Isabel Preysler no lo sabía, pero con ella empezó todo. Tómbola, el programa de televisión que revolucionó la prensa del corazón hace 20 años, arrancó por una casualidad; porque Isabel Preysler denunció a su sirvienta por revelación de secretos. Canal 9, la televisión autonómica valenciana, emitía un programa de debate los viernes por la noche que se llamaba Parle vosté, calle vosté (Hable usted, calle usted). Allí, varios periodistas y especialistas debatían en directo sobre temas de actualidad de la semana. La directora, Carmen Ro, le daba vueltas a lo que había sucedido con la Preysler. A última hora decidió cambiar el tema de debate del día por otro sobre el derecho a la intimidad de los famosos. Aquel programa obtuvo, sin que nadie lo esperase, un 48 por ciento de share de audiencia.

Carmen Ro cuenta fue convocada por los altos cargos de Canal 9 a los pocos días. Ella llegó a la reunión sin saber muy bien qué le iban a decir, en plan “¿qué he roto ya?”. Pero lo que querían era que hiciese “exactamente lo mismo que has hecho esta semana”. Es decir, querían otro 48% de audiencia y tanto daba cómo se consiguiese. Carmen Ro se autocopió el formato y lo aplicó a un debate sobre temas del corazón. Varios periodistas entrevistando a un invitado principal que salía a pecho descubierto, a contestar las incómodas preguntas de los especialistas. Habían despertado a la bestia. Acababa de nacer Tómbola, el programa que sembró el germen de lo que son los actuales programas del corazón en España.

LOS HIJOS BASTARDOS DE TÓMBOLA

Sálvame, Sálvame Deluxe, Dónde estás corazón, Salsa Rosa, Hormigas blancas, Abierto hasta el anochecer o A tu lado fueron hijos bastardos de Tómbola. Copiaron y explotaron la fórmula hasta la saciedad. Tanto en cuestión de formato como en la utilización del escándalo en directo como recurso constante. Y es que en eso, Tómbola también fue pionera. En liarla. Invitados agrediendo a periodistas, lanzando vasos de agua, insultando o marchándose del programa. Si la tele en los 90 era show business, Tómbola se iba a convertir en la meca del espectáculo.

El 13 de mayo de 1997 se emitía el primer programa de Tómbola, conducido por el periodista de Gandía Ximo Rovira. Y el apellido Preysler volvió a jugar un papel decisivo en aquella memorable velada. La primera entrevistada fue Chabeli Iglesias Preysler. Enfrente, unos entonces semidesconocidos periodistas del corazón: Jesús Mariñas, Karmele Marchante, Javier Montini, Paloma Barrientos y Lidia Lozano. Chabeli no imaginaba la que le iba a caer esta noche. Y es que la hija de Julio Iglesias e Isabel Preysler llegó con aura de diva. La invitada apareció la última, se encerró en su camerino y prohibió la entrada a toda persona que no estuviese encargada de maquillarla.

Luego en el programa cometió un error de bulto: era tiempo de Fallas y los petardos se escuchaban desde el plató. A Chabeli le dio por preguntar qué era aquello. No sabía lo que eran las Fallas y afirmó que no le interesaban. Nadie se lo podía creer. “Pero niña, ¿tú sabes lo que son las Fallas? ¿En tu casa no se come paella los domingos? Pues la paella es de Valencia, las Fallas también y tú estás gorda!” le espetó Jesús Mariñas, para asombro general.

Aquel fue el detonante, pero no el cénit del programa, que llegó cuando el presentadorle preguntó a Chabeli sobre las personas que vendían su vida a los medios. Ella contestó con una crítica a los periodistas. Y los leones que fiscalizaban sus preguntas se vinieron arriba. Se indignaron y pidieron permiso para irse del plató a fumar un cigarro mientras Chabeli estuviese hablando. Al final, Karmele Marchante explotó y dijo que “esta niña no sabe leer ni escribir y nos estamos riendo de ella”. Chabeli se levantó hecha una furia y se marchó, diciendo “Me voy de tu programa porque esta gente es gentuza”.

LOS ANTECEDENTES

Tal vez fue el programa de la historia de la televisión española con un principio tan controvertido. Corría 1997 y la guerra por las audiencias estaba en pleno auge. Era algo relativamente nuevo en España, un país en el que hasta 1990 sólo había dos canales públicos y algunos autonómicos. La llegada de las televisiones privadas trajo una competencia feroz entre emisoras. En ese escenario destacaba Tele 5 con su estilo italiano de entretenimiento y destape, sus Mammachicho y su Jesús Gil haciendo programas desde su jacuzzi rodeado de chicas en bikini; o Antena 3 y sus programas de morbo e impacto. Nadie imaginaba que, en esa tesitura, fuese un canal autonómico el que encontrase el formato milagro que le iba a hacer mandar en el nicho de la prensa rosa

Con Tómbola empezó todo. Hasta la fecha, en la televisión española sólo se habían emitido dos programas del corazón. Bla, bla, bla, con un formato parecido al actual Corazón, Corazón (un presentador y muchos reportajes grabados en exteriores) y Qué me dices, de formato similar pero con dos presentadores.

