"Toulouse es una ciudad muy agradable, con mucho verde y mucha vida universitaria", sostiene.
Un sevillano se muda a Francia y habla sobre la calidad de vida: "Gano 1.600 euros limpios, mi empresa me paga el piso"
Como una de las principales diferencias, el hispalense sostiene que en el país galo "se respeta mucho el descanso y el tiempo personal".
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La fuga de cerebros es un fenómeno que, aunque en menor medida, aún se sigue produciendo en España. El sevillano Roberto Olivera es uno de esos casos, y es que él aceptó el trabajo de una empresa aeronáutica en Toulouse (Francia). "Me pagan el piso y me quedan unos 1.600 euros limpios para mí", asegura.
"Trabajo en una empresa del sector aeronáutico, y la verdad es que las condiciones aquí no tienen nada que ver con las de mis compañeros de carrera que siguen trabajando o en Sevilla o en España", asegura.
Asegura que, cuando vivía en su ciudad natal, "tenía que hacer malabares". "Y eso que vivía con mi familia", bromea. Explica que solo lo contrataban en prácticas y que, como mucho, ganaba 600 euros al mes, un dinero con el que no le daba "ni para empezar".
"La diferencia", asegura, "no está solo en el sueldo, sino en cómo se organiza el trabajo", y es que sostiene que en Francia "se respeta mucho el descanso y el tiempo personal". "Si te dicen que sales a las cinco, sales a las cinco", se ratifica.
Respecto al cambio de ciudad y de país, Roberto sostiene que "Toulouse es una ciudad muy agradable, con mucho verde y mucha vida universitaria". Confiesa que, para él, los paisajes y la vida en la calle son indispensables, algo entendible viniendo de una ciudad como la capital de Andalucía.
Ratifica que Toulouse "tiene un punto parecido a Sevilla en el sentido de que la gente es abierta y hay ambiente en la calle", aunque, eso sí, "el clima es bastante más suave". Algo que agradece.
No obstante, no todo es como en un cuento de hadas, ya que Roberto confiesa que durante los primeros meses lo pasó "realmente mal". "Al principio me costó adaptarme, sobre todo por el idioma y por la burocracia, que en Francia también tiene tela", afirma.
Tuvieron que pasar muchos meses hasta que este sevillano se hizo a la vida francesa, aunque afirma que, "una vez que te haces al ritmo, es un sitio muy cómodo para vivir".
"Me fui por necesidad"
Con todo y con ello, y aunque ya se encuentra "más que asentado", aún tiene la espinita de no haber podido quedarse cerca de su familia. "No me fui por gusto, sino por necesidad", declara.
"Echo mucho de menos mi tierra, el clima, la familia, los amigos, pero también me he dado cuenta de que en España estamos muy acostumbrados a aceptar condiciones laborales que no son normales", protesta.
Y lo dice, según sostiene, de primera mano, ya que tiene compañeros en Sevilla viviendo y trabajando en su sector que "apenas ve a su familia". "Para mí eso es inconcebible".
"Si en Sevilla me ofrecieran lo mismo que tengo aquí, volvería mañana mismo, me faltaría tiempo para coger un vuelo", pero de momento, se lamenta, no lo ve posible.