Publicada

"El pasado 21 de agosto de 2025, nuestra vida cambió por completo. Nuestro hijo de 18 años fue asesinado por un menor de 17 años, dejando un vacío y un dolor inexplicable en nuestras vidas".

De aquello no hace ni dos meses, pero Silvia Guerrero cuenta también que su hijo "me llamaba guerrera, y por eso hay que guerrear. Tengo que hacerlo y es lo que toca. Ya lloraré cuando tenga que llorar".

De ese recuerdo, del juego de palabras que hacía su hijo con el apellido de su madre para decirle cuánto la admiraba, es a lo que se agarra hoy Silvia.

Y por eso, en apenas cinco días, ha logrado reunir en la plataforma change.org 50.000 firmas para cambiar la Ley del Menor y endurecer las penas cuando los delitos cometidos sean graves. Probablemente cuando se publique este reportaje sean muchas más.

Su hijo Juan, a la 1 de la madrugada de ese día de agosto, recibió dos puñaladas en el corazón, propinadas por un menor de 17 años. Mortales de necesidad.

Ocurrió en Tárrega, a escasos kilómetros de donde reside la familia, en Vilagrassa (Lérida). Fue trasladado al hospital donde falleció al filo de las 4 de la madrugada.

Nadie llamó a la familia. Cuenta Silvia a El ESPAÑOL que vio en Instagram a las 10,30 de la mañana la noticia del fallecimiento de un joven de 18 años, apuñalado por la noche en Tárrega, y se dijo que había ocurrido en la localidad en la que la víspera había salido su hijo.

Luego llegó su hijo mayor y preguntó que dónde estaba Juan, que si estaba trabajando, porque los amigos de su hermano no habían parado de llamarle durante toda la noche, y que como tenía el móvil en silencio, las acababa de ver.

A Silvia la atravesó un sudor frío. Marcó el teléfono de uno de los mejores amigos de Juan. No le respondió. Por mensaje, le suplicó:

-Dime por favor que no ha sido él. Dímelo, dímelo.

"Me dijo que lo sentía y que lo habían apuñalado en el corazón. Me dio un ataque".

Silvia cogió a su otro hijo de 6 años, y acompañada de su madre puso rumbo al hospital en un coche, mientras su marido, que se encontraba trabajando, conducía el otro.

En el Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lérida) les dijeron que Juan estaba en el quirófano. "Respiramos. Nos dijimos que saldría, porque es joven, es sano...", rememora la madre.

Quizá por desconcierto, quizá por humanidad, les regalaron media hora más de esperanza. "Luego nos hicieron pasar y nos dijeron que había muerto a las 3:59 de la madrugada. Para entonces, Juan ya estaba en la mesa de autopsias".

"No lo identifiqué. No lo vi. No me llamaron, pese a que el número de rescate que tenía puesto mi hijo era el mío. Estuvo solo. Yo estaba en mi casa sin saber nada, tan tranquila, y mi hijo, solo". No les entregaron el cuerpo hasta las 6 de la tarde.

Silvia, con su hijo, en una imagen reciente que cede a EL ESPAÑOL. Cedida

Los Mossos le dieron notificaron la muerte a los hermanos que quedaron en casa a las 12 del mediodía "porque cayeron en que a ver si es que nadie nos había dado la noticia".

Les dijeron que lo lamentaban, "porque además el suceso tuvo lugar en una zona un poco conflictiva y que mi hijo no daba el perfil. Que tuvo mala suerte".

Su hijo Juan medió en una riña. "Nos dijeron que buscaba la paz y encontró la muerte". El presunto autor del apuñalamiento, de 17 años, "llevaba dos cuchillos y lo apuñaló en el corazón. Luego se dio la vuelta y subió tranquilamente a su casa".

Esa misma noche fue detenido, está ingresado en un centro de menores de manera cautelar en régimen cerrado y será juzgado como tal. "Habían sido compañeros de la ESO, pero no tenían relación", cuenta esta madre.

"Juzgar las acciones"

La Ley del Menor, considera, "es absurda. Siendo menor se puede abortar y se puede cambiar de sexo, pero si cometes un delito grave, como un asesinato, te juzgan como un menor: cuando entre los 15 y los 17 años se tienen ya dos dedos de frente, y más si coges dos cuchillos".

Juan, en otra imagen reciente, cedida por su madre a EL ESPAÑOL. Cedida

Así, "un menor puede matar dos veces y seguir siendo juzgado como un menor porque la ley lo dice. Es injusto que cumplan 8 años como mucho, cuando deben ser condenados con penas de adultos. En módulos aparte, vale, pero con normas de adulto".

En su recogida de firmas, Silvia Guerrero expone que "nos resulta incomprensible que actos tan atroces, como el uso de armas blancas o las violaciones, no sean considerados con la seriedad que merecen debido a la edad del agresor", porque la ley "no refleja la gravedad de ciertos delitos cometidos por menores que actúan con una madurez aterradora".

Por ello, cree que es necesario evaluar "y enmendar esta ley para que contemple sanciones más severas para los delitos mayores. Necesitamos que las acciones, no la edad, sean las que determinen las consecuencias legales".

Ello provoca "familias que se ven devastadas por crímenes cometidos por menores, que saben que las leyes actuales no les impondrán penas adecuadas". Esto, además, "crea un entorno donde la falta de sanciones severas podría incentivar el comportamiento delictivo".

Así, Silvia pide "a las autoridades y al sistema judicial" una revisión "exhaustiva" de la ley del menor. "Pedimos que se considere la gravedad del delito y no solo la edad del infractor, asegurando que las penas asignadas sean justas y reflejen la gravedad de los actos cometidos".

La mujer responde a la pregunta de por qué lo hace. "Mi hijo era muy anti injusticias. Y si mi hijo ya no puede, alguien tendrá que hacérsela. Y porque queremos garantizar que ningún otro padre tenga que pasar por el dolor inimaginable que estamos atravesando".