Lo dijo Manuel Azaña en uno de sus discursos históricos: “España ha dejado de ser católica”. Hoy, casi un siglo después, a la Iglesia española le sigue preocupando la “descristianización” preconizada por el presidente de la II República, nacido en Alcalá de Henares y cuyo obispo actual, Juan Antonio Reig Plá, famoso por sus andanadas contra toda ley progresista que salga del Parlamento, ha sido el pionero en una escalada de fiestas que con el nombre de Holywins (un juego de palabras que en inglés significa 'la santidad vence' pretenden contrarrestar las fiestas de Halloween. Los prelados más conservadores consideran estas fiestas, que tienen lugar el último día de octubre, como “paganas y panteístas”. Cada año cobran mayor auge: las organizan centros educativos, algunos incluso de titularidad católica.

Una de las actuaciones de la cruzada emprendida por Reig Plá tiene que ver con las fiestas de Halloween. Refiriéndose a ellas, en 2008, un comunicado de la Conferencia Episcopal Española decía que se trataba de “fiestas que tienen un trasfondo de ocultismo que deja su huella de anticristianismo”. Daba así el pistoletazo de salida a numerosas intervenciones episcopales con tono beligerante como la del arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez. En 2010 dijo sobre Halloween que se trataba de “ una mascarada sin buenos sentimientos, limitada a dar miedo”.

Mientras tanto, en muchos colegios, incluso algunos de titularidad religiosa, estas fiestas iban en auge y formaban parte de los programas de actividades culturales cada año. Este año, sin embargo, han dado marcha atrás y en muchos centros de titularidad religiosa e incluso en el ámbito de los profesores de Religión de las escuelas publicas, se reparte material para enfatizar en la importancia religiosa de estos días, al margen de las fiestas de Halloween.

La campaña contra estas fiestas “paganas y panteístas” comenzaron durante los años duros del pontificado de Benedicto XVI, quien, por entonces, como venía denunciando en sus diversos viajes a las capitales europeas, ponía toda la carne en el asador para atacar lo que él llamaba “ el relativismo moral que viene imponiéndose en la vieja Europa y erradicando sus raíces cristianas”. Para muchos prelados, estas nuevas e importadas fiestas que se iban introduciendo de forma suave en el calendario eran un botón de muestra de esa sociedad “relativista y materialista”, objetivo de la cruzada del papa Ratzinger.

El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, y el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza.

Con la llegada del papa Francisco cambió el tono de los discursos, especialmente tras uno de los encuentros con los prelados españoles, con motivo de la 'Visita Ad Limina', donde Bergoglio pidió menos beligerancia en sus intervenciones y un discurso más propositivo en la sociedad española. Dos de los obispos españoles, famosos por sus sermones beligerantes, Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, y Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá de Henares, han decidido no poner en práctica los consejos del nuevo papa, que pone acento en temas distintos y que huye de la confrontación doctrinal.

Han preferido seguir uno de los lemas acuñados por el profesor de la Universidad Pontificia la Santa Croce de Roma, perteneciente al Opus Dei, Marc Carrogio. Ante situaciones de conflicto, “hay que hacer del limón, limonada”. Siguiendo esta máxima, en estas dos diócesis españolas se han buscado alternativas, pese a que, en comentarios no oficiales hay que hacer lo posible por desterrar  estas fiestas  “paganas y anticristianas, que , además de no formar parte de nuestra cultura y tradición, son una invasión más de costumbres americanas que nos trae la globalización”, comentaba recientemente un profesor  de la facultad de Teología de san Dámaso de Madrid, el centro formativo creado por el cardenal Rouco y al que están adscritos los aspirantes al sacerdocio de estas dos diócesis.

Celebración de Holywins con niños disfrazados de santos.

El 'Holywins' nació en París

La diócesis madrileña de Alcalá comenzó a contrarrestar la celebración festiva de Halloween con una nueva fiesta denominada Holywins, que se celebra desde hace ya varios años en la víspera del día de Todos los Santos. Es una fiesta que pretende involucrar a toda la familia, organizando para los mas pequeños actuaciones musicales, juegos y dinámicas infantiles. También incluye una celebración de la misa y la exposición del Santísimo para los mayores. Un recorrido por las calles en el que se escenifican vidas de santos acompaña a este programa que los pro-Halloween ven como una provocación, pues mientras por unas calles avanzan grupos ataviados de indumentarias que representan santos del santoral católico, otros vecinos avanzan disfrazados con indumentarias alusivas a la muerte, camino de sus fiestas.

Halloween y Holywins no acaban de entenderse. Pese a los esfuerzos, hay quienes lo consideran provocaciones que pueden alterar el orden publico, según un joven de la diócesis de Alcalá que ha participado otros años en estos eventos y teme que cualquier día salten chispas.

