Instagram es una aplicación bastante buena. Funciona de forma fluida, tiene un editor de fotos razonablemente potente, un buen chat y los Stories han copiado y mejorado todo lo que Snapchat podía ofrecer.

Y el logo... bueno, el logo tiene muchos colores. Pero nadie entra en esta red social porque la app funcione bien: la gente entra por el contenido. Vienen a ver qué fotos cuelgan sus conocidos y los influencers, y también, los siempre presentes memes.

Instagram -que es propiedad de Facebook desde 2012- genera una enorme cantidad de dinero gracias a los anuncios que se insertan en el timeline de los usuarios, usando la información de sus intereses para que esa sea más efectiva. El problema es que quiénes crean el contenido que hace que los usuarios entren en la plataforma de forma repetida y vean esos anuncios no ven ni un euro, dólar o yuan que ayudan a generar de forma activa.

Pero ya se han hartado y quieren su parte del pastel, por lo que han creado un sindicato de memes:

Una parte de los beneficios y mayor transparencia

"Acciones de solidaridad con los memers. Memers del mundo ¡uníos!" dice la descripción de su cuenta de Instagram, que llama a tomar los medios de producción de memes. Puede ser tentador dar por hecho que se trata de una broma, pero no lo es.

Paul Praindo, representante del sindicato, ha declarado a The Atlantic que, aunque posiblemente nunca sean reconocidos por el Comité de Relaciones Laborales Nacional [de EEUU], ellos "lo van a llamar sindicato y vamos a seguir estrategias de organización sindicales. Creemos que estos movimientos marcan el principio de la resistencia".

Aunque desde fuera pueda parecer que no, gestionar una página de memes que cree suficiente tráfico requiere muchas horas y mucha creatividad. "La gente está haciendo mucho trabajo por poca o ninguna retribución, sin ser reconocidos por el trabajo que hacen. Toda esta gente genera ingresos para Instagram, creando este gran margen de beneficios y sin tener ningún tipo de garantía laboral".

"Como creadores de contenido queremos protecciones para trabajadores", dijo Praindo. "No importa si estás creando memes de Shrek, eso no debería determinar si te toman en serio o no. Somos un sindicato y nuestro objetivo es lograr protecciones laborales para nuestros trabajadores".

Otra de las demandas que realizan es una mayor transparencia en el proceso de apelación de las cuentas bloqueadas y publicaciones eliminadas. En ocasiones, las cuentas pueden ser bloqueadas sin explicación alguna, y la apelación desestimada sin que el afectado reciba la más mínima explicación de qué ha ocurrido, un problema parecido al que tienen Twitter o YouTube. En este caso, desde Instagram aseguran que están trabajando en cómo mejorar el proceso.

¿Cómo se monetizan las páginas de memes?

No cabe duda de que los memes se han convertido en uno de los grandes atractivos de las redes sociales, con páginas y cuentas capaces de compartir decenas de ellos por hora, creando un flujo constante de visitas e interés. En España, Cabronazi ha llegado a facturar 370.000€ anuales, en muchos casos usado contenido robado a otras cuentas. Otra de las demandas del sindicato es crear un sistema para asegurarse de que otras personas no monetizan su contenido.

Como explican desde el sindicato, estas cuentas no reciben ni un euro de lo que generan en publicidad en Instagram, Facebook o Twitter mientras que los creadores de YouTube sí que reciben una parte de lo que generan en publicidad. Sin embargo, hay otros métodos para lograrlo, como el contenido patrocinado por marcas o redirigir al usuario a una página web donde sí monetices la publicidad. Pero la cantidad normalmente se queda pequeña comparado con lo que se lleva Instagram.

Un movimiento a tener en cuenta

No es la primera vez que los creadores de contenido de una red social se unen para lograr un objetivo común, como las famosas networks de youtubers, en las que comparten recursos para comunicarse con la plataforma o con anunciantes. Pero quizá el antecedente que debería mirar Instagram es el de Vine y las reclamaciones que algunos de sus creadores más importantes realizaron en 2015.

Para quien no lo recuerde, Vine fue una aplicación lanzada en 2012 y comprada por Twitter ese mismo año. Permitía compartir vídeos de unos seis segundos de duración y muchos usuarios lograron hilarantes resultados con ese escaso tiempo. En diciembre de 2015 llegó a tener 200 millones de usuarios activos.

Pero ese mismo año 20 de los usuarios con más seguidores se unieron para negociar una forma de pago desde la app. Las negociaciones no llegaron lejos y las estrellas de la aplicación dejaron la plataforma. Las visitas se hundieron y en diciembre de 2017 Twitter anunció su cierre. No fue ni mucho menos la única razón por la que las visitas se desplomaron -la introducción del vídeo en Instagram también tuvo mucho peso-, pero no se puede despreciar su efecto.

Instagram tiene una base mucho más sólida que Vine, de hecho se puede decir que incluso a superado a la propia Facebook en influencia, y tampoco depende tanto de los memes -las fotos de amigos y los influencers tienen muchísimo peso en Instagram-, pero harían bien desde Facebook no despreciando el efecto que una alianza así pueda tener.

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