Lejos de lo que se ha dicho algunas veces, siempre ha estado ahí, en la sombra, moviendo los hilos para beneficiar a su hija. Don Juan Carlos (79 años) ha sido un apoyo fundamental en la vida del matrimonio Urdangarin de Borbón, y lo sigue siendo. Pese a quien pese.

Este pasado miércoles 15, sin ir más lejos, la infanta Cristina (51) viajó de Barcelona a Madrid, donde se reunió con sus padres. Don Juan Carlos y doña Sofía (78) pasaron unas horas con su hija pequeña conscientes de que la vida de la infanta Cristina estaba a punto de cambiar para siempre. No debería sorprender a nadie.

La sombra del rey ha estado tan presente en la vida del matrimonio Urdangarin que ha quedado reflejada en la sentencia del 'caso Nóos', que fue dada a conocer este viernes: "La ascendencia ejercida por Urdangarin, nacida de la íntima relación de amistad que mantenía con el entonces director general de deportes, Jose Luis Ballester y, fundamentalmente, del privilegiado posicionamiento institucional del que disfrutaba, dada su proximidad a la Jefatura del Estado -por cuanto en aquellas fechas formaba parte de la Familia Real, con ocasión de la relación de parentesco que por vínculo matrimonial había adquirido-, propició que el presidente del Govern decidiera aceptar su propuesta, omitiendo los trámites legalmente establecidos".

El matrimonio Urdangarin llegando a los juzgados de Palma. EFE

"La aportación casual de los socios partícipes de la mercantil NCE al hecho ilícito, aún admitiendo la existencia de un reparto de roles o funciones entre ellos, nacido de un concierto previo a partir del cual Urdangarin desplegaría la influencia que su posición institucional le procuraba para mover la voluntad de las autoridades y funcionarios públicos de la comunidad autómoma balear con el fin de que se desplegara a la contratación de los proyectos ideados y ejecutados por Diego Torres, resulta ser de tal entidad que permite afirmar que sin ella el hecho ilícito no se hubiera producido y, en consecuencia, atribuirles la participación en el delito de prevaricación a título de cooperadores necesarios".

LOS MAILS DE SU YERNO

“Hemos conseguido que el Rey se viera con Pedro [Pedro Perelló, regatista] para presentarle el proyecto. La reunión fue muy bien y aparte de parecerle bien armado ha ofrecido toda su ayuda para encontrar ayuda financiera. Creo que Pedro comentará el tema por mail. Un abrazo y disfruta del crucero. Iñaki”.

Este es uno de tantos correos escritos por Iñaki Urdagnarin (49) durante su gestión al frente del Instituto Nóos. Habla de su suegro con Diego Torres, su entonces socio, en este mail del 9 de agosto de 2007. Un nombre, el del rey emérito, que se repite decenas de veces en los correos que envió Urdangarin desde su dirección profesional. La relación de don Juan Carlos con su yerno siempre fue muy fluida. Cuenta de ello la dan los mails y los gestos del monarca. Ya desde el principio, cuando Iñaki fue presentado como el prometido de la infanta, la actitud del rey fue de entusiasmo.

El 3 de mayo de 1997, pocos meses después de iniciar su relación con el deportista, la infanta paseaba de la mano de su prometido en los jardines de la Zarzuela. Allí habían convocado a la prensa para presentar al futuro marido de la hija pequeña de los reyes. “Es un chico estupendo”, decía con una grata sonrisa el monarca.

El carácter divertido y bromista de Iñaki cautivó a todos en la familia. Con un lenguaje nada sofisticado el jugador de balonmano supuso la entrada de una bocanada de aire fresco a la Casa. La Familia Real se volcó en ayudar a la pareja, en especial a Urdangarin, quien logró un ascenso social que empezó con una licenciatura en Esade y terminó con la creación de su propia empresa, el Instituto Nóos.

La compra de la mansión

El rey Juan Carlos ayudó económicamente al matrimonio Urdangarin en la compra del palacete de Pedralbes.

