Joaquín Vera Pablo Gambero

El joven al que su padre ha tenido secuestrado durante más de dos años en Rivas (Madrid) alertó a su hermana mayor por mail pidiendo auxilio ante el supuesto maltrato físico y psicológico que estaba sufriendo en su cautiverio: “Me hace sentir un saco de mierda. Las palizas son frecuentes”. Un correo electrónico que hizo que su hermana mayor, que escapó de la casa hace tres años, activara todas las alertas para liberar al chaval de 19 años.

“Nada ha cambiado desde que abandonasteis la casa, todo sigue peor, más degradado, con eso quiero decir que las condiciones míseras de vida presentes cuando vivíais aquí han aumentado”, afirma el liberado en el mail al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Un correo que mandó de forma “clandestina” a través de una cuenta falsa ya que el padre controlaba todos los movimientos desde su casa en la que acumulaba kilos y kilos de basura y que estaba cerrada a cal y canto con bloques de madera y aluminio.

Tal y como explica el adolescente de origen indio, que fue rescatado el pasado jueves por agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, las “agresiones físicas graves eran frecuentes”: “Las palizas y los golpes han sido muy graves entre 2014 y 2015”.

También las psicológicas, que su padre había convertido en “un hábito diario”. Todos los días, “desprecios”, “negativas”, y “abusos” aparte de “hacerme sentir un saco de mierda”, narra el joven que cuando fue liberado pesaba 43 kilos pese a medir 1,80 metros. “Lo sacaron protegido envuelto en una manta térmica y apenas podía caminar, se tambaleaba de un lado a otro”, explicaba a este diario un vecino de la familia.

Recuerda cómo cuando su madre y hermana pusieron tierra de por medio gracias a una denuncia por violencia de género, él decidió “tomar lado” de su padre “para evitar que sufriera sólo”: “Para mejorar y curar el problema psicológico que está sufriendo actualmente”. La causa, según argumenta, del control que ejercía sobre sus familiares. “No deja salir de casa y hacer lo que él desea es una obligación”, añade.

También hace referencia en la misiva a los conflictos permanentes que tenía el cabeza de familia con los vecinos de Rivas, sobre todo con los de la viviendas colindantes debido a las denuncias por mal olor debido a todos los desperdicios acumulados que atraían a roedores. “Ni ellos se han salvado de las calamidades de este tío; golpea contra la pared del vecino y pone música con un volumen ensordecedor con el fin de fastidiar a los vecinos”.

“Emisiones radiactivas por toda la puta casa”

Además, el chico explica la razón que el progenitor esgrime para explicar su estado de “desorden”. Afirma que está así fruto de “emisiones radiactivas o frecuencias electromagnéticas dañinas que se encuentran por toda la puta casa”. Padre e hijo contaban en casa con su propio centro de trabajo, una plataforma de servicios informáticos online, por lo que ordenadores y dispositivos electrónicos se acumulaban entre bolsas de basura.  

“Te puedo pasar fotos de los daños en las paredes sospechosas después de haberlas golpeado bruscamente con barrotes de metal o tablas de madera por contener algún dispositivo radiactivo emisor”, avisa.

Sólo, dice, una de las muchas “locuras producidas por su estado psicológico inestable”. Así, finaliza el mail alertando de que “vivir en la casa está siendo un puro infierno porque las atrocidades se han elevado a niveles altísimos”.

Tras recibir la carta, esta familiar decidió pedir ayuda sobre cómo actuar, hasta que envió una dirección de mail al joven para que remitiese su denuncia a la Policía Nacional. Los agentes no tardaron en entrar en la fortaleza de basura que el secuestrador había construido durante años y liberar al chico deshidratado, desnutrido y desorientado.