Luis Romero
Hoy voy a hablar de esos que tú crees que son tus amigos, con los que has tenido contacto durante muchos años y aunque a lo mejor haga tiempo que no los veas, tú siempre piensas en los mejores momentos y crees que siguen siendo tus amigos.
Sin embargo, un día ves u oyes algo, o te ves envuelto en unas circunstancias que te hacen advertir claramente que ni eran amigos ni algo parecido. No eran personas que sintieran algún afecto por ti. Lo segundo que piensas es que no pueden ser todos: serán algunos de ellos y otros que se han dejado llevar por los consejos de aquellos.
Hace tiempo que leí 'Gente tóxica' de Bernardo Stamateas, uno de los mejores libros sobre la condición humana y las distintas clases de personalidad, desde el manipulador, el falso o el hipócrita, hasta el estafador, el mentiroso, etc.
Ciertamente, debo comenzar a releerlo. También son muy buenos 'Cómo ganar amigos' de Dale Carnegie, 'Las leyes de la naturaleza humana' de Robert Greene , 'Tus zonas erróneas' de Wayne Dyer y, cómo no, 'Cartas a Lucilio' de Séneca.
Recordando a Séneca, viene a mi memoria aquella frase de mis clases de latín que comienza así: "El hombre debe estar preparado para lo bueno y para lo malo…", y sigue afirmando que el hombre debe ser fuerte, estar seguro de sí mismo y ser constante para que cuando aparezcan en su vida las adversidades pueda hacer frente a ellas.
Con esa seguridad y esa constancia será una persona feliz con una vida plena que hará felices a los que le rodean.
Esas experiencias son como un aldabonazo que te hace ver que primero has de estar pendiente de ti mismo, seguro de ti mismo. Puedes llegar a lo más alto si controlas y haces frente a esos reveses que quizás no lo sean sino más bien una oportunidad. Así, estarás mejor preparado para ayudar a los demás.
Por eso, sería bueno llevar un diario y repasar frecuentemente las notas anteriores, porque en realidad, como han dicho tantos filósofos, la verdad está dentro de nosotros. Lo que hay que hacer o se debe hacer es escucharnos a nosotros mismos, preguntarnos a nosotros mismos, pues quizás ahí esté la solución.
Dentro de ti, en tus reflexiones escritas en tu diario que puedes contrastar con otras meditaciones anteriores, más próximas o más lejanas, incluso de muchos años atrás, podrías concluir que al final la vida sigue siendo la misma. Ahora y hace dos mil años.
Es lo que decía Marco Aurelio: "Tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto y encontrarás fuerza".
En definitiva, estas cosas tienen que ocurrir y uno mismo tiene que preguntarse cuántas veces consciente o inconscientemente, también hemos tenido nosotros alguna actitud con amigos, familiares y otras personas cercanas, que esperaban otra cosa de nosotros y no hemos actuado lo mejor que debíamos.
Esos amigos, esas personas cercanas a ti, habían creído en ti y quizás esperaban que tú te comportases de otro modo.