ALCOHOL Y OTROS VICIOS

La llegada de Tómbola supuso la incorporación del talk show a los programas del corazón españoles. Es decir: tertulianos hablando de los personajes de la farándula. Y como corrían los salvajes 90 en la televisión, aquella década donde lo políticamente correcto estaba sobrevalorado e iba en detrimento de las audiencias, Tómbola se convirtió en una bomba de relojería que explotaba cada viernes por la noche.

“Allí la gente se bebía entre 10 y 20 cubatas por programa. Y en los camerinos ya ni te cuento todo lo que corría”, revela a EL ESPAÑOL Karmele Marchante, uno de los buques insignia de aquel programa. Famosa se hizo la coletilla de su compañero Jesús Mariñas. “Que te calles Karmele”. Ambos formaron un curioso tándem televisivo. Eran compañeros y la presencia de ambos juntos funcionaba a la perfección, pero en la vida real no se tragaban. “Mi relación con Mariñas es mala y nula” cuenta ella. “Karmele es una de las pocas personas en este mundo a la que le he ido al cuello”, confiesa Mariñas. Siguen sin soportarse. Pero aquella sociedad le reporté pingües beneficios a la televisión autonómica.

Tómbola fue el programa del corazón pionero en sentar a varios tertulianos en un plató

La rutina de los tomboleros era 'dura'. El programa se emitía en directo las noches de los viernes y acababa sobre las dos y media de la mañana. Después de que muchos de los invitados y periodistas bebiesen durante la emisión del programa, la fiesta se prolongaba hasta altas horas de la madrugada. El propio productor, Ángel Moreno, reconoce que casi siempre acababan de copas. Lydia Lozano abunda en esta cuestión y cuenta los saraos que se organizaban en el hotel en el que se alojaban después de acabar de trabajar. “La gente se metía en la piscina y en el hotel nos dejaban las llaves de la cocina con la barra abierta. Pocholo acababa con las existencias del minibar y había mucho sexo en las habitaciones”. Una vez, la policía tuvo que desalojar el hotel y cambiar a los huéspedes de edificio porque se había recibido una amenaza de bomba.

Aunque se producía con dinero público y levantaba ampollas entre los partidos políticos locales, Tómbola fue el espacio que más dinero generó a Canal 9 en aquella época. Las demoledoras audiencias obtenidas no tenían parangón. Por primera vez en la historia, una tele autonómica triplicaba las audiencias de sus otras competidoras regionales y se imponía en número de telespectadores a los canales de ámbito nacional. “Era curioso porque todo el mundo decía que no veía Tómbola, pero luego se llevaba casi el 50 por ciento de la audiencia. Mientras, los españoles seguían diciendo que lo que veían en la tele eran los documentales de La 2. Si tanta gente los veía, a ver por qué no los hacían en La 1”, recuerda ahora Lydia Lozano.

LOS MOMENTOS CUMBRES

La fórmula del éxito, encontrada por casualidad, era bien sencilla: cinco o seis periodistas mordaces y deslenguados atizando al invitado de turno, que normalmente era un personaje de la farándula que iba a contar intimidades por dinero. Los ataques cruzados dieron pie a situaciones esperpénticas y surrealistas que ya forman parte de la historia de la televisión. Genialidad para algunos, telebasura para otros, lo cierto es que el programa no dejaba indiferente a nadie. A ello contribuyeron episodios que ya forman parte de la historia de la televisión española (adjunto enlace en cada una)

1. El primer programa: el día del estreno, Chabeli Iglesias, la invitada principal, abandona el plat´ofendida por el trato que le estaban dispensando los periodistas.

2. Al Bano se desboca, se lanza contra Karmele Marchante, se sube en una mesa y se desploma sobre ella. La periodista acabó llorando y consolada por Bertín Osborne.

3. Pocholo Martínez Bordiu se enfada con Karmele porque ella le insinúa que es un traficante. Él contesta lanzándole un vaso de agua. Massiel entra en escena y decide tirarle agua a todos los invitados, montando un cirio descomunal.

4. Andrés Pajares se enfrenta con su yerno por teléfono. Sale a colación un episodio en el que presuntamente Pajares amenaza con una pistola a su yerno. Los periodistas creían que Pajares llevaba una pistola en el maletín y temían que la sacase.

Los escándalos no hacían más que disparar las audiencias. El público quería espectáculo, y espectáculo le daba Tómbola. Así, alguna emisión del programa llegó a copar casi la mitad del share de audiencia español. “A día de hoy”, cuenta el productor del programa Ángel Moreno, “hacer un 12% de share de audiencia era un éxito para las cadenas nacionales. Nosotros, con nuestro primer programa, alcanzamos un 48%”.

