Conocido el caso de Sandra Peña, la menor de 14 años que se suicidó el pasado martes 14 de octubre en Sevilla, los Mossos d'Esquadra investigan otro incidente ocurrido en julio. Un menor de 15 años se quitó la vida en la localidad de Almacelles (Lleida) por, presuntamente, sufrir acoso escolar.
El 21 de julio, Daniel Quintana fue hallado muerto por su madre en su domicilio. El joven llevaba meses sufriendo burlas en los descansos entre clases, robos del material escolar y llamadas telefónicas ofensivas.
"Al principio me decían en el instituto que son cosas de niños y que se pueden arreglar", cuenta Marina Solà, madre del fallecido. "Pero la situación ya estaba sobrepasando límites. No son sólo cosas de niños, va más allá", asegura en conversación con EL ESPAÑOL.
Han pasado tres meses desde que Marina convive con la pérdida de su único hijo. "Cuando sucede estás como en una nube, que no puedes creerte lo que acaba de pasar, no eres consciente", dice.
A pesar de que el duelo comenzaba a aplacarse, el caso de Sandra Peña le ha reabierto la herida: "Creo que, precisamente ahora que ha vuelto a haber otro caso, se está volviendo a dar voz". La policía autonómica de Cataluña se encuentra investigando las causas de la muerte de Daniel Quintana.
"Cuando pasó todo con mi hijo no se llevaron su móvil al juzgado para examinarlo. Cumplieron todos los protocolos y nos hicieron las preguntas necesarias para averiguar si realmente era un suicidio, pero no se investigó si fue acoso escolar", relata Marina.
"Incluso recibió una paliza"
La catalana asegura que su hijo sufrió bullying en el Institut Canigó de Almacelles. "Recibía llamadas anónimas donde se reían. Llegaba a casa contándome que le faltaba el material porque se lo habían quitado, que le ponían escritos en la pizarra… Incluso recibió una paliza a la salida".
Sin embargo, cuenta que muchas veces Daniel callaba su sufrimiento por protegerla y que se enteraba del acoso que sufría su hijo por terceras personas: "Unas niñas de Bachillerato, entre ellas mi sobrina, se dieron cuenta de la situación e informaron al colegio; también un amigo de Dani fue a casa de mis padres para contarles lo que pasaba".
En ese momento, Marina alertó al instituto de la situación, que aparentemente activó un protocolo de actuación contra el acoso y abrió expedientes disciplinarios a los alumnos presuntos autores del hostigamiento hacia Daniel Quintana.
A pesar de ello, las medidas interpuestas por el centro educativo no fueron suficientes. "Mientras castigaban a esos niños enviaban a otros para que siguiesen acosando a mi hijo", lamenta la madre del fallecido.
Cuando Dani puso fin a su vida en julio, su madre recibió mucho apoyo, tanto por parte de otros alumnos del instituto, como por parte del propio centro educativo: "Al principio sí que estaban muy proactivos. Me dijeron que estaban conmigo en todo momento y no negaron que hubiese un acoso".
El centro niega el 'bullying'
Con el comienzo del nuevo curso escolar en septiembre, no obstante, el Instituto Canigó "negó todo indicio de bullying" a la familia.
"Argumentan que en cuarto de la ESO no hubo quejas de mi hijo, pero en tercero sí las había. Además, nosotros sabemos que el acoso seguía porque hay mucha gente, muchos niños, que nos lo contaban", relata Marina.
Entrada del INS Canigó de Almacelles, centro educativo al que iba Daniel Quintana.
Este periódico ha contactado con el INS Canigó de Almacelles, que no da declaraciones y remite al Departamento de Educación y Formación Profesional de Cataluña.
Desde la administración aseveran que el centro activó "desde el primer momento todos los protocolos ante cualquier tipo de violencia en el ámbito educativo".
