La Virgen de la Macarena vuelve al culto en la mañana del Día de la Inmaculada
Pedro Manzano, tras la restauración de La Macarena: "Abre una nueva etapa con más transparencia y sensibilidad"
"La primera vez que tuve ocasión de verla de cerca tras la restauración de Arquillo, quedé desolado, pero tuve que recomponerme para tranquilizar a la Junta de Gobierno".
"Lo que se ha buscado no es transformar, sino devolverle su expresión original, esa que tantos reconocen como propia".
"En ese momento confluyen el respeto espiritual hacia la Madre de Dios y la responsabilidadprofesional ante una obra de arte de incalculable valor".
El restaurador gaditano Pedro Manzano ha vivido los cuatro meses más intensos de su vida por el reto que tenía en sus manos: devolver a la Virgen Macarena su expresión original, esa que tantos fieles reconocen como propia.
Sin duda, este ha sido el día de la Inmaculada más especial de su vida porque la Virgen volvía al culto tras pasar por sus manos para 'arreglar' dos "desafortunadas intervenciones" previas. Reconoce que se quedó desolado cuando la vio.
Tras reposar todos los sentimientos que ha vivido este lunes en la basílica de La Macarena, donde ha sentido la alegría de los devotos al encontrarse de nuevo con la que era su Virgen y su peculiar expresión de siempre, Pedro Manzano atiende a EL ESPAÑOL de Sevilla.
Manzano reconoce en esta entrevista que esta restauración, también al coincidir con la entrada de la nueva Junta de Gobierno, marcará una nueva etapa con "mayor transparencia, planificación y sensibilidad".
Desde su punto de vista, el control y el seguimiento deben convertirse en una práctica anual, entendida más como una labor de vigilancia preventiva que como una intervención urgente.
Por todas circunstancias que la han rodeado, la restauración de la Macarena no es una restauración al uso ¿cómo lo ha afrontado técnica y personalmente?
Con una gran responsabilidad, tanto profesional como humana. Sé que no es una restauración cualquiera: está rodeada de una fuerte carga emocional, histórica y simbólica. Por eso la he afrontado con rigor técnico, máxima prudencia y un profundo respeto.
Personalmente, también ha supuesto una enorme entrega, porque soy consciente de lo que representa esta imagen para miles de personas. La confianza depositada en mí me comprometió a dar lo mejor de mi experiencia y formación.
Lleva muchas restauraciones a sus espaldas, pero ¿qué es lo que más le ha costado de esta restauración en concreto?
Este ha sido sin lugar a dudas uno de los mayores retos a los que me he tenido que enfrentar, no solo por la envergadura técnica de la intervención, sino por la dimensión simbólica de la imagen. La Macarena trasciende el ámbito artístico y se convierte en un referente espiritual y cultural.
Restaurar una imagen así implica manejar expectativas muy altas y trabajar con una sensibilidad especial.
¿Estaba tan mal la imagen tras los últimos estudios más profundos que le realizaron? Finalmente usted lo ha hecho en un plazo de tiempo relativamente corto...
En los estudios previos detectamos alteraciones que no eran visibles a simple vista y de las que apenas se tenía constancia.
Entre ellas, la desunión entre dos piezas de madera en el lado izquierdo del rostro, así como el ataque de dos especies de xilófagos —cerambícidos y anóbidos— afortunadamente inactivos en la actualidad.
El principal objetivo de esta intervención ha sido revertir las dos actuaciones realizadas anteriormente en un plazo desaconsejable, dada la magnitud e importancia de la imagen.
Aquellas intervenciones generaron un profundo malestar y desasosiego entre hermanos, fieles y devotos. Además, era imprescindible profundizar en el conocimiento técnico de la obra, ya que la información disponible hasta entonces era muy limitada.
La Virgen de la Macarena vuelve el culto en la mañana del Día de la Inmaculada ante la expectación de los sevillanos
En cuanto al tiempo empleado, ha sido el estrictamente necesario para cumplir los objetivos planteados en la propuesta de tratamiento.
Desde la perspectiva de los hermanos y devotos puede haberse percibido como un periodo largo, algo completamente comprensible dada la profunda necesidad de contar con su presencia diaria, que tanto consuelo y protección brinda.
En cabildo ya contó en qué consistiría, pero ¿cómo ha hecho para cumplir el principal mandato, que la Virgen recupere la expresión de su cara y su luz?
