Carlo solía ofrecer sus servicios por la Urbanización Camposol de Mazarrón, para hacer obras de reforma y chapuzas varias. Tales conocimientos en el sector de la construcción los utilizó -supuestamente- para habilitar un zulo donde la Guardia Civil localizó enterrados a los pobres: José Patricio Chango Heredia (Ecuador, 1981) y Edwin Guillermo Cambal Chicaiza (Ecuador, 1992).
EL ESPAÑOL ha podido saber por diversas fuentes conocedoras del caso que la Policía Judicial puso en la diana de su investigación al colombiano Carlo P., tras localizar a seis miembros de una familia de etnia gitana que se habían convertido en los nuevos dueños del Citroën C5, propiedad de José Patricio, uno de los dos ecuatorianos desaparecidos desde la madrugada del miércoles 16 de abril.
La tarea de localizar a esas personas no fue sencilla porque el coche se movía más que una peonza. Primero fue grabado por las cámaras de seguridad de una gasolinera a caballo entre Fuente Álamo y Totana, a bordo viajaban tres hombres conocidos por algún asunto turbio. Después, el turismo fue filmado en un Burger King de Murcia, pero con unos pasajeros distintos: dos mujeres y un hombre.
Un pedido de hamburguesas de la cadena estadounidense, conocida mundialmente por su Whopper, condujo a los investigadores hasta la identidad de los seis sospechosos, tras interceptar el Citroën C5 aparcado en la capital del Segura. "En el interior del vehículo, encontrado en un sector de Murcia, se halló un ticket de compra del establecimiento Burger King", tal y como precisan diversas fuentes conocedoras del caso. De modo que se pidió a la juez instructora "proceder a la detención" de los seis individuos identificados.
El vehículo de José Patricio captado por las cámaras de seguridad de una gasolinera tras su desaparición.
Evidentemente, los miembros de esta familia de etnia gitana no se iban a comer un marrón judicial que no era suyo y cantaron por soleares todo lo que sabían del famoso Citroën C5. Este testimonio fue clave, para que la Policía Judicial hallase un hilo del que tirar, para resolver esta inquietante doble desaparición que se ha prolongado durante 140 días hasta convertirse en un supuesto doble crimen.
"Los gitanos declararon en el juzgado que el coche se lo compraron a Carlo porque se hizo pasar por el primo de José Patricio". "Durante su declaración facilitaron el móvil del vendedor".
Parece ser que la Policía Judicial le pinchó el teléfono a Carlos Andrés A. M.: un ciudadano de Colombia, corpulento y alto, al que conocen como 'Carlo' afincado en Mazarrón aproximadamente desde el año 2022 tras haber residido en Madrid, y cuya mascota, un perro de presa, define su carácter, al igual que algunas de sus publicaciones en Facebook.
Valga como botón de muestra el contenido de este post del 29 de abril de 2024: "La ola criminal no baja, ella sigue en aumento. ¿Dónde están los que quieren matarme? ¡Yeah! ¿Dónde están los que quieren cazarme? ¡Uah! El bicho mío tienen que mamarme ¡Yeah! [...]".
Carlo llevaba a los 'cazadores' de la Guardia Civil sobre su cogote, pero no lo sabía. Prueba de ello es que tuvo la osadía de seguir -supuestamente- como okupa de una casa de la calle Salvias de la Urbanización Camposol, conviviendo con los cuerpos sin vida de José Patricio, de 43 años, y de Edwin Guillermo, de 32 años, a pesar de que sus allegados y los investigadores estaban poniendo Mazarrón patas arriba para localizar a estos dos padres de familia.
"Los restos humanos que localizó la Guardia Civil estaban debajo de una cama, en una especie de zulo construido para ocultar dos cuerpos que estaban descuartizados". Una buena capa de arena, cemento y losas, como si fuera alguna de las peonadas de albañil que Carlo echaba por Mazarrón, evitaron que el olor de un par de cadáveres en descomposición invadiera la casa y apestara a los guiris jubilados que residen por la calle Salvias de Camposol.
El colombiano Carlo, engrilletado, durante el registro que realizó la Guardia Civil a la casa de la Urbanización Camposol donde se hallaron los dos cadáveres.
Los investigadores hicieron un seguimiento a este colombiano hasta que tuvieron la certeza de que estaba implicado con la doble desaparición. "Carlo había ingresado en prisión por un delito, creo que un tema de violencia de género, y lo sacaron de la cárcel para que los llevara hasta la casa". De forma que la Policía Judicial llegó a la calle Salvias, un viernes 29 de agosto, siendo consciente de que se ponía fin a la búsqueda de 'Patro' y Guillermo como les llamaban con cariño sus allegados.
Prueba de ello es que se movilizó a un equipo de Madrid para localizar y abrir el macabro zulo. Esta casa se ha convertido en otro valioso hilo del que tirar para la investigación de la Policía Judicial que aún sigue abierta, con el objetivo de aclarar si Carlo contó con ayuda: bien para matar a los dos desaparecidos, o bien para ocultar los cadáveres de Patricio -padre de cuatro hijos- y Edwin -padre de dos hijos-.
