Publicada

"Ella es muy de secretitos. No cuenta las cosas nunca hasta que no están hechas". Parece que la vuelta de Amaia Montero a La Oreja de Van Gogh se fraguó en la más absoluta intimidad. O, al menos, esa era la intención de la artista, que mantuvo en vilo hasta a su entorno más cercano.

Así es como se lo cuenta a EL ESPAÑOL Miguel Ángel Rodríguez 'Capi', productor musical, artista español y, además, amigo íntimo de la que sigue considerándose en España como la reina del pop, a pesar de llevar cuatro años fuera de los escenarios. 

Aunque este "secretito" parecía ya un secreto a voces, dejando su primera pista en julio de 2024, cuando la cantante irundarra sorprendió al Santiago Bernabéu cantando su mítica canción Rosas en el concierto de la colombiana Karol G.

Ese momento, considerado ya prácticamente historia de nuestro país, pareció dejar constancia de que, al menos en solitario, Amaia estaba lista para volver a la música después de una larga lucha mental que tuvo que combatir pero que, a la vista está, ha sido capaz de superar.

"Ha sido mucho tiempo de reflexión, de refugiarse y apoyarse en su familia, a la cual adora. También se ha volcado con su sobrino y ha dedicado mucho tiempo a la pesca. A ella le encanta pescar, y todo eso la ha renovado. Ya se vio en el Bernabéu, donde apareció guapísima y radiante", añade su amigo 'Capi'. 

Sin embargo, tras ese largo tiempo que, aseguran varios trabajadores de bares y restaurantes que la vasca acostumbra visitar, ha pasado entre su natal Irún y el municipio de Hondarribia –uno de sus lugares favoritos–, hubo que seguir esperando para que todas las piezas del puzle comenzaran a encajar.

Concretamente, hasta el 14 de octubre de 2024, cuando los rumores de su vuelta ya no sólo a la música, sino al grupo, comenzaron a tomar más fuerza que nunca tras el anuncio de que Leire Martínez dejaba de formar parte de la banda después de 17 años al frente de la misma.

Aludiendo a "profundas conversaciones" en las que no consiguieron acercar sus "diferentes maneras de vivir el grupo", un comunicado hacía oficial la noticia de que "las trayectorias profesionales de Leire y La Oreja de Van Gogh" seguirían "caminos separados".

Pero después de este atronador anuncio, se hizo de nuevo el silencio. No fue hasta el 22 de abril de 2025 cuando el tema cobró de nuevo intensidad después de que Cayetana Guillén-Cuervo confirmara de manera torpe y genuina que Amaia ya había vuelto a formar parte del grupo. Algo que la cantante aún no ha perdonado a la que ha sido desde siempre su mano derecha. 

A pesar de que nadie salió a confirmar estas declaraciones, la maquinaria ya se había puesto a funcionar hasta que por fin el pasado miércoles 15 de octubre, un año y un día después de la salida de Leire, la banda hacía oficial que Van Gogh seguía sin recuperar su oreja, pero sí a su primera y, para muchos, inigualable vocalista.

Los años de oscuridad de Amaia

"Está renovada. Hacía años que no la veía tan feliz. Está como loca por volver a estar encima de los escenarios. Ya están trabajando en música nueva y, por supuesto, yo feliz de verla así después de los años tan complicados que ha pasado", cuenta 'Capi' en conversación telefónica con EL ESPAÑOL después de conocerse la tan ansiada noticia.

Y es que es bien sabido por todos que los últimos años de Amaia Montero han estado profundamente marcados por un largo letargo en el que ha tenido que hacer frente a varios episodios de ansiedad, estrés y depresión.

El último, uno de los más preocupantes y extremadamente delicados, fue el que se consumó en octubre de 2022 y que la llevó a estar un mes internada en la planta de psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

El día 14 de ese mismo mes, y previo al ingreso, la cantante ya había hecho saltar todas las alarmas después de un polémico y muy comentado post de Instagram donde aparecía ella en un retrato en blanco y negro que dejaba ver su imagen completamente demacrada.

Amaia Montero en una foto que subió a su perfil de Instagram. Redes sociales

Sin peinar ni maquillar, y con una mirada perdida y ojos hinchados, quiso dejar constancia en sus redes de que algo malo le estaba ocurriendo. "Si la esperanza es lo último que muere y todavía no la he perdido, ¿de qué sirve la vida?", versaba el copy de la publicación. 

