Publicada

Envuelta en una horrible y tétrica espiral de agresiones sexuales, malos tratos y vejaciones, Gisèle Pelicot (72 años) saltó al ojo mediático hace apenas un año. Se convirtió en un icono contra la violencia machista, pero su familia acabó profundamente dividida. El calvario arrancó hace más de una década.

Su marido, Dominique Pelicot, se dedicó a suministrarle somníferos y fármacos de la misma índole para violarla. Y todo ello durante nueve años, desde 2011 hasta 2020. Pero el broche final de la indecencia llegó cuando se supo que este sujeto ofreció a su mujer a otros para cometer los mismos abusos.

Dominique Pelicot, el marido de Gisèle y principal acusado en el juicio de Mazan.

La pesadilla tocó techo. El caso fue llevado ante la Justicia francesa y el tribunal de Aviñón condenó a los 51 hombres implicados en las violaciones. Sin embargo, uno de ellos ha interpuesto un recurso por el cual impugna su condena.

Unidad familiar resquebrajada

Cuando arrancó el juicio el pasado mes de septiembre de 2024, que se prolongó durante 16 semanas, Pelicot contaba con el apoyo de sus tres hijos: Caroline, David y Florian. Ahora, la unidad familiar se ha fragmentado.

Por su parte, David y Caroline se autodenominaron "víctimas olvidadas" del juicio. Para la próxima cita judicial, fijada para hoy, la víctima solo estará acompañada de Florian.

La familia se fraccionó cuando preguntaron a Dominique, el progenitor, por las fotos que se hallaron en su ordenador. Las imágenes mostraban a su hija Caroline semidesnuda, presuntamente dormida y con una ropa interior desconocida.

Caroline insistió en que las fotos prueban que su padre también la drogó y agredió sexualmente. El pasado mes de marzo se presentaron cargos contra Dominique, pero negó haber perpetrado los abusos sobre su hija Caroline.

Durante el juicio, ella y sus hermanos imploraron a Dominique a que dijera la verdad sobre las fotos.

La propia pareja de Caroline fue citada a declarar al juicio. El hombre señaló, tras el visionado de las imágenes, que su novia "nunca dormía en esa posición", por lo que persistió en la idea de que había sido drogada y violada.

Caroline Darian, hija de Gisele y Dominique Pelicot. @mendorspas

La hija recordó ante el juez cómo su madre se negó a abordar las acusaciones de violación contra Dominique.

"Y fue como si se me abriera el camino. Su silencio lo decía todo. Marcó un punto de no retorno. Yo era su única hija, no debería haberme soltado la mano, y menos en ese momento. Se negó a creer que pude ser violada por mi padre", explicó Caroline.

En una entrevista concedida a The Telegraph, Caroline recuerda que Gisèle le insistió en que su padre era "incapaz de tal cosa", a pesar de las imágenes mostradas en la vista oral, donde aparecía semidesnuda y se hallaban dentro de un archivo borrado llamado "Mi hija desnuda".

Caroline, más tarde, ató cabos. Sufrió "misteriosos problemas ginecológicos" como un desgarro vaginal que no cicatrizaba, por el que tuvo que ser ingresada en un hospital durante 72 horas.

El recurrente

El sujeto que ha impugnado su condena es Husamettin Dogan, de 44 años, casado y padre de un hijo. "Parecía estar muerta", declaró en el juicio cuando fue preguntado por cómo vio a Pelicot al llegar a su casa para violarla.

Posteriormente, ante las cuestiones de su abogado, negó ser un violador: "Eso es demasiado para mí". El hombre fue condenado a nueve años de prisión por un delito de "violación con agravantes", según recoge la BBC.

El próximo lunes, Pelicot regresará al tribunal de Aviñón, en el sureste de Francia, el mismo que sentó en el banquillo a aquel medio centenar de hombres que perpetró uno de los episodios más oscuros de la historia del país galo.

Con el recurso de apelación de Dogan, se mostrarán de nuevo los vídeos de las violaciones a Pelicot. Ella estará presente, pero como testigo, aunque no sea obligatoria su presencia.

"Todos lo habrían entendido si no hubiera venido, porque, bueno, está intentando retomar una vida normal", indicó a la BBC uno de los abogados de Pelicot, Stéphane Babonneau.

Giséle Pelicot a su llega al Tribunal de Aviñón. Reuters

"Pero siente que necesita estar presente y tiene la responsabilidad de estar personalmente hasta el final del proceso", agregó el letrado.

Por motivos de salud, y según recoge el medio de comunicación británico, Dogan entró en prisión, pero actualmente se encuentra en libertad. Trata de apelar tanto el veredicto de culpabilidad como la duración de su condena.

La defensa de Dogan, como fue el caso de varios de los individuos implicados en las violaciones, se basó en el argumento de que no podía ser culpable porque no se dio cuenta de que estuviera inconsciente.

A diferencia del primer juicio, la apelación de Dogan será juzgada por un jurado compuesto por nueve ciudadanos que decidirán tanto sobre su condena como sobre la duración de su pena de prisión.

Impacto mediático y social

Si se desestima el recurso, el gigantesco impacto del juicio y la cobertura mediática pueden significar que el jurado termine siendo menos indulgente que los jueces durante la vista oral celebrada en diciembre.

La magistrada francesa Magalia Lafourcade considera que el caso Pelicot conmovió a la sociedad francesa y que los jurados, ahora, tendrán una nueva visión y comprensión de los problemas sociales en torno a la "violación y el consentimiento".

"Quizás intente demostrar que ha aprendido lecciones de feminismo o que no representa un riesgo para la sociedad. Mucho dependerá también de la calidad de su defensa, y sus abogados saben cuánto ha evolucionado la sociedad este último año", sostuvo la juez.

Por su parte, la defensa de Dogan, Sylvie Menvielle, sugirió que los vídeos de la violación mostraban "un juego sexual a tres bandas" y dejó caer que Giséle Pelicot podría haber sido cómplice. Estas palabras de la abogada provocaron que la damnificada saliera de la sala de vistas.

Nueva vida

Los vídeos de las violaciones se visionaron durante el juicio, ante el jurado y la prensa. Esta fue una de los motivos, además de los hechos en sí, por los que el caso Pelicot dio la vuelta al mundo.

Poco a poco, Gisèle fue recuperando su privacidad. Cuando concluyó el juicio, se retiró a la isla de Ré, situada frente a la costa atlántica francesa.

Apenas se podía encontrar una imagen de Pelicot. De vez en cuando, su hijo Florian publicaba en redes sociales un selfie de su madre.

Pero su esfera privada no duró mucho tiempo. El año pasado, la revista Paris Match publicó unas imágenes de Pelicot y su nueva pareja paseando por la citada isla.

Y la polémica volvió a estar servida. Muchas personas señalaron que se trataba de otro caso de imágenes personales tomadas y compartidas sin su consentimiento.

El equipo legal de Pelicot llevó el caso a los tribunales. El asunto se resolvió cuando la revista francesa realizó varias donaciones a dos asociaciones que apoyan a las víctimas de violencia sexual.