Esa ha sido la intención y el objetivo. La restauración se ha guiado por el estudio documental, el análisis técnico y la observación directa de su evolución histórica. Lo que se ha buscado no es transformar, sino devolverle su expresión original, esa que tantos reconocen como propia.
Con los medios técnicos adecuados y la colaboración de todos los implicados, se ha recuperado su mirada y expresión tan característicos.
¿Qué sensación tuvo cuando vio a la Macarena por primera vez tras la restauración que le hizo el profesor Arquillo? Él dijo en el cabildo que no la había tocado, que solo le puso las pestañas y reconoció ese error… Tras restaurarla usted, ¿cree que le hizo algo más?
La primera vez que tuve ocasión de verla de cerca por invitación del Hermano Mayor, quedé desolado, pero tuve que recomponerme para tranquilizar a la Junta de Gobierno que con una tristeza profunda en sus rostros me observaba.
Es necesario puntualizar que la primera vez que tuve ocasión de examinar a la imagen tenía dos actuaciones muy seguidas, por consiguiente, su aspecto era el resultado de la suma de las dos. Posteriormente y tras los estudios científico técnicos realizados por el IAPH se pudo determinar el alcance de cada una de ellas.
En el informe emitido por el profesor David Arquillo Avilés se enumeran las actuaciones realizadas durante las labores de mantenimiento contratadas con la Hermandad a través del Fondo de Investigación de la Universidad de Sevilla.
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En dicho informe no se habla del cambio de pestañas ni se justifica la necesidad de regruesar los párpados, circunstancia esta que corroboran los análisis científicos aplicados, concretamente en la comparativa entre las dos Tomografías Axiales Computarizadas realizadas a la imagen por el Centro Nacional de Aceleradores, una previa a la intervención de mantenimiento por parte del profesor Arquillo Avilés y la otra a petición del IAPH.
La otra actuación realizada por el imaginero Esteban Sánchez a instancias de la Junta de Gobierno, consistente en el cambio de pestañas y la aplicación de pátinas en las zonas que dan carácter al rostro y que parece se habían visto muy reducidas en la intervención previa.
Por tanto, la imagen había tenido dos desafortunadas intervenciones muy próximas en el tiempo dado el malestar que se originó ya que no consiguieron reconducir la situación.
¿Es consciente de que su restauración va a suponer una nueva etapa en la hermandad? También al coincidir con el cambio de junta…
Posiblemente la forma en la que se ha llevado a cabo la intervención marque un punto de inflexión respecto al modelo que se venía aplicando en los últimos años. No solo hablamos de una restauración puntual, sino de la adopción de un criterio más responsable y sistemático en el cuidado del patrimonio.
Desde mi punto de vista, el control y el seguimiento deben convertirse en una práctica anual, entendida más como una labor de vigilancia preventiva que como una intervención urgente.
Y, cuando llegue el momento de actuar, esa intervención debe comunicarse con claridad, explicarse y ponerse en conocimiento de los hermanos para que sean partícipes del proceso y comprendan la necesidad y el alcance de cada decisión.
La coincidencia con el relevo en la junta, además, abre la puerta a una nueva manera de gestionar estos asuntos, con mayor transparencia, planificación y sensibilidad hacia la conservación del legado de la hermandad. En cierto modo, sí, esta restauración inaugura una nueva etapa.
Usted es creyente, pero cuando tiene una imagen con tanta veneración y tanta historia en sus manos ¿cómo lo ha sentido, como la madre de Dios o como una obra de arte?
Así es, me declaro creyente, y esa condición me acompaña siempre, también cuando trabajo. Pero al tener entre las manos una imagen tan venerada, con tanta historia y tan profundamente ligada a la devoción popular, la vivencia se vuelve especialmente intensa.
En ese momento confluyen el respeto espiritual hacia la Madre de Dios y la responsabilidad profesional ante una obra de arte de incalculable valor. No veo esas dos dimensiones como algo separado. Al contrario, se entrelazan de forma natural: la imagen es objeto de fe, pero también es patrimonio, memoria e identidad para la hermandad.
Por eso el compromiso es doble. Por un lado, honrar lo que significa para los fieles; por otro, proteger la integridad material que le permitirá seguir siendo fuente de devoción para las generaciones futuras.
Más que dividir sentimientos, lo que uno experimenta es la conciencia de un profundo deber: custodiar la imagen en todo lo que es y en todo lo que representa para el pueblo que la venera.