Washington DC

María Pedrosa de Guindos, funcionaria de carrera y sobrina del ministro de Economía, Luis de Guindos -una de las dos que actualmente trabajan en la embajada-, va a dejar el puesto que ocupa en la misión diplomática española en Washington como secretaria general de la Oficina de Educación, cargo en el que lleva desde septiembre de 2015, y que ostentó anteriormente de agosto de 2010 a agosto de 2014. La comunicación de esta salida se produce después de que EL ESPAÑOL publicara este martes que el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la misma embajada, concedió al menos cinco contratos por valor de más de 92.000 dólares a su marido, el arquitecto Gustavo Frech, o a la empresa JAP Home Solutions, en la que figura como co-director.

Desde el Ministerio de Educación, un portavoz indicó a EL ESPAÑOL que se le comunicó recientemente -"hace unos días"- a la Consejería en Washington la decisión de relevar a la secretaria general, y que posteriormente se le trasladó telefónicamente a la propia Pedrosa de Guindos, aunque esta fuente no concreta si esa llamada se produjo este mismo martes o antes. No obstante, sostienen que esta medida no está vinculada con la revelación de las contrataciones que su esposo mantenía con la embajada, sino que responde a cuestiones de "restructuración interna".

"El Gobierno está renovando las embajadas. Dentro de este proceso, Educación ha querido también rediseñar los puestos directivos en varios lugares, como las agregadurías de Nueva York, Miami o Canadá. Dentro de esos cambios, este es uno más", añadió este portavoz, que no aclaró por qué el Ministerio informaba sobre esta decisión este martes, precisamente después de la publicación de las contrataciones de la embajada con el sobrino político del ministro de Economía, el esposo de Pedrosa de Guindos.

En cuanto a si la hasta ahora secretaria general ha solicitado traslado a alguna de las agregadurías de Educación en el continente norteamericano, como la de Canadá o Miami, lo que podría brindarle la posibilidad de ejercer sus funciones desde Washington DC, como ya hiciera entre los veranos de 2014 y 2015, desde el Ministerio de Educación no pudieron ni confirmar ni desmentir este extremo.

Una práctica poco habitual

Cabe recordar que en aquel periodo, la sobrina del ministro fue nombrada agregada de Educación en Los Ángeles, California -al otro extremo del país-, aunque siguió trabajando y ejerciendo ese cargo desde la misma embajada, en la capital de EEUU. Pedrosa había sido secretaria general por cinco años -el máximo legal- y, para no dejar Washington, pidió ese cambio, que se le concedió, lo que generó un gran revuelo entre los trabajadores de las sedes diplomáticas, por lo poco habitual de esta práctica, considerada por muchos un favor, ya que obligaba a realizar una serie de ajustes entre el personal de ambas sedes.

El Ministerio de Educación tampoco ha aclarado cómo es posible que Pedrosa de Guindos ocupara el cargo de secretaria general en Washington dos veces casi consecutivas y cómo lleva en el exterior casi siete años, cuando el decreto que regula la Administración del Ministerio de Educación establece para el nombramiento de secretarios generales en el exterior la condición de que no hayan ocupado ese puesto en un plazo mínimo de tres años con anterioridad a la fecha de la convocatoria. Asimismo, apunta que “el plazo de permanencia en el exterior de los funcionarios que ocupan el cargo” de secretario general, entre otros, “será de un máximo de cinco años”. La sobrina de Guindos no cumplía aparentemente estos dos requisitos. Este periódico lleva desde el 1 de marzo pidiendo a Educación que lo explique.

En la imagen, con círculo azul, y de izquierda a derecha, María Pedrosa de Guindos, Belén Moreno, consejera Económico-Administrativa de la embajada, y Leticia de Guindos. Leticia y María Pedrosa son sobrinas del actual ministro de Economía.

Esta decisión y su comunicación sale del ministerio de Íñigo Méndez de Vigo, portavoz del Gobierno y compañero de Consejo de Ministros del tío de Pedrosa. De otro lado, según fuentes de la embajada consultadas por este periódico, la otra sobrina del ministro de Economía en la legación de Washington, Leticia De Guindos, que trabaja en la Consejería de Agricultura, también dejará próximamente su plaza. En este caso, era un cambio previsto mucho antes de que se conociera el asunto de los contratos y no parece tener nada que ver con cuestiones ajenas a su carrera. Hay que subrayar que esta funcionaria no guarda ninguna relación ni con las contrataciones a Frech o JAP.

A finales del pasado año, fue la otra sobrina del ministro, Beatriz de Guindos, la que dejó la capital estadounidense, donde ejercía de directiva en el Banco Mundial, para regresar a la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), después de que su nombramiento para el organismo internacional hubiera suscitado también una fuerte polémica en Madrid, con acusaciones de "enchufismo" por parte de la oposición. 

