE, ha decidido este miércoles no abrir un procedimiento negociado para tratar de encontrar una adjudicataria que se haga cargo de que la fiesta de los toros persista en la capital alavesa.

Aduce que el pliego de condiciones “no tiene capacidad de mejora”, ya que hay una decisión firme anterior tomada por el equipo de gobierno de “no destinar recursos económicos” directos a la Feria. Desde el Departamento de Cultura se asegura que esa condición es inmodificable y que un nuevo intento para atraer a las empresas sería por tanto infructuoso.

La premisa de autofinanciación de la Feria, adoptada este año por la Corporación presidida por Gorka Urtaran (PNV), introdujo modificaciones económicas en los pliegos de condiciones acordados por el Ayuntamiento anterior, gestionado por el popular Javier Maroto. En virtud de estos cambios la empresa adjudicataria de la organización de las corridas de toros y los festejos con vaquillas debería hacerse cargo del coste de la arena del coso, lo que supone un desembolso de 30.000 euros, y contratar su propia banda de música puesto que no dispondría ya de la Banda Municipal.

Desde Cultura se rechaza que las nuevas condiciones estén detrás de la ausencia de empresas licitadoras. Se hace hincapié en que los gastos de la arena pueden paliarse “mediante publicidad y patrocinio” y que el coste de “una fanfarre (charanga) es inferior al de la Banda”. Se alega además que se ha reducido el canon a 3.000 euros respecto a los 6.000 euros estipulados en el pliego anterior y que el Ayuntamiento exime a las empresas del pago por uso y montaje del coso.

CAÍDA DE ESPECTADORES

El Gobierno de Urtaran distancia su actuación de la polémica generada en el País Vasco sobre la prohibición de las corridas de toros, especialmente activa en San Sebastián, y la circunscribe al ámbito del pliego de condiciones, apuntando al declive de la tauromaquia y a la pérdida del favor del público como causantes de la situación actual, según expone un portavoz de Cultura a EL ESPAÑOL.

La versión oficial es que PNV y PSE-EE , donde hay división de opiniones a favor y en contra de la fiesta, se sitúan al margen del enfrentamiento generado entre quienes desde la izquierda (EH Bildu , Podemos e Irabazi) denuncian el sufrimiento de los animales para acabar con los festejos taurinos y quienes desde la derecha representada por el PP abogan por contribuir activamente a la continuidad de la fiesta.

El descenso en el aforo es un hecho estadístico. La plaza vitoriana, de carácter multiusos , tiene una capacidad próxima a las 10.000 personas, muy superior en número al público asistente a cada corrida edición tras edición. Los espectadores han ido descendiendo a lo largo de los años, con caídas de hasta el 70% desde que Vitoria en 2006 inaugurara su nueva infraestructura del Iradier Arena. En 2016 el cómputo total de los doce espectáculos programados arrojó un número de 21.766 asistentes , 7.196 menos que los que acudieron a la plaza en 2015.

La última empresa concesionaria, Coso de Badajoz S.L, declaró pérdidas por valor de 80.000 euros y renunció a la prórroga del contrato, lo que obligó al Ayuntamiento a convocar el concurso ahora declarado desierto.

Con anterioridad, la sociedad que se hizo cargo de la adjudicación en 2012 solicitó una “rescisión amistosa” de la misma por motivos económicos.

Los últimos momentos de gloria de la plaza de Vitoria se sitúan a finales de la década de los 2000, bajo la organización de un colectivo de aficionados locales que logró situar al coso taurino como el mejor de su categoría en España; pero el pago de unas facturas no justificadas a efectos municipales acabó con su gestión.

Varias empresas se habían interesado ahora por el concurso convocado por el Ayuntamiento para los dos próximos años, aunque consideraban que las condiciones de la oferta no eran asumibles. Entre quienes habían dado un primer paso se encontraba el empresario Ramón Calderón, expresidente del Real Madrid, quien proponía, según el Consistorio, cambios que suponían tanto como la redacción de un nuevo pliego de licitación.

Aunque los toros han dejado de ser un espectáculo mayoritario en Vitoria, gran parte de las tardes de las fiestas de la Blanca se articulan en torno al paseíllo de las cuadrillas de blusas a la entrada y salida de las corridas. Su supresión, así como la de los festejos matutinos de vaquillas, obligará a la organización del programa festivo a buscar alternativas con las que compensar su falta. El Departamento municipal de Cultura ha anunciado que se reunirá la semana próxima con la Comisión de Blusas y Neskas para cubrir ese objetivo.

Además el Consistorio deberá afrontar la reorganización del Iradier Arena, que pese a su teórico carácter multiusos se ha destinado mayoritariamente desde su construcción a acoger la feria taurina de La Blanca.