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Luján Argüelles estrenará próximamente en Cuatro su proyecto más personal: El camino de la verdad. Y es que la asturiana, con la colaboración de la coach Paz Calap, intentará ayudar a cinco familias que han visto cómo su relación se ha ido deteriorando a lo largo de los años y qué mejor que hacerlo que recorriendo el Camino de Santiago para terminar en Compostela con sus heridas curadas, algunos…

Rodeados de la magia de los paisajes gallegos, la presentadora acompañará a los diez participantes, elegidos en un exhaustivo casting, en los 130 kilómetros del recorrido. Los ejercicios de autoconocimiento que les propondrá Calap, en los que incluso la propia Argüelles participará, harán que la distancia de ellos se acorte.

Además, la conductora del programa sabe muy bien de lo que habla, ya que ella misma ha recibido, y sigue recibiendo, la ayuda de la coach para su vida personal, superando todos los baches personales y profesionales con los que se ha encontrado a lo largo de su vida.

El camino de la verdad, programa con la colaboración de la coach Paz Calap, donde ayudarán a familias con relaciones deterioradas haciendo el Camino de Santiago. Cedida

Argüelles ha atendido a EL ESPAÑOL para contarnos en qué consiste su nuevo programa, pero también para echar la vista atrás y recordar como aquella pequeña niña que vivía en un pueblo asturiano de apenas mil habitantes se ha convertido en una de las presentadoras más reconocidas de España.

Iba para profesora

“Yo siempre quise dedicarme a la comunicación, desde muy pequeña”, reconoce la asturiana, pero las circunstancias personales hicieron que antes de dar el paso a la radio y a la televisión, Luján Argüelles estudiara Historia y Piano.

“Me recuerdo como una niña con una visión muy romántica, muy entusiasta y muy aperturista, sin tener ni idea de lo que era el mundo porque vivía en un pueblo de mil habitantes (Salas), pero yo ansiaba ver el mundo. No obstante, mis padres no entendían mi sentimiento de desconexión”, recuerda.

Pregunta.– ¿Por qué estudió Historia cuando su sueño era la comunicación?

Respuesta.– Cuando quise estudiar Comunicación, en Asturias no había facultad de Periodismo, además, cuando se lo dije a mi madre me dijo que no porque en vez de decir que quería ser periodista decía que yo “quería ser cupletista”. Yo no entendía nada porque era buena estudiante, sacaba unas notas espectaculares, nunca suspendí ni una sola asignatura.

Era la típica niña muy buena en lo formativo, en lo educativo, pero luego muy complicada en lo aspiracional. Entonces, el tener una hija muy estudiosa y con muy buenas notas, para mi madre lo mejor era que estudiara para notario o Medicina. Pero cuando dije que quería ser periodista y dedicarme a la comunicación fue un conflicto tremendo.

Luján Arguelles de pequeña. Cedida

Y como no había facultad en Oviedo y por aquel entonces si hacías tres años de Historia, luego elegías tu especialidad, o bien Historia, o bien Geografía, o bien Musicología, pues dije: “Ya está, pues profesora de instituto, como no me dejan dedicarme a la comunicación…”. El primer año de Historia saqué Matrícula de Honor en Prehistoria y como el profesor era el decano de la facultad, me llamó a una reunión para ver si me iba, junto a otros compañeros, a hacer excavaciones en Jordania.

Le dije que no me interesaba eso, no quería saber nada de excavaciones, entonces me contó que la universidad tenía un convenio con la radio del Ayuntamiento, que era Radio Vetusta, y que podía quizá colaborar allí, que él me daba una carta de recomendación por mi Matrícula de Honor y empecé a trabajar allí.

P.– ¿Y qué queda en la actualidad de esa Luján de aquellos inicios en la comunicación?

R.–  Yo estaba cargada de entusiasmo y tenía poco miedo. A ver, tenía mucho miedo, pero tenía mucho arrojo. La ilusión del principio y el poder del arrojo equilibraban la balanza. Luego me he dado cuenta, con el paso del tiempo, según iba evolucionando mi carrera, que el miedo empezó a pesar muchísimo más. Esas metas que me iba marcando las estaba consiguiendo, con lo cual sentí miedo a la pérdida, y me limitó. Entonces, ahora he recuperado esa Luján que ve oportunidades todo el tiempo, que la vida me está hablando y me está diciendo que es el momento.

