Imagen de archivo de un bar de Sevilla
Un cocinero dice lo que todos piensan sobre la ciudad: "Es increíble lo que ha cambiado Sevilla"
El hombre ha comparado en un vídeo que ha publicado en redes sociales su visita al bar El Comercio en 2014 y en la actualidad.
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Un cocinero ha compartido en redes sociales dos vídeos que reflejan cómo ha evolucionado la capital hispalense en la última década: "Es increíble lo que ha cambiado Sevilla", cuenta.
El hombre ha mostrado su visita al bar El Comercio en 2014, donde encontró al "camarero aburrido en la puerta" y pudo sentarse en la barra sin esperas.
En un segundo vídeo de 2025, la escena es completamente distinta: en la entrada se forma una "cola tremenda" tanto para conseguir mesa en el interior como para comprar churros para llevar.
El contraste ha sorprendido a muchos usuarios, que señalan la transformación turística de la ciudad. El propio cocinero asegura que la espera "merece la pena".
"He pagado un euro más por la media ración con chocolate, pero me sigue pareciendo un clásico que tiene su valor", explica en su publicación.
Las reacciones no se hicieron esperar. Entre los comentarios, algunos piden que se abran más locales de este tipo para atender la demanda creciente.
Otros, sin embargo, opinan que esta situación tiene una explicación. "Después del COVID, la ciudad ha pasado a ser una atracción turística y está perdiendo su esencia", escribe un usuario.
Sobre el bar El Comercio
El bar El Comercio es uno de los establecimientos más emblemáticos de la capital andaluza. Fundado en 1904, está ubicado en la céntrica calle Linero, y desde su origen ha pertenecido a la misma familia, que lo ha gestionado de generación en generación.
Su historia comenzó como punto de encuentro de comerciantes textiles, impulsado por sus fundadores tras regresar de Argentina y ganar la lotería.
El local conserva gran parte de su decoración original, con fachada de madera, mesas de mármol y azulejos clásicos que le dan un aire nostálgico.
Su producto estrella son los churros con chocolate, que se pueden degustar dentro del bar o comprar en la ventanilla exterior.
También ofrece tapas tradicionales, montaditos, tostas y platos caseros como tortilla de patatas, croquetas de puchero o el famoso 'mantecaíto'.
El bar abre de lunes a sábado, desde primera hora de la mañana hasta la tarde, y cierra los domingos. A día de hoy, es difícil no encontrarlo lleno.
Sus clientes habituales, vecinos del centro, comparten espacio con turistas que buscan una experiencia auténtica de la gastronomía sevillana.
El ambiente es familiar y los camareros, con muchos años tras la barra, refuerzan la sensación de "bar de toda la vida".