La idea fue tomada de París, en donde se venía celebrando desde el año 2002. Al fin y al cabo, la experiencia del país vecino que lleva a gala su 'laicidad' podía servirle de ejemplo. Y así fue como desde 2008 en esta diócesis madrileña que abarca el Corredor del Henares se viene celebrando esta fiesta alternativa, que estos últimos años se va difundiendo en otras diócesis. Concretamente, este año han sido las de Cádiz y Ceuta, Cartagena y Murcia y Ciudad Rodrigo las que le han seguido, aunque no solo en ellas, sino en otras muchas más, aunque organizadas por colectivos de corte ultracatólico, pero sin el aval oficial de sus obispos, aunque tampoco con su prohibición, más bien con su benevolencia.

Cádiz se suma al 'Holywins'

El obispo de Cádiz y Ceuta, el madrileño Rafael Zornoza, a través de la Delegación diocesana de Juventud, también ha decidido apuntarse a la fiesta de Holywins. Según la diócesis, “no se trata una alternativa a la cada vez más extendida celebración de Halloween, sino que nuestros niños católicos, y los no tan niños, podamos celebrar esta fiesta con todo su sentido, que no es otro que celebrar que la santidad es para todos. El día de Todos los Santos es una fiesta del cielo, en la que descubrimos que hemos sido creados para el cielo, para la amistad con Dios ya aquí en la tierra, que será plena cuando estemos cara a cara con Él en la eternidad".

Así lo indica el delegado episcopal de juventud, que explica que la convocatoria ha sido realizada "a todos los niños de catequesis infantil y confirmación, alumnos de nuestros colegios, movimientos laicales, cofradías, asociaciones apostólicas, jóvenes, y a sus familias”. También se han sumado a la iniciativa algunas cofradías gaditanas que solían aprovechar estos días para recaudar fondos para sus respectivas actividades cofrades.

Disfraces típicos de Halloween.

Curiosamente, con esta nueva fiesta, Cádiz ya cuenta con tres tipos de celebraciones relacionadas en estos días: la más antigua y tradicional es la común al orbe católico, visitar cementerios y honrar la memoria de los difuntos, con sus costumbrismo peculiar que va desde el ornamental hasta el gastronómico. Otra fiesta que data del siglo XVIII es la llamada Fiesta de Tosantos, ajena a lo religioso y unida a la actividad agrícola. Son unas fiestas para celebrar el fin del año agrícola, que tienen como escenario las plazas, mercados y calles gaditanas que se llenan esos días de personas disfrazadas de animales. También se conoce como la Fiesta de los Mercados, una especie de carnaval gaditano de finales de otoño. Y ahora cuentan con la nueva fiesta de la iglesia, Holywins, además de Halloween. 

Van a tener los gaditanos que elegir a qué apuntarse y a cuál acudir, aunque el largo puente festivo que propicia el calendario este año puede ofrecer la oportunidad de vivir en Cádiz, sin problemas, las tres fiestas. Lo más seguro es que, como es habitual en la “tacita de plata”, todo esto les suene a murga y carnaval. En Cádiz, la Iglesia ya tuvo que adaptarse a sus carnavales, pese a las furibundas campañas contra ellos. Para nada sirvieron las prédicas que desde los púlpitos enviaban al infierno a quienes participaran de las fiestas previas a la Cuaresma.

Ni el famoso discurso del Felipe Beltrán, obispo de Salamanca, arremetiendo contra los desórdenes carnavalescos, un sermón del que se editaron muchas copias y que se difundió por todo el país para luchar contra los carnavales. En Cádiz hoy los carnavales ya no preocupan a la Iglesia. Solo, si acaso, lo que les preocupa es que propicien una sociedad menos solidaria, como decía el anterior obispo de la diócesis, Antonio Ceballos: “El carnaval oficial divierte, pero estos días debieran ser aprovechados también para un testimonio de vida sencillo, sacrificado y austero que ayude económicamente a los demás”.

Esta vez, algunos dicen que a regañadientes, la bajada de tono en sus actuaciones pastorales ha sido con motivo de las fiestas de Halloween, aunque en el fondo no dejan de simular la cruzada contra la “desacralización del tiempo” que pretende la actual cultura del “relativismo”. A la Iglesia, que durante los siglos de evangelización de los territorios situados más allá de los limites del imperio romano e incluso en el corazón de la misma Roma “cristianizaron las fiestas paganas”, la pelota se les vuelve ahora a su tejado, mucho siglos más tarde. Su cruzada es ahora volver a cristianizar lo que se ha “paganizado”, pero hacerlo con finezza, a la italiana, y no “embistiendo o a tope de carnero”, como venía haciéndolo una de estas viejas fiestas cristianizadas como es la de Todos los Santos y Todos Los Difuntos, en los primeros días de noviembre, fiestas tan arraigadas en el imaginario colectivo de España que incluso lograron imponerse en la limpieza que del calendario laboral llevaron a cabo los primeros gobiernos del PSOE.

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