Daniel, posando con una pancarta con la imagen de los desaparecidos José Patricio y Edwin Guillermo.win Guillermo
"Carlos trabajaba en la construcción", tal y como afirma una fuente vinculada al caso. En la misma línea apunta otra fuente, atribuyendo actividades 'laborales' más delicadas a este colombiano: "Iba ofreciéndose a la gente para hacer pequeñas obras y chapuzas para conseguir dinero. Es una persona perturbada, consumidor de sustancias, solía trapichear por los salones de apuestas y lo echaron de algún local de Mazarrón". "Ha amenazado de muerte a más de una persona".
El perfil que dibujan del único detenido del caso hasta el momento, concuerda con la hipótesis que mantiene la Guardia Civil de que los dos ecuatorianos desaparecidos y este colombiano no se conocían de nada. "Sus caminos se cruzaron de forma circunstancial", en algún momento, entre la tarde del martes 15 de abril y la madrugada del miércoles 16. El móvil de este doble crimen "podría ser económico".
Tan solo hay que darse una vuelta por las redes sociales de Carlo para comprobar que le gusta vivir con opulencia, lucir un outfit de lujo, ya sea con prendas auténticas o falsas, como las últimas zapatillas de Nike, un cinturón de Yves Saint Laurent o una gorra de Gucci. También le encanta irse de farra, como así lo evidencian sus fotos y vídeos al ritmo de temas del cantante puertorriqueño Anuel AA, donde aparece con una botella de whisky reserva, posando junto a un BMW; exhibe champán o canta con una copa de licor en la mano.
Una foto de Carlo mostrando su iPhone.
Ese carro de vida -el móvil iPhone o el anillo de oro a juego con una cadena- tenía que pagarlo este seguidor del FC Barcelona que a veces se fotografiaba con gafas de sol estrambóticas. Pero posiblemente, ni sus servicios de obrero ni sus negocios en 'b' le daban para financiarse, y ahí entra en juego la teoría del móvil económico: Carlos Andrés pudo cruzarse con Patricio y Edwin entre el martes 15 de abril y el miércoles 16, cuando ambos ecuatorianos habían cobrado en metálico unas nóminas que les debían en su empresa y salieron de birras.
"Pudieron coincidir con el colombiano en algún local donde fueron a tomarse una cerveza o a hacer una apuesta. Les pudo ver que llevaban mucho dinero encima y los llevó hasta su casa para robárselo", tal y como teorizan fuentes conocedoras del caso. "Carlo vivía de okupa en esa casa con otros dos hombres y una mujer que preparaba almuerzos que vendía a obreros, además de bebida que comercializaba ilegalmente".
"A lo mejor, Patricio y Edwin fueron a esa casa por la noche a comprar bebida o comida para cenar porque en Camposol la gente sabía que allí se vendían almuerzos y licores. Puede que enseñaran todo el dinero que llevaban encima para pagar y se lo quisieron robar". Lo que está claro es que en esa vivienda se ha localizado un zulo con restos humanos en descomposición que están siendo analizados con ADN de los dos ecuatorianos desaparecidos.
La Guardia Civil todavía no ha confirmado que pertenezcan a José Patricio, de 43 años, y a Edwin Guillermo, de 32 años, pero se ha organizado un evento solidario para el próximo sábado en Mazarrón, con el objetivo de recaudar 9.000 euros para financiar la incineración de sus restos mortales y su repatriación a Ecuador.
Tal dato confirma que sus familiares asumen que esos dos cadáveres hallados en la casa okupa de los horrores, pertenecen a estos dos currantes. "Son ellos al 99%".
Cartel del evento solidario organizado para recaudar fondos para repatriar a Patricio y Edwin.
Carlo vivía supuestamente de okupa en una casa de la calle Salvias de la Urbanización Camposol, a unas manzanas de la vivienda que José Patricio y Edwin Guillermo compartían en la calle Nivar. Además, todos ellos trabajaban en el sector de la construcción y solían frecuentar locales de apuestas, lo que alimenta la hipótesis de que se conocieron circunstancialmente. De hecho, los dos ecuatorianos eran clientes de un salón de juego próximo al citado residencial y los investigadores lo visitaron cuando desaparecieron -entre otros locales-.
Las vidas de Patricio y Edwin comenzaron a difuminarse a última hora del martes 15 de abril, cuando acabaron su jornada en la empresa de construcción de piscinas para la que trabajaban, dejando sus herramientas en una nave cercana a una Gasolinera Galp.
A continuación, compraron unas cervezas en un Supermercado Consum porque Patricio quería ahogar las penas por la reciente muerte de su madre, junto a su compañero de piso: Edwin. El rastro de ambos se perdió a la 1.20 horas de la madrugada del miércoles 16 de abril, cuando sus móviles se apagaron en un paraje árido de la Urbanización Country Club.
Las respuestas a esta truculenta desaparición podrían estar en la casa okupa de los horrores porque la Guardia Civil quiere saber si el ciudadano colombiano que ha ingresado en prisión, tenía compañeros de piso que no denunciaron la presencia de restos humanos putrefactos y quién es el dueño del inmueble. Entre los vecinos de Camposol solo hay rumores: unos dicen que el propietario es de un jubilado inglés, de uno holandés, incluso de un constructor de la zona. Tan solo Carlo sabe la verdad.
