Agentes de policía desplegados frente en Isla Mayor (Sevilla) el pasado sábado.

Agentes de policía desplegados frente en Isla Mayor (Sevilla) el pasado sábado. EFE / David Arjona

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El tiroteo de los narcos en Isla Mayor marca un antes y un después entre las FCSE: "Tengo miedo de no volver a casa"

De arrojar los fardos al agua o salir huyendo al oír el sonido de las sirenas de policías, los narcotraficantes han pasado a abrir fuego a quemarropa contra los agentes.

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Ha pasado más de una semana desde que narcotraficantes abrieran fuego, con armas de guerra, contra la Policía Nacional en Isla Mayor. El agente alcanzado por el tiroteo continúa en estado grave en el área de Observación del Hospital Virgen del Rocío de la capital sevillana.

Este suceso ha puesto en jaque al resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que aseguran ser conscientes de la peligrosidad de su trabajo y temen "no volver a casa" después de una jornada laboral.

Y es que, tal y como se ha evidenciado, se ha producido una escalada de violencia notable de los narcos contra los agentes. De arrojar los fardos al agua o salir huyendo al oír el sonido de las sirenas de policías, los narcotraficantes han pasado a abrir fuego a quemarropa contra los agentes de la autoridad.

Esta situación que ha hecho saltar las alarmas entre policías y guardias civiles, que alzan ahora la voz aún más fuerte para reclamar una voluntad histórica: ser considerados profesión de riesgo.

Para ilustrar esta situación desde un punto de vista más personal, EL ESPAÑOL de Sevilla se ha puesto en contacto con agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que han manifestado su profunda preocupación por los recientes acontecimientos.

"Tengo miedo de salir por la mañana y no volver a casa", reconoce Luis Miguel Monreal, Guardia Civil en la provincia de Sevilla.

Este sevillano relata que "solo dos días antes" del tiroteo en Isla Mayor, él mismo estuvo en la zona haciendo guardia. "En el río había movimientos de narcolanchas", relata, aunque él y su equipo tuvieron la suerte de "no acabar a tiros".

Muerto en acto de servicio

Es por ello que no entiende por qué su profesión no está considerada como de riesgo cuando, en realidad, viven "situaciones límite prácticamente a diario". En este sentido, expone la historia de un compañero que murió en acto de servicio.

"Era un día en el que llovía mucho, y mi compañero fue a auxiliar a una familia que había quedado atrapada en su coche en la corriente de un río", desarrolla. El guardia civil, durante el acto de rescate, sufrió una caída que provocó que su cuerpo se perdiera en la corriente. "Lo encontraron días después".

Se trata, según explica, del segundo entierro de un guardia civil al que asiste. El primero de ellos se suicidó con su propia arma. "La Guardia Civil es el cuerpo de seguridad con la mayor tasa de suicidios", declara, algo que achaca al carácter "militar" de la institución.

Luis Miguel sostiene que los suicidios dependen de muchísimas cuestiones, pero que "es cierto" que en su puesto de trabajo "la presión es muy alta". En concreto, el guardia civil que se suicidó estaba siendo investigado desde el propio organismo por un delito que había cometido. "Sabía que iban a ir a arrestarlo, cogió su pistola y se pegó un tiro".

Conciliación familiar

Este sevillano también apunta a los horarios. "Hay veces que no sabemos el horario hasta apenas una semana antes de que comience el mes, lo que dificulta muchísimo la conciliación familiar", explica.

Es por la peligrosidad, la alta tasa de suicidios y el descontrol en los horarios que figuras de la autoridad como este sevillano piden a gritos una serie de propuestas que mejoren sus condiciones laborales, entre ellas, por descontado, ser considerado profesión de riesgo.

Un agente de la Policía Nacional que ha preferido no desvelar su identidad, sostiene la declaración de Monreal, y es que, según apunta, "son muchos los días que me tiemblan las piernas en horario de servicio".

Este hombre insiste en que ser policía no es como ser "profesor, arquitecto o periodista", sino que es un trabajo que conlleva un gran peligro y una gran responsabilidad. "Un peligro porque te enfrentas a personas que, en muchas situaciones, no tienen nada que perder", sostiene.

Por otra parte, insiste en que conlleva una gran responsabilidad porque, "a fin de cuentas, llevamos armas y estamos 'jugando' con la vida de las personas". En este sentido, subraya que el impacto emocional que tiene esta clase de profesiones es muy alto.

"Preservar la salud mental en mi puesto de trabajo es una tarea muy complicada porque ves muchas cosas y te sientes dentro del foco de la violencia desmedida que se está dando ahora mismo", declara.

Una cuestión "de justicia"

En un contexto marcado por el aumento de la violencia contra los agentes, las organizaciones sindicales llevan años reclamando un reconocimiento que consideran "de justicia": que policías y guardias civiles sean declarados profesión de riesgo.

Así lo subraya David Gutiérrez, portavoz de la Confederación Española de Policía (CEP), a este periódico, que recuerda que esta reivindicación "no es nueva, ni improvisada", sino histórica.

Según explica, la CEP llegó incluso a llevar esta demanda a Bruselas. "Nos fuimos a Europa y lo presentamos frente al Parlamento Europeo", señala. Allí solicitaron que la UE reconociera a los policías como profesión de alto riesgo y que las agresiones a los agentes se catalogaran como eurodelitos, endureciendo así las penas.

La propuesta fue admitida y se envió a España una comisión de investigación que visitó puntos críticos como Algeciras y Barbate. "El informe nos da la razón completamente y pide que las medidas se impongan con urgencia", afirma.

Reconocimiento

Gutiérrez denuncia, además, decisiones del Ministerio del Interior, como que "Marlaska ocultara la zodiac en la que fueron asesinados nuestros compañeros en Barbate", lamenta. Y recuerda que, pese a la creciente violencia, "solo policías nacionales y guardias civiles no estamos catalogados como profesión de riesgo".

Este reconocimiento, insiste, no es solo simbólico: implicaría jubilación anticipada y retribuida, condiciones laborales ajustadas a la conciliación, reducción de jornada y un reconocimiento económico acorde al riesgo real.

"No puede ser que en un trabajo en el que salimos a la calle con chaleco antibalas y acudimos cada año a funerales de compañeros no exista ningún tipo de contraprestación", denuncia.

Otro punto clave es la asistencia psicológica. Con la lacra del suicidio creciendo "de forma exponencial" en Policía y Guardia Civil, la CEP reclama datos oficiales y protocolos específicos: "Queremos saber cuántos agentes se suicidan o mueren en el ejercicio de sus funciones".

La iniciativa europea, impulsada por la propia Confederación Española de Policía, incluye también la protección para otros colectivos como militares, funcionarios de prisiones o agentes de aduanas.

Sin embargo, Gutiérrez lamenta que la propuesta haya salido adelante con el voto en contra del Partido Socialista, que —según afirma— se opuso desde el inicio tanto al informe de la misión de investigación como a la directiva que pretende reconocer la profesión como de alto riesgo.

"Lo paradójico", concluye, "es que un torero, un cantante o una azafata sí están considerados profesiones de alto riesgo, y nosotros no".