Pero no era el primer indicio que Amaia dejaba en redes sobre que su estado de salud mental se estaba mermando. En abril también del 22 posteaba "necesito curarme" y, tan sólo cuatro meses después, dejaba otro mensaje que, en esta ocasión, sonaba más a una despedida.

"Y aquí estoy yo, intentando salir bien en la foto, siempre he creído que esta vida es un partido de fútbol y yo no encuentro mis botas… Sólo que hay algo que no cambia, vosotros, el tiempo y todo este amor. Voy a volver, lo daré todo como siempre", prometía la artista.

Ya a finales de noviembre, su madre, Pilar Saldías, y su única hermana, Idoia, acudieron a recogerla a su salida de la CUN. Ninguna hizo declaraciones, y poco más se supo acerca del estado de la cantante, más allá de algunas voces cercanas que, en varios programas de televisión, aseguraron que pasaba por un momento "delicado".

Sin embargo, y a pesar de que 2022 pudo ser su peor año, Amaia arrastraba un largo y oscuro historial desde febrero de 2009, momento en el que su padre fallece después de luchar dos años contra una dura enfermedad, marcando el inicio del declive de una estrella.

"Hoy hace 11 años que te fuiste y sólo lo superaré el día en el que nos volvamos a encontrar", publicó la cantante en el aniversario de la muerte de su padre. Redes sociales

La marcha de la que ella consideraba una de los pilares más importantes de su vida coincidió, además, con el lanzamiento de su primer disco en solitario con el que, a pesar de ser un éxito en ventas, la cantante no encontraba consuelo. Prueba de que su estado mental comenzaba a tambalearse fue la entrega de premios 40 Principales, donde Amaia se llevó el galardón a mejor álbum nacional.

En el momento en el que anunciaron su nombre, la cantante se puso en pie y, al bajar las escaleras, se vio cómo se encontraba en un estado errático, que confirmó al pronunciar su discurso con la mirada perdida y el habla enturbiada.

La opinión pública se cebó con ella, y algunos fans llegaron a asegurar que estaba borracha. Pero fue años después, junto a Risto en su programa en 2015, cuando la artista afirmó que lo que estaba era medicada para soportar el inmenso dolor que le había supuesto la muerte de su padre. "Me había tomado un ansiolítico para la ansiedad", aseguró en dicha entrevista.

Pero el ritmo de vida vertiginoso que existe en torno a la industria musical, y al cual también alude durante el programa, no ayudó a rebajar su dolor, que la acompañó durante los años siguientes en sus conciertos, así como en los lanzamientos de sus siguientes álbumes de estudio: Amaia Montero 2 (2011), Si Dios quiere yo también (2014) y Nacidos para creer (2018).

Para este último, sus apariciones ya eran comentadas por todo menos por su talento musical. En el mismo año del lanzamiento, Amaia tuvo que hacer frente a los abucheos y las críticas que se sucedieron durante y posteriormente a un concierto celebrado durante los meses de verano en Renedo (Cantabria), donde su público la acusó, de nuevo, de estar bajo los efectos del alcohol

La cantante aún no se había recuperado de aquello cuando, meses después, tuvo que soportar que los medios la bombardearan con preguntas sobre su aspecto físico tras su aparición en un evento celebrado en Madrid.

Amaia Montero, durante un evento en Madrid. Gtres

En su defensa, o al menos intentándolo, salió la cantante Malú: "Lo de Amaia Montero me parece genial. ¿Por qué Amaia tiene que estar delgada? ¿Por qué? ¿Por qué una cantante tiene que estar delgada?". Algo que a la irundarra no le sentó nada bien, protagonizando uno de los enfrentamientos más icónicos que se recuerdan. 

"¡A la Victoria's Secret de Malú: ojalá todas fuéramos tan guapas y sobre todo tan delgadas como tú!", comentó Amaia en su antigua cuenta de Twitter, ya cerrada. Algunos usuarios la acusaron de realizar este comentario convertido en trending topic para conseguir un mayor protagonismo.

Ante estas acusaciones, la vasca no dudó en pronunciarse con vehemencia: "Ni protagonismo ni hostias. Me ha llamado gorda y punto".

