Ya es Cuaresma y eso es sinónimo del postre más tipico de esta época, la torrija. Aunque en Sevilla existen multitud de establecimientos donde poder catar este dulce, El Español se ha atrevido a ir más allá y ha comparado uno de los más tradicionales de la ciudad con una versión muy gurmé.

La primera parada está en la centenaria confitería La Campana, una de las más populares de la ciudad.

Aquí la torrija cuesta 3,50 euros y su sabor es inconfundible. Desde 1885 su receta no ha variado y su secreto está en el pan de molde casero con textura abizcochada con el que las hacen, al que se suma la miel y el vino del Condado de Huelva en el que las bañan.

Como marca la tradición, su venta comienza el Miércoles de Ceniza y se pueden degustar hasta el Domingo de Resurrección. Un corto periodo de tiempo que las hacen muy exclusivas. El sitio donde comer este manjar sevillano y su sabor, hacen de esta propuesta una muy buena opción.

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Y cruzando el Guadalquivir, de la tradición al vanguardismo. La segunda parada de esta comparativa está en el restaurante María Trifulca, un enclave privilegiado a orillas del rio. Su precio es algo más elevado que en La Campana, la torrija aquí vale 7,70 euros pero eso sí, viene acompañada de más complementos.

Vistas privilegiadas

Aunque está claro que en el precio lo que se está pagando son las vistas que se tienen mientras se degusta el postre, su sabor, aunque muy diferente a la otra propuesta, no se queda atrás. Si se juntan en boca todos los ingredientes, se puede notar el sabor tradicional de la torrija, con un toque de naranja por su crema mascarpone, junto a una nota de café por la base que lleva.

A diferencia de la otra, esta torrija se puede comer durante todo el año, ya que siempre está en su carta. Un lugar diferente donde pegarte un capricho y poder disfrutar de este dulce rodeado del puente de Triana, la Giralda o la Torre del Oro.

Sea la tradicional o la gurmé, al llegar la Cuaresma siempre cae una de estas, el problema es que nunca son suficientes.