LA EXPANSIÓN A OTROS CANALES

Tómbola se había convertido de la noche a la mañana en una marca tan potente, que muchos canales autonómicos compraron sus derechos de emisión. Era apostar a caballo ganador. Telemadrid y Canal Sur se subieron al carro. La emisora de la capital emitió Tómbola al día siguiente de su estreno en Valencia. En Andalucía incorporaron el programa a la parrilla el 6 de abril. De inmediato, desde CCOO publicaron un comunicado criticando el producto y definiéndolo como “de baja calidad técnica y profesional”. La salida de la parrilla en ambos canales fue cuestión de tiempo. En Canal Sur se suspendió la emisión después del programa dedicado a Lady Di. En Madrid tardó algo más. Tuvo que llegar un nuevo director en 2001, Fernando García-Alemán, para fulminar el programa.

Su expansión traspasó fronteras y continentes. Tómbola se convirtió en el primer programa que la televisión valenciana exportaba a México, donde produjeron su propia versión. Una de las cosas que más había sorprendido en aquel país es que en España hubiese un programa de cotilleos en los que participaba un cura: el Padre Apeles.

Antes de eso, el Tómbolagate ya había llegado a las más altas esferas políticas españolas. A los 3 meses de su estreno, el debate sobre la conveniencia de la emisión de Tómbola ya había llegado a la Asamblea de Madrid. En 1999, el entonces Ministro de Educación, Mariano Rajoy, tuvo que dar su opinión sobre el espacio. El ahora presidente reconoció que no era contrario a su emisión. Eso pasó en febrero. En mayo, IU y PSOE solicitaron la retirada del programa cuando se supo que el Conde Lecquio había cobrado 7 millones de pesetas por dar su entrevista. No hay que olvidar que Tómbola, al ser un programa de Canal 9, se financiaba con dinero público. 

Ese fue uno de los principales elementos de debate en torno al programa. Las críticas acerca del dinero que la productora destinaba a pagar el caché de los invitados. “En Tómbola siempre teníamos a las primeras espadas del corazón. Y esos cachés se tenían que pagar. Los de los invitados y los de los periodistas. Yo empecé cobrando 50.000 pesetas por programa. Luego acabé cobrando… bastante más”, cuenta la periodista Lydia Lozano a EL ESPAÑOL.

EL DINERO QUE GENERÓ TÓMBOLA

El productor del programa, Ángel Moreno, siempre ha protestado por lo que él cree que fue un uso hipócrita de las cifras: “Se nos seguía poniendo de ejemplo de la mala utilización del dinero público. Que por culpa del despilfarro, con programas como el nuestro, Canal 9 se había ido a pique (…) Pero gracias al público que nos veía, las televisiones que lo emitían salieron económicamente muy beneficiadas”. Ángel Moreno explica su teoría con cifras del presupuesto: “Percibíamos un fijo de 10 millones de pesetas; más otros siete variables para el gasto de pagar a los invitados”. Esa era la cantidad que solían recibir los entrevistados, aunque con algunos se pasaban y a otros no se les pagaba tanto.

Jimmy Giménez Arnau, delante, fue otro de los colaboradores habituales de Tómbola

Respecto a los ingresos, Moreno recuerda que Canal 9 “cobraba 500.000 pesetas por cada 24 segundos de spots publicitarios. Cifra que llegaba a las 750.000 los jueves por las noches”. Moreno recurre a las matemáticas para ilustrar que en Tómbola se emitían “30 minutos de anuncios y me quedo corto. (…) 30 minutos son 1.800 segundos (…) Tómbola dejaba, cada semana, más de 55 millones de pesetas a la televisión valenciana. Descontando los 17 millones de nuestro presupuesto, queda un beneficio de 38 millones de pesetas para Canal 9”.

No es descabellado. Tómbola tenía una media de audiencia del 27,77% del share, pero había alcanzado el 48% en emisiones como la de Chabeli, 41,9% con la entrevista a Antonio David Flores o el 38,7 con la visita de Belén Esteban.

AUGE Y CAÍDA

Pero al final, todo lo que sube acaba por bajar. Tómbola mandó en la parrila durante los primeros años de vida. Pero la fórmula del éxito no era secreta como la de la Coca-Cola. El resto de canales copiaron el formato. Sobre todo los canales privados. Algunos, como Telecinco, acabaron haciendo de este tipo de espacios su seña de identidad. Canales con más presupuesto, que podían permitirse la subida del caché de los invitados. Las tertulias del corazón se habían convertido en la joya de las audiencias de cada canal, y Tómbola, la madre de todas ellas, había perdido el elemento diferencial y no podía responder económicamente a este contraataque de la competencia.

La popularización del formato no eliminó el estigma de telebasura de Tómbola, el programa original. Los partidos políticos seguían presionando para retirar el programa. Y finalmente, después de 7 años y 8 meses en antena, después de 383 programas y una caída del share de audiencia por debajo del 13%, un agonizante Canal 9 fulminaba a Tómbola de la parrilla.

Los tertulianos ya eran estrellas que se colocaron en distintos programas, los que en su momento fueron la competencia. Los famosos de turno corrieron suerte dispar. Pero lo que nadie podrá quitarle a Tómbola es haber sido el programa pionero de un formato que, guste o no guste, ha mandado en España durante todos estos años.

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