La madre de Dani asegura saber que "es un colegio en el que siempre ha habido bullying". Cuenta que dos madres de alumnas del centro alertaron al instituto de que sus hijas estaban sufriendo acoso escolar. "Ante la ausencia de respuesta del centro, las tuvieron que cambiar del colegio", relata Marina.
"Necesito respuestas"
A pesar de las solicitudes, la familia todavía no ha recibido la documentación del protocolo que supuestamente se activó en mayo desde el centro educativo. También se encuentran esperando a la autopsia, que será en el mes de diciembre.
A Daniel le gustaba el deporte, más concretamente el fútbol, y dibujar. Fue un niño sensible que siempre intentó ayudar a los demás y "muy querido en casa", asegura su madre. Sin embargo, el acoso escolar terminó con su vida.
"Como madre necesito respuestas", manifiesta. "Estamos viviendo con muchas dudas y merecemos saber si hay un acto delictivo", añade.
A pesar del dolor, la familia del fallecido no busca culpables, sino soluciones. "A mí me interesa que el colegio se una a mi lucha, no tengo intención de denunciarlo", aclara Marina.
Solà no pretende que el supuesto suicidio de su hijo genere un conflicto que empeore la situación: "Buscando culpables y cortando cabezas no se va a solucionar nada. Sólo quiero que cambien las cosas y que todos los niños que se han ido sirvan para ayudar a los que hoy siguen".
Según los últimos datos de la OCDE, recopilados de los informes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos), el 6,5 % del alumnado en España sufre acoso escolar con frecuencia.
Una lucha de todos
Al otro lado del teléfono, las palabras de Marina suenan consistentes: "Pienso que es síntoma de un sistema educativo que está mal, no sólo en España, sino a nivel mundial. Hay que crear una sociedad de niños empáticos, no de niños tristes, que es lo que se está consiguiendo".
Por ello, la madre de Dani quiere honrar la memoria de su hijo: "Era un encanto, lo hacía todo desde el amor y siempre daba segundas oportunidades. Merece que yo defienda sus valores".
El próximo día 6 de noviembre, la asociación Trencats ha convocado una concentración frente al Congreso de los Diputados en Madrid para exigir "una ley contra el acoso escolar o una renovación que pueda estar acorde a la situación que hay", cuenta José Manuel López, presidente de la asociación.
José Manuel López Viñuela es padre de otra víctima mortal del bullying. Su hija, Kira López, se quitó la vida el 19 de mayo de 2021, cuando la menor tenía 15 años. Desde entonces se ha volcado en ayudar a todas las familias que se enfrentan a esta situación.
A la concentración acudirán miembros de la asociación, todos ellos padres de fallecidos por suicidios motivados por acoso escolar, con la foto de sus hijos. "Ahora mismo la seguridad de los niños en los colegios no está garantizada… pasa de todo, lo más inimaginable", dice José Manuel en conversación EL ESPAÑOL.
"Reclamamos soluciones a Pilar Alegría (Ministra de Educación) y a Sira Abed (Ministra de Juventud). Tienen que tener algo en su conciencia", agrega.
Asimismo, ruegan que cuando un adolescente se quite la vida investiguen la posibilidad de acoso escolar y soliciten las medidas e informes pertinentes a las escuelas.
A este respecto, la madre de Dani lamenta que en el Instituto Canigó "dicen que el protocolo funcionó, pero no es verdad".
Aunque Marina intenta mantenerse con fortaleza, se encuentra en plena mudanza de casa. "Compré la casa para que él pudiese crecer feliz. Pero no puedo seguir allí, no puedo seguir torturándome. Voy a comprar un piso pequeño, no necesito más”, cuenta sosegada.
Hoy, mientras los Mossos d'Esquadra continúan trabajando en la investigación para determinar si el acoso escolar incentivó el suicidio de Daniel Quintana, la madre del fallecido se encuentra en plena lucha.
"A mí me lo han quitado todo. Esta va a ser mi lucha de por vida, voy a honrar a mi hijo", sentencia Marina Solà.