P.– ¿Cómo continuó su carrera?

R.–  Con 20 años decidí venirme a Madrid sola al programa de Luis del Olmo porque conocí al equipo cuando estaba en Asturias, pero es que me enfrenté a ser la sustituta de Carlos Herrera con 24 años, cargada de miedo, pero como una salvaje. De repente, sin tú darte cuenta, el miedo va subiendo y subiendo, porque claro, cuando alcanzas la cima, tienes miedo a caer, y es brutal.

Luján Argüelles: "Me enfrenté a ser la sustituta de Carlos Herrera con 24 años, cargada de miedo, pero como una salvaje". Cedida

P.– ¿Ha sentido ese miedo en más ocasiones en su carrera?

R.–  Sí, cuando salí de Mediaset, sentí que profesionalmente ya no había nada que hacer. Una gran falsedad, una gran mentira que yo me contaba a mí misma, y una película de terror que no tenía ningún sentido, que estaba siendo escrita por el miedo, y creo que es el que escribe la gran mayoría de biografías, el miedo.

P.– ¿La coach Paz Calap le ha ayudado a superar ese miedo?

R.– Sí, aunque cuando la conocí, y se lo he dicho a ella, me parecía una señora loca, tarada, que me ponía a meditar y me decía: “Cierra los ojos”, y yo pensaba, “como que cierra los ojos con la de problemas que yo tengo…”.

Creo que siempre he actuado con responsabilidad, porque nunca digo he sido, ya que también he aprendido que no somos nada, nos comportamos, porque si somos, no se puede cambiar, si yo entiendo que me comporto de una determinada manera, puedo optar por comportarme de otra. Yo siempre me he comportado de una manera responsable.

Paz dice que soy una alumna muy disciplinada y por eso he descubierto tantas cosas, he aprendido tanto tan rápido y de una manera tan profunda. La que me acompaña en el viaje y quien ejerce de maestra es ella.

Lujan Argüelles sobre Paz Calap: "Me parecía una señora loca, tarada, que me ponía a meditar". Cedida

P.– Ha llegado a decir en alguna ocasión que no consiguió alcanzar la felicidad hasta los 40 años…

R.– Yo fui educada en un pesimismo importante, y creo que heredamos de nuestros sistemas familiares muchas cosas, hay mucho relato heredado. ¿Qué ocurre? Mi madre se quedó huérfana, su padre falleció cuando ella tenía 17 años después de una enfermedad muy larga, y como no había una Seguridad Social, tuvieron que pagarlo todo, se quedaron en una situación económica muy compleja y se tuvo que volver a trabajar.

Su vida cambió radicalmente, por lo que ella siempre ha sido bastante pesimista en la vida, con todo, siempre ve los peligros que pueden acechar, lo malo que ocurre. Yo arrastraba ese pesimismo. Hay muchas cosas que vamos heredando de nuestros ancestros, historias contadas que terminan llegando a nosotros que no sabemos de dónde vienen, pero que cuando rebuscamos descubrimos.

En resumen, que todo eso desapareció y cuando el pesimismo llama a la puerta, yo le digo que no tiene nada que hacer en esta casa. También están las heridas infantiles.

P.– ¿Qué son las heridas infantiles?

R.–  Todos los psicólogos hablan de ellas. Hay cinco que pueden ser extensibles a siete, y todos tenemos dos como mínimo. Aunque si las lees dices: “Pues yo debo tener más de siete…”. Esas las arrastramos de manera oculta porque nadie nos habla de esto. Es un complejo.

Luján Argüelles posando con su libro `El regalo de Miranda´. Cedida

P.– ¿Qué importancia tiene que gente conocida como usted, Paula Vázquez, Sandra Barneda, Jesús Vázquez… hablen de pedir ayuda psicológica en los malos momentos?

R.–  Es absolutamente fundamental. Con 17 años tuve anorexia y de eso no podías hablar con nadie porque te decían que eras una niñata que quería ser modelo. Pero yo decía: “Oiga, mire usted, no soy niñata, tengo todo Sobresalientes, he acabado la carrera de Piano, soy una niña súper responsable y no quiero ser modelo”.

