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En el salón, un busto de Hitler y otro de Franco daban la bienvenida. En las paredes, banderas con el águila preconstitucional. En los estantes,varios libros de tono ultranacionalista, con mensajes que apelaban a “defender España” como prueba de identidad. Y en su piel, una cruz de hierro (una condecoración militar que se otorgaba por valentía en tiempos de guerra) y las siglas de las SS tatuadas.

Así describen las fuentes de la investigación la escena que los agentes de la Policía Nacional se encontraron al irrumpir en la vivienda del hombre ahora conocido como el ‘violador de Tinder’ de Benalmádena, un vecino de la Costa del Sol detenido por la presunta agresión sexual continuada a una joven.

El hombre (del que no han trascendido demasiados datos) conoció a la chica, de 27 años, a través de la conocida aplicación de citas, a la que muchos se aferran para encontrar al amor de su vida. En el caso de esta joven, confirmar aquel match fue la antesala de un verdadero episodio de horror.

Según el auto judicial, durante los días 11 y 12 de octubre, la joven de 27 años fue retenida en la casa del detenido y sometida a cinco agresiones sexuales con penetración vaginal, anal y bucal, además de sufrir golpes y amenazas que la dejaron malherida.

Al parecer, el hombre quedó con la joven a plena luz del día, estuvieron comiendo y tomando unas copas en la calle, pero una vez esta subió a su coche, todo comenzó a volverse un tanto oscuro. Fue allí, donde al parecer la chica fue víctima de una primera agresión sexual.

Luego se trasladaron hasta la vivienda de este, donde comenzó verdaderamente su calvario, siempre según su propio relato. Fuentes de la investigación han indicado que los hechos ocurrieron el 11 de octubre sobre las ocho de la tarde y que la joven estuvo retenida en la vivienda de este individuo hasta las doce del mediodía del siguiente día soportando todo tipo de humillaciones.

El individuo se aseguró de que la puerta de la vivienda estuviera cerrada a cal y canto e incluso activó la alarma de la casa para que la joven no saliera de allí.

Durante su cautiverio, el hombre supuestamente violó a la chica en diferentes ocasiones. La obligó a ducharse con él y la puso incluso a limpiar la casa. Una vez liberada, la chica acudió hasta en cuatro ocasiones al hospital, donde los sanitarios atendieron heridas, desgarros e infecciones en sus partes íntimas.

Las versiones de ambos difieren radicalmente sobre lo sucedido en el inmueble. Mientras él defendía ante el juez que las relaciones habían sido consentidas, ella relató un infierno de violencia, coacción y miedo. La mujer asegura que fue violada y que sufrió actos humillantes y degradantes durante casi un día.

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Málaga, tras escuchar ambas versiones, acordó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, al apreciar indicios de agresión sexual continuada con penetración, detención ilegal, lesiones y amenazas.

El magistrado también impuso una orden de alejamiento de 500 metros respecto a la víctima, que reside en Mijas, y remitió la causa a los Juzgados de Fuengirola, competentes por demarcación territorial.

El caso, sin embargo, no termina ahí. Durante el registro, los investigadores hallaron en la vivienda pruebas que apuntan a otros posibles delitos, como la tenencia ilícita de armas y el blanqueo de capitales. En concreto, encontraron en la casa una pistola, su munición y una gran cantidad de dinero en efectivo que escondía el acusado entre símbolos fascistas.

Un retrato inquietante de un hombre que saludó a los agentes incluso con el brazo en alto y que tras un perfil digital aparentemente indefenso, ocultaba un pasado, y parece que un presente, de lo más turbio, a falta de lo que determine la justicia. El detenido, además, contaba con antecedentes policiales.