El papel de don Juan Carlos ha sido fundamental en la vida del matrimonio y su opinión ha pesado en casi todos los pasos que han dado. La compra de su casa, el palacete de Pedralbes, no se podría entender sin el rey emérito. En febrero de 2004, el propietario de la casa del número 13 de Elisenda Pinós, Mario Herrera, recibió la visita de don Juan Carlos.

Su hija había visto la casa y quería comprarla, pero no podía hacerlo sin el visto bueno de su padre. Herrera, abogado y empresario, le mostró la mansión de 1.000 metros cuadrados al monarca y al final de la visita le invitó a tomar una copa. Don Juan Carlos accedió y allí, en la biblioteca, bebieron whisky y el monarca se fumó un habano. Lo que más le gustó de la vivienda fueron las vistas a la ciudad.

El palacete de Pedralbes está situado justo enfrente de la Clínica Planas, el centro hospitalario de confianza del monarca, por lo que la localización era perfecta. Cualquier ayuda que necesitara la pareja iba a ser poca. El enclave era perfecto. Y la ayuda llegó. El rey emérito donó 1.202.024 euros a la pareja para la compra de la casa. Según las notas incluidas en el sumario del Caso Nóos, don Juan Carlos contribuyó con esta cantidad, puesto que con sus ahorros el matrimonio no llegaba. Queda reflejado en el documento titulado Proyecto económico-financiero de la vivienda de Elisenda Pinós 11-13.

Urdangarin hablaba con su socio habitualmente (izquierda) acerca del rey Juan Carlos. Su relación con la familia real era muy cordial, como se ve en este mail (derecha) que se intercambia con la reina Sofía. EL ESPAÑOL

La infanta Cristina tenía 278.469 euros ahorrados, y Urdangarin, 629.815. El coste de la casa era de 6.210.000 a lo que había que sumar unos 600.000 euros de las reformas (con el tiempo llegaron a suponer un coste de más de dos millones de euros). El rey aportaba 1,2 millones.

La cuestión es enrevesada porque en los papeles aparecen los 1,2 millones de euros como donación, lo que les habría hecho tributar en Hacienda. Y no lo hicieron. Porque, finalmente, el dinero aportado por don Juan Carlos se contó como un préstamo.

Para que aclarara la situación, Urdangarin mandó un mail a su asesor fiscal, Marcos Tejeiro, a su vez cuñado de Diego Torres, su ex socio, para que se pusiera en contacto con Federico Rubio Carvajal. Da la casualidad de que Rubio es hijo de José Rubio González de Canales, el asesor fiscal de don Juan, el abuelo de la infanta Cristina. Federico Rubio, además, trabajaba entonces en el Ministerio de Hacienda: era un alto funcionario, miembro del Cuerpo Superior de Gestión Catastral.

El lucrativo alquiler

A la izquierda, otro correo que prueba que don Juan Carlos está al corriente de los movimientos del Instituto Nóos. A la derecha, otro mail en el que Urdangarin le explica a su socio Diego Torres que el regatista Pedro Perelló consiguió reunirse con el rey. EL ESPAÑOL

No es la única ocasión en la que don Juan Carlos ha intervenido en la gestión de la vivienda del matrimonio Urdangarin de Borbón. Cuando ambos fueron enviados a Washington DC en un forzoso exilio, alquilaron su casa durante un tiempo. El arrendador fue el príncipe árabe Sheik Hamed ben Hamed al-Hamed, quien pagó 36.000 euros al mes por la vivienda durante un año.

El jeque es primo del presidente de Emiratos Árabes, uno de los hombres de negocios más ricos del país petrolero, con el que el rey emérito tiene buenas relaciones. El contrato se mantuvo por un año. En 2011 llegó la imputación de Urdangarin mientras ellos vivían en la capital de Estados Unidos y su vida cambió. La vuelta a España era algo inevitable. En aquel momento la presión sobre la infanta fue en aumento.

Fernando Almansa, tal como ha relatado el periodista Esteban Urreiztieta, viajó a Estados Unidos para pedirle a Urdangarin que renunciara a sus privilegios, algo a lo que el matrimonio se negó. Tan airada fue la respuesta que el mismo rey Juan Carlos llamó a su hija unos días después para pedirle lo mismo.