Pero claro, en aquella época nadie hablaba de estas cosas, no obstante, yo, desde los 17 años tengo la grandísima suerte de entrar en contacto con el ámbito de la psicología porque había experimentado la sensación de no poder verbalizar lo que me pasaba porque, si lo hacía, me etiquetaban.

Digamos que somos muy fans, en un país como el nuestro, de etiquetar, de prejuzgar, de clasificar, y ya, desde ahí te escucho. Pero claro, si me clasificas, me prejuzgas y me etiquetas, no me estás escuchando, vas a escuchar lo que tú quieres escuchar, al hilo de estas etiquetas, entonces, había mucho silencio en ese momento con todo esto, y ahora también hay muchísimo silencio, cuando me parece muy irresponsable por parte de la sociedad adulta, porque nuestros chavales lo están pasando muy mal, y así lo dicen las cifras.

Y lo están pasando muy mal porque nosotros somos los responsables de acompañarles y ni tan siquiera somos capaces de verbalizar las necesidades que tenemos, porque eso nos hace débiles, y entendemos que la vulnerabilidad es simpleza, pero no, desde la vulnerabilidad es desde donde vamos a percibir la grandiosidad de la vida.

Luján Argüelles sobre pedir ayuda psicológica: "Me parece muy irresponsable por parte de la sociedad adulta, porque nuestros chavales lo están pasando muy mal, y así lo dicen las cifras". Cedida

Yo soy de verdad cuando muestro mis miedos, mis anhelos, mis deseos, y ahora ya sé que está genial, y que además esa es mi vulnerabilidad, pero no va a significar que tú tengas la capacidad para hacerme daño, porque esa capacidad te la doy yo, y no te la voy a dar.

P.– ¿Es un trabajo de todo el entorno?

R.– Es que los adultos somos alucinantes. Todo el puñetero día a tu hijo o hija: “¡Estudia! ¡Fórmate! ¡Tienes que ser! ¡Tienes que hacer!”. Y de repente salimos de la carrera que hemos estudiado, nos colocamos en un trabajo y paramos. Y ahí tengo que vivir para siempre, en este trabajo y aquí me paro. Y que la vida me dé: ¿Que te dé el qué? ¿Perdón? Es que es imposible. Porque la vida cambia, porque todo evoluciona, porque todo se recoloca. Entonces tú tienes que mantenerte en movimiento.

A los chavales que les doy clase en la universidad les digo que hay que tener energía de búsqueda, no puedes estar en tu casa sentado en el sofá y esperando que llame la suerte como si fuera el repartidor de Amazon, porque es que a lo mejor estás viendo la tele tan alta que no lo oyes. No te oyes el timbre. En general, la vida va dando muchas pistas, pero tienes que escucharlas.

Creo que en la gran mayoría de ocasiones, y cuidado no llevemos esto al extremo, estamos en la polarización constante, entonces hacemos dogmas de fe de cosas que no lo son. Cada historia, cada ser humano es un milagro. Por lo tanto, cada historia tiene un análisis distinto. Pero hay grandes trazos que podríamos aplicar.

Su nuevo programa

Luján Argüelles vuelve a Cuatro con uno de los proyectos más personales de su carrera, El camino de la verdad (que se estrenará próximamente en el prime time del canal), ya que fue la propia presentadora la que le propuso a Mediaset realizar este formato.

En El camino de la verdad cinco parejas de padres e hijos tratarán de recomponer su relación en un emocionante viaje de convivencia, autodescubrimiento y crecimiento donde estarán acompañados por la asturiana, que les guiará en un peregrinaje en el que se enfrentarán a diversos desafíos con la ayuda de la coach experta en mindfulness Paz Calap.

La aventura arrancará en Samos, importante municipio jacobeo de la provincia de Lugo, en el corazón del Camino de Santiago Francés, el más conocido y transitado de todos los Caminos que llevan a Compostela. Desde Samos, los participantes del programa recorrerán una ruta de 130 kilómetros que los llevará por Portomarín, Sarria, Furelos, Melide, Arzúa, Palas de Rey, Portodemouros y Pedrouzo, entre otras localidades gallegas.

