Damià Bardera (Viladamat, Gerona, 1982) es profesor de Secundaria desde hace 11 años. En ese tiempo ha visto cómo la “ilusión” que siempre había tenido por enseñar se ha ido evaporando. Se ha ido agotando. Cree que “la educación en la actualidad es una gran mentira” porque el sistema ya no persigue educar de manera excelente, sino cumplir con la bajada de los suspensos, de la repetición, del abandono escolar…
“Pero todo es una farsa”, explica este doctor en Filosofía por la Universitat de Girona. “Lo que ha hecho el sistema es bajar los estándares y, claro, si el baremo para aprobar baja, obviamente lo supera más gente y hay menos repetición o abandono escolar. Yo, por ejemplo, he visto cómo se le han regalado títulos de la ESO a alumnos que no han ido a clase o cómo hay alumnos de Bachillerato que no se saben las tablas de multiplicar o situar el Mediterráneo en un mapa mudo”, dice el docente a EL ESPAÑOL.
Preocupado por la deriva que ha tomado el sistema educativo, Damià Bardera tiene en mente dejar la docencia. Un pensamiento que ya le reconoce el 19 % de los profesores de España a la OCDE, según el informe TALIS 2024, una encuesta internacional sobre enseñanza y aprendizaje. Es decir, si el sistema educativo español tiene en la actualidad 243.515 profesores en la ESO y Bachillerato, según los datos oficiales, significaría que más de 46.000 planean o han planeado abandonar las aulas.
Damià Bardera, doctor en Filosofía, escritor y docente de Secundaria.
Bardera, en este sentido, considera que “la normativa se ha cargado el rol de profesor porque ya no puede ejercer como tal”. “Nos están convirtiendo a los profesores en animadores culturales, acompañantes de las emociones de los alumnos, psicólogos, burócratas de los programas y comerciales de materias. Ahora tienes que venderle al alumno tu asignatura, pero ya no le enseñas. Entonces, si estás en un sistema que no te deja desplegar tu potencial docente, dices: '¿para qué estoy yo aquí?'”, añade.
A causa de esta situación y de “la progresiva infantilización del alumnado”, el profesor Bardera ha solicitado una reducción de jornada y así sólo enseña Filosofía a los alumnos de primero y segundo de Bachillerato. “Y no tengo ninguna intención de volver a la jornada completa. Trabajo media jornada y en la otra mitad colaboro con más cosas y, si encuentro otro empleo que me satisfaga, dejo por completo la docencia”, advierte este profesor de Secundaria.
No es el único
Pero como se viene explicando, Damià Bardera ya no es un caso aislado. El 19 % de los profesores de Secundaria de España encuestados por la OCDE reconoce que planea dejar la profesión. Otro ejemplo es Àlex Torío, un profesor de Matemáticas y Física que reconoció a EL ESPAÑOL “la degradación paulatina del sistema educativo” supuso para él un escollo imposible de superar y por eso dejó las aulas.
Para él, “la bajada en el nivel de exigencia a los alumnos es la base de todo”. Bardera concuerda con esta bajada en el rendimiento y añade que la “dispersión, principalmente por las pantallas, contribuye negativamente en la degradación del clima de estudio”.
En esta degradación del clima en el aula existe otro factor clave: la indisciplina. Según el estudio publicado este martes por la OCDE, los profesores españoles dedican más tiempo a mantener el orden en las aulas que sus homólogos de otros países de la organización. En Secundaria, concretamente, los profesores necesitan el 20 % del horario lectivo para poder dar clase con normalidad, mientras que la media en la OCDE y la UE no alcanza el 15 %.
El profesor Bardera, en este sentido, pone en relieve otra de las motivaciones que empuja a los docentes a dejar su profesión: “Las agresiones al profesorado”. “Son muchas y ocurren a diario y, claro, nadie quiere ir a su trabajo para que desde las ocho de la mañana te puedan insultar, agredir, humillar… Y lo peor de todo es que no existen datos oficiales que digan cuántos docentes han dejado la educación por esta situación o cuántos están de baja”, critica.
El profesor Damià Bardera es autor del libro 'Imcompetencias Básicas'.
La respuesta más aproximada a esta cuestión la ofrece la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza en su último Informe del Defensor del Profesor Nacional, que tiene datos del curso 2023-2024. En él, 42 docentes reconocieron haber sido agredidos físicamente aunque la realidad es mucho mayor, pero evitan admitirlo por miedo.
Pese a todo, existen más causas por la que los docentes de Secundaria quieren abandonar la enseñanza: niveles altos de estrés y ansiedad, sobrecarga de trabajo por excesiva burocracia, malas condiciones salariales y alta temporalidad, salario competitivo en el caso de que ejerzan otra profesión (un matemático gana más en la empresa privada que como profesor)...
España y otros países
Aunque es cierto que muchos profesores como Damià Bardera han iniciado un camino hacia el abandono de la docencia en España, la situación de otros países es aún más dramática. Si en nuestro país lo han admitido el 19 % de los encuestados, el porcentaje se eleva hasta el 24 % en la Unión Europea y al 27 % en la OCDE.
Eso no quiere decir, no obstante, que la situación de los docentes en España sea sangrante. Sólo en 2025 ha habido al menos cinco huelgas de profesores en España, tanto a nivel nacional como autonómico, siendo destacadas las convocatorias en Extremadura, Cantabria y Madrid.
El hartazgo es mayúsculo. En el último informe publicado en 2025 por EsadeEcPol bajo el título El estado de la profesión docente en España hay una conclusión clara: “Está surgiendo una creciente desafección y pesimismo en una parte importante del profesorado”.
El profesor Damià Bardera.
Esto se traduce en que el 47 % de los docentes quiere dejar su profesión y sólo el 24 % mantiene la ilusión. Así lo concluye la Fundación SM. Reveló el año pasado que un 38 % de los docentes dice vivir su trabajo con indiferencia, algo que en 2007 no lo pensaba más del 2 %. La ilusión se ha perdido y Damià Bardera, como tantos otros profesores, ha decidido abandonar la educación si consigue otro empleo satisfactorio.
El doctor en Filosofía argumenta que ya no cree en el sistema. “Ni en el Ministerio de Educación, ni Departament d'Educació de Catalunya ni en nada. A ellos no les importa la educación ni la formación de los niños y jóvenes y siento que se aprovechan de la vocación e ilusión que tenemos los docentes, pero hay hartazgo y yo me siento falso y no quiero formar parte de una mentira. No quiero continuar en esta degradación del sistema educativo”, sentencia Damià Bardera.