AL MENOS CINCO CONTRATOS

Aunque Educación desvincula ambos hechos, el ministerio ha decidido hacer pública la salida de María Pedrosa de Guindos justo después de que salieran a la luz que desde febrero de 2015, la embajada ha concedido contratos de obras a su marido o a a la empresa JAP Home Solutions, en cuyo registro figura como co-director, junto a Jesús Antón, dueño de la compañía. Tanto éste como Gustavo Frech alegan que el hecho de que aparezca con ese cargo es un "error administrativo" que están subsanando, aunque ni ellos ni la embajada desmienten la existencia de estos contratos, pagados por Exteriores. 
En concreto, hay al menos cinco contratos por un valor de más de 92.000 dólares que este periódico ha podido localizar. Ni la embajada ni la empresa beneficiaria han desvelado aún si hay más, ni la cantidad económica total desembolsada. Todos ellos eran contratos menores -menos de 50.000 euros-, por lo que no era necesario formalizar un documento contractual, no quedando huella en los portales de transparencia de la Administración. Uno de ellos, de 12.850 dólares, adjudicado directamente al marido de Pedrosa, estaba conectado a otro de mayor presupuesto, 209.985 dólares, para el cambio de la cubierta de la cancillería. Según sostiene el dueño de la constructora de aquella obra, Guardado's General Contractor, fue Jesús Antón, de la empresa JAP, quien le recomendó a la embajada.
El embajador, Ramón Gil-Casares, desconocía que existía una relación familiar entre JAP y una de las secretarias generales de la embajada, según un portavoz oficial. La consejera económico-administrativa de la misión, Belén Moreno, era la encargada de solicitar los permisos a Madrid para esas obras y de enviar a Exteriores las diferentes propuestas recibidas, ya que siempre invitaba a varias constructoras a concurrir, a pesar de que no era un requisito legal en los contratos menores, todo para favorecer "la transparencia", según remarcaba el lunes la embajada, que ha defendido que todo es legal y que se han seguido los procesos de contratación.
Dos de las empresas invitadas por la embajada a participar en estas convocatorias han explicado a EL ESPAÑOL sus experiencias con la representación española. 
El dueño de la compañía Azabache, que había trabajando anteriormente con la embajada, asegura que sospechaba que existía alguna conexión con JAP, ya que de repente “empezaron a coger casi todos los trabajos”. De hecho, con respecto a uno de los contratos adjudicados a esta firma, el de la construcción de una rampa para personas con discapacidad en la antigua residencia del embajador -ahora centro cultural-, este constructor asegura que se le encargó un boceto que luego fue utilizado por la empresa ganadora. “Yo presenté mi propuesta, y la rechazaron, pero parece que sí que usaron mi plano”.

La antigua residencia del embajador (actualmente la Oficina Cultural de España) en la que se pretendía construir la rampa.

¿TRATO DE FAVOR?

Según ha podido contrastar este periódico, Azabache presentó su oferta y esbozo en marzo de 2016, por 17.889, con un plano de la rampa incluido. Por su parte, JAP envió la suya en diciembre -nueve meses después-, por 8.441 dólares. Al ser el presupuesto más bajo, se le dio la obra. No obstante, la propuesta presentada por la empresa donde trabajaba el marido de Pedrosa no incluía dibujo alguno. De hecho, decía que se trataba de una oferta para ejecutar la rampa “según los planos entregados por la propiedad”. Lo que no se ha podido contrastar es si el plano entregado a JAP fue el de Azabache u otro.

"La rampa es como la que yo pinté, con un par de modificaciones. Recuerdo además que me pidieron que les detallara más el dibujo, con medidas, escalas y especificaciones legales. Yo les dije que eso era trabajo, que no podía incluirlo sin cobrarlo”, agrega el constructor, que no ha vuelto a trabajar con la misión española.

Azabache también tuvo roces con JAP a cuenta de las tareas de mantenimiento de la embajada. “Nos contrataron para hacerlo durante dos meses. La empresa que nos sustituyó luego fue JAP. Cuando entraron, querían que les enseñásemos cómo funcionaban los aparatos de aire. Yo me negué. Las cosas no van así. Ese conocimiento es mi trabajo, y yo lo cobro, no lo regalo”, concluye.

Cannon Group es la empresa que reemplaza los tejados de la agencia federal estadounidense GSA (Servicios Generales de la Administración). La embajada los invitó a presentar una oferta para elaborar el proyecto de sustitución del cubierta de la cancillería, con un presupuesto máximo de 20.000 dólares. Esta firma respondió que por esa cantidad era imposible, y sugirió que podría hacerla por 36.000. Frech se llevó el contrato por 12.800 dólares.

“Esa cifra es muy baja. Sólo con el tiempo que lleva inspeccionar el techo, poner los datos en la computadora, generar los planos, reunir todas las especificaciones... Y generalmente los diseñadores profesionales aquí no están mal pagados”, argumenta este directivo, que desconocía que uno de los competidores era familiar de una secretaria general de la embajada. "Las cosas funcionan así a veces, no me refiero a la embajada de España, sino en general”, apunta sin mostrar demasiada sorpresa.

Esta empresa nunca había trabajado para la embajada de España antes. De hecho, este directivo dice desconocer por qué los invitaron, aunque supone que por el contrato que mantienen con el gobierno federal, que los convierte en una de las empresas líderes del sector en la zona.

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