Según Urreiztieta, la infanta le colgó el teléfono a su padre.El enfado no fue a más y el rey emérito ha seguido siendo un apoyo para su hija, sobre todo después de que los actuales reyes, Felipe VI (49) y doña Letizia (44), dieran la espalda por completo a los Urdangarin.

Años más tarde, cuando la pareja decidió poner a la venta la casa de Pedralbes, la sombra del rey volvió a aparecer. En pleno debate mediático sobre la cantidad que pedían por la vivienda (tuvieron que venderla por menos de lo que les costó), la infanta y su padre se reunían en Barcelona.El matrimonio encontró un comprador pero el sindicato Manos Limpias, única parte que acusó a la infanta, recurrió la venta, o retrasó que se hiciera efectiva.

En aquel momento, don Juan Carlos decidió viajar a Barcelona y reunirse con su hija en un lugar público. Comió con sus íntimos Inés Muiño y José Cusí en el exclusivo Club Náutico, establecimiento al que llegó la infanta tras el almuerzo. Padre e hija estuvieron juntos alrededor de una hora. A la salida, aparecieron sonrientes y relajados, como suelen hacer siempre que saben que hay cámaras enfocándoles.

El abogado amigo de la casa

Los grandes apoyos públicos de la pareja han sido siempre los de doña Sofía y de la infanta Elena. Son ellas quienes han dado la cara por Cristina durante todos estos años. Lo hizo la reina emérita en un gesto arriesgado justo cuando Urdangarin fue imputado: visitó al matrimonio en Washington DC y se dejó fotografiar por la revista Hola!, que publicó la imagen en portada. La infanta Elena (53) ha estado siempre al lado de su hermana. Cada Navidad ha viajado hasta Vitoria, donde se han recluido los Urdangarin para celebrar las fiestas familiares. Hemos visto fotografías de todos estos encuentros, incluso de la reina en Ginebra.

Pero pocas veces hemos visto a don Juan Carlos cerca de su hija. Sin embargo, siempre ha estado allí. Fue él el responsable de contratar a Miquel Roca como abogado de la infanta. Íntimo amigo del rey desde los días en los que Roca (76) formó parte del grupo que redactó la Constitución (el ex miembro de Convergència Democràtica de Catalunya -la extinta CDC- es uno de los padres de la Carta Magna), Roca ha dicho este viernes que ha defendido a la infanta “con pasión”. Como un padre. Nada hubiera sido igual sin su participación y Roca nunca hubiera participado sin la llamada del rey emérito.

Interviene Corina

(A la izquierda) Un correo en el que Urdangarin ordenó enviar este desglose a Federico Rubio Carvajal, asesor fiscal de la familia real. (Derecha) El rey es informado por Iñaki del correo que previamente le ha enviado a Corinna. EL ESPAÑOL

Nada habría sido igual tampoco si Iñaki Urdangarin hubiera aceptado un puesto de alto nivel en la Fundación Laureus, tal y como le propuso Juan Carlos. Así queda reflejado en los correos que el ex duque de Palma mandó a su suegro. “Señor, le adjunto mi CV en español que fue enviado esta tarde a Corina -sic- así como la respuesta que ha enviado ella misma después de su reunión con el Sr. Richmond. Creo que son buenas noticias. Paralelamente el Sr. Woodhead (Sotherby’s -sic-), me ha dejado un recado telefónico para continuar con las conversaciones iniciadas en Londres. Le comentara mañana en Madrid más detalles. Gracias de nuevo por su interés. Iñaki Urdangarin”. El mensaje está fechado el 23 de junio de 2004.

Iñaki no aceptó el trabajo, pendiente como estaba (y ha probado la sentencia condenatoria) de lucrarse con sus propios proyectos. Y todo se complicó. Aquel chico alto y simpaticote, campechano y divertido que había cautivado a todos se convirtió en un problema. En ese momento, no le podían salvar ni los hilos que don Juan Carlos hubiera movido desde la sombra. A los reyes eméritos les queda el consuelo de que su hija pequeña ha sido absuelta.

El rey emérito saludando a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. EFE

Noticias relacionadas