Su periplo, durante el cual tendrán que afrontar sus fantasmas, miedos e inseguridades con la ayuda de Argüelles y Calap, culminará en la plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela, un lugar mágico de encuentro y emociones que ningún peregrino puede olvidar y donde tendrán que tomar una importante decisión en sus vidas ante la catedral.

Luján Argüelles vuelve a Cuatro con uno de los proyectos más personales de su carrera, El camino de la verdad. Cedida

P.– ¿Qué le animó a proponer y presentar este programa?

R.– Este proyecto, al final, no es que te llamen o que te convenzan para hacerlo, es algo que tú sientes que necesitas contar y plasmas en un papel, bueno, unos cuantos (risas), y te vas con tu carpetilla a convencer a otros de cómo es de interesante, de importante y de novedoso un formato como este. Por lo tanto, era todo lo contrario, tenía que convencer yo a los demás de que se podía hacer.

P.– ¿Qué fue lo que hizo que Mediaset diera luz verde a su grabación?

R.– Porque había mucha autenticidad en el relato, porque al salir de una experiencia personal estás narrando lo que tú has experimentado y vivido. Por otro lado, porque es fácil darse cuenta de que en un momento como el actual necesitamos dar un clic en nuestra cabeza. Creo que estamos viviendo con mucho ruido, ha arrancado una nueva etapa, la era de la tecnología que entró de manera abrupta hace cinco años, después de la pandemia, y eso está modificando hábitos, conductas, la geopolítica internacional tiene una complejidad nunca antes vista.

Todo nos está alterando mucho, la información nos lleva por vías y modos y maneras muy distintas. Ahora el ser humano recibe muchos impactos y, al final, eso no deja de ser basura en nuestra cabeza porque nuestra mente está programada y así es, no es que lo diga yo, es que así lo dice la ciencia, para que una palabra negativa dure tres días en tu cerebro y un elogio dure cuatro horas. Entonces, al recibir tanta basura estamos en un momento complejo para la mente humana.

P.– ¿Qué ha descubierto de sí misma grabando el programa?

R.– Igual que uno va al gimnasio para mantenerse en forma o come tres veces al día, la mente hay que ejercitarla también porque los humanos tenemos 70.000 pensamientos al día, por tanto, o nos encargamos de ejercitarla, de sanearla y de resetearla o no podemos sostener las cosas con la pericia que tenemos. Por eso, he descubierto, y sigo descubriendo cada día, la capacidad para crecer, avanzar, descubrir, colocar y entender cómo la interpretación sobre las situaciones nos puede llevar al desasosiego o a la paz.

Luján Argüelles: "He descubierto, y sigo descubriendo cada día, la capacidad para crecer, avanzar, descubrir, colocar y entender cómo la interpretación sobre las situaciones nos puede llevar al desasosiego o a la paz". Cedida

P.– ¿Cómo fue el proceso de selección de las parejas de participantes?

R.– Hicimos un casting muy largo, de muchísimos meses para buscar personas con mucha verdad, con una gran historia detrás. El primer día que empezamos a grabar pensaba que me iba a dar algo, me inundó el miedo de no saber muy bien dónde me había metido y ese sentimiento lastra. Pero cuando te has ejercitado mucho, sabes dejarlo un poquito aparcado para seguir y mantener tu idea inicial.

Los participantes son personas bloqueadas que no han buscado esto y era muy difícil hacer un clic en sus cabezas. Pero desde el primer momento que entraron en contacto con nuestra coach, Paz Calap, que me volvió a demostrar que, como mentora que es mía, que iba a hacer de la vida de ellos lo mismo que hizo con la mía.

P.– ¿Qué ha sido lo que más le ha sorprendido del viaje?

R.– Lo que más me ha impresionado del Camino de Santiago ha sido la energía que tiene alrededor. Como somos energía, entiendes por qué viene la gente con una energía muy poderosa de búsqueda y de reconocimiento. Por tanto, es la que tú sientes cuando llegas, se te contagia, te lleva y te impulsa cuando la percibes. Además, el paisaje del norte de España, tanto Asturias como Galicia, que es absolutamente brutal. Y esa luz, esa naturaleza, esa vegetación, ese ecosistema natural. La naturaleza es sabia, la naturaleza es vida.