Pero sus enfrentamientos no terminaron ahí. Años después la historia se repitió, pero esta vez con Lali Espósito, una actriz y cantante argentina que, durante un directo de Instagram, la acusó de haberse peleado con la China Suárez estando "con unos tragos de más".

Tras estas declaraciones, Amaia contestó educadamente vía redes lamentando "la falta a la verdad" de Lali y, en este caso, fue su hermana Idoia la que se salió del tono, comentando a la argentina: "Como compañera, eres una auténtica mierda".

El resurgir

Hay que recorrer muchos inviernos hacia atrás para llegar al momento en el que Amaia Montero acabó siendo la vocalista de una banda llamada La Oreja de Van Gogh y que formaría en 1996 junto a sus amigos Pablo Benegas (guitarra), Haritz Garde (batería), Xabi San Martín (teclado) y Álvaro Fuentes (bajo).

Estos cinco donostiarras no sabían que, pronto, se convertirían en los ídolos pop de toda una generación a los que les fueron lloviendo los éxitos año tras año. Sin embargo, en 2007, Amaia quiso seguir su carrera en solitario, y esa "fórmula perfecta" para el triunfo que habían conseguido crear, desapareció. 

Pero esto no es algo nuevo, sino que le pasa a muchas bandas del panorama musical. O, al menos, así lo cree Alejandro Abad, productor, cantautor y compositor hispano-chileno. Asegura, en conversación con EL ESPAÑOL, que "a menudo, los egos de los artistas y las desavenencias emocionales o económicas tienen que ver con estas decisiones absurdas que, en este caso, ha tenido como resultado décadas de desperdicio de una fórmula maravillosa que les hizo exitosos".

Aunque, en este caso, apunta también hacia una fuerte brecha emocional que, en el caso de Amaia, se hizo latente con la muerte de su padre. "Somos humanos, y por ello vulnerables. Más aún en una profesión como esta, en la que vivimos a expensas del reconocimiento", reseña el productor.

Para él, el punto de inflexión no fue otro que el "resurgir" en el concierto de Karol G. "Ahí se vio claramente que la recuperación de la voz de Amaia seguía muy ligada al éxito de La Oreja de Van Gogh. Un éxito que no han podido conseguir ninguno, ni la banda con Leire, ni ella en solitario".

Amaia durante el concierto de Karol G en el Bernabéu. Redes sociales

Por eso, para Abad, la decisión de su vuelta ya no recae solo en lo emocional sino en una "puesta en común de talento", que se torna como la receta perfecta para seguir cocinando el éxito que dejaron aparcado hace ya 18 años.

El compositor y cantautor se alegra por ende de que hayan tomado esta decisión, "sobre todo porque vivimos de un mundo en el que sólo triunfan el 1% de los artistas y, en este caso, creo que todos nos alegramos de esta vuelta de la banda".

Lo mismo piensan Xabi Zubillaga y Mario Temino, locutores del podcast Dos gays y un hetero y creadores del fanzine La reina del pop, dedicado exclusivamente a "venerar" a Amaia Montero. Ambos la "aman" y celebran su vuelta, sobre todo tras todos los episodios fatídicos de su vida y que hemos repasado a lo largo de este reportaje.

Sin embargo, tanto ellos como Abad se acuerdan de que tras toda decisión siempre se esconde una víctima, que en este caso no es otra que Leire Martínez.

Creen que las cosas "se podrían haber hecho mejor" pero, aún así, Xabi y Mario se admiten como consumidores de esta economía de la nostalgia, y aseguran que no se perderán la vuelta de Amaia a los escenarios, "porque La Oreja de Van Gogh siempre fue ella".

Pero hacen una observación, y es que creen que este boom que ha ido dirigido justo al corazón de los adolescentes que crecieron con la banda "durará poco" y, tarde o temprano, "el fenómeno se irá desinflando". Por lo pronto, el grupo ya acaba de anunciar una gira de cara al año 2026 con más de 15 conciertos por toda España.

Si son flor de un día sólo el tiempo lo dirá pero, como en una historia de amor que acaba bien, Amaia ha recuperado a su primer amor, al igual que ellos han recuperado a su primera y única musa. Los focos vuelven a encenderse para La Oreja de Van Gogh solo que, esta vez, el que faltará será Pablo.