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Alquitrán, benceno, arsénico, polonio-210, amoniaco, cianuro de hidrógeno…, son solo algunas de las 7.000 sustancias nocivas a las que un fumador se expone cada vez que el fuego de su encendedor prende un cigarrillo.

Al igual que existen miles de compuestos perjudiciales para la salud en el tabaquismo, cada vez son más variados los métodos que intentan erradicarlo: parches, chicles y caramelos de nicotina, apoyo psicológico, deporte, hipnosis, acupuntura… Pero, ¿se imaginan que le quitan la adicción con un rayo láser?

Aunque tiene un toque de ciencia ficción, esta práctica se lleva realizando desde finales del siglo XX. ¿Lo mejor de todo? El tratamiento es 100% indoloro y un 85% efectivo.

"Hay personas que no toleran los fármacos, que no les gustan las agujas, o que prefieren no ser hipnotizadas. Todas las prácticas son válidas porque todavía no hay ninguna infalible", señala Elena Soria, la médica especialista en deshabituación tabáquica que cura a casi todos sus pacientes con su láser.

En España, según un estudio del Ministerio de Sanidad, alrededor del 25,8% de la población entre 15 y 64 años fuma a diario, aunque, tal y como reflejan las estadísticas anuales, estas cifras decrecen paulatinamente. Aun así, son muchos los fumadores que pretenden acabar con su adicción y buscan cualquier vía para conseguirlo. Y la respuesta de los expertos es clara: "Lo primero es querer dejarlo de verdad".

El láser estimula puntos vitales del cuerpo que elevan el nivel de endorfinas. Clínica Menorca

El rayo láser antitabaco

El láser antitabaco es un diodo de baja potencia que se aplica sobre puntos muy concretos que consiguen elevar el nivel de endorfinas de una manera segura y saludable, a niveles más altos que los que produce el tabaco o la nicotina, y controla la ansiedad actuando como agente calmante.

Para evitar los tecnicismos propios de la profesión, la doctora Soria lo compara con el láser de depilación, solo que en vez en destruir el folículo piloso - donde crece el vello -, este láser estimula centros efectivos o receptores de la nicotina que se encuentran repartidos por todo el cuerpo, con el objetivo de reducir o eliminar las ganas de fumar.

"Es como si tuviéramos llaves para todos nuestros receptores. Si cambio la cerradura de la puerta, la llave que la abría ya no sirve para nada. Este tratamiento es muy parecido. Si estimulo con el láser los receptores de la nicotina puedo reducir la ansiedad, incluso hacerla desaparecer con tan solo una sesión", explica la experta.

En concreto, esta práctica para dejar de fumar se realiza sobre 28 puntos vitales y energéticos ubicados en el aparato respiratorio y el digestivo encargados de regular el sueño, calmar la ansiedad y tratar la tristeza.

Los focos receptivos se dividen en 24 puntos en la cabeza: frente, oreja derecha, encima de la oreja derecha, nuca, oreja izquierda, encima de la oreja izquierda y ala nasal izquierda. Tres puntos en el antebrazo derecho y un punto en el pecho.

La mayoría de las personas dejan de fumar con solo una sesión de láser terapia Clínica Menorca

"Se parece a la acupuntura porque tratamos puntos muy específicos del cuerpo para tratar diversas afecciones, pero en vez de insertar agujas en el cuerpo de nuestros pacientes, estimulamos estas zonas con una luz concentrada que es totalmente indolora y sin efectos secundarios", añade la doctora.

PREGUNTA.– ¿Dejar de fumar en una sesión?

RESPUESTA.– Nada es absoluto”. La laserterapia, además de ser rápida e indolora, no actúa como un medicamento, por lo que no puede generar reacciones adversas dentro del organismo.

No solo eso, el 85% de los pacientes que se someten a ella dejan de fumar con tan solo una sesión, pero en el caso de que no lo consigan el tratamiento de Clínica Menorca - donde trabaja la doctora Soria - ofrece sesiones de refuerzo para aquellos cuyas adicciones sean más fuertes. Todo ello aproximadamente por 300 euros.

Hay personas que tienen adicciones extremas en las que el tratamiento no es suficiente. Necesitan atención psicológica. También hay otros casos en los que nos ocultan sus historias, si están tomando antidepresivos u otros psicofármacos el método láser no les va a ser efectivo.

Una fotografía de la doctora Soria. Delfín Martín. Clínica Menorca.

Para que el rayo láser tenga la mayor tasa de éxito posible, los expertos recomiendan que los pacientes dejen de fumar como mínimo tres horas antes de empezar el tratamiento. Una vez se encuentren con el profesional se iniciará una charla para conocer el ‘historial tabáquico’ y la situación personal de cada afectado.

El siguiente paso es el más sencillo. El paciente solo se tiene que tumbar en la camilla sin cruzar brazos ni piernas y relajarse; la doctora Soria se encarga de aplicar su láser donde corresponde.

Durante el tratamiento no se aprecia ninguna sensación. Los pacientes están relajados y a las pocas horas necesitan descansar porque este proceso induce al sueño.

"La mayoría de las personas a las que tratamos, después de una sesión, descubren que no tienen más ganas de fumar. La ansiedad con la que entraron en la consulta tras las tres horas previas sin fumar, no existe o ha disminuido" resalta Elena.

La doctora Soria es MédicoExperto en deshabituación tabáquica con láser desde el año 2000. clínica menorca

Casi todos los pacientes que pasan por las manos de la doctora no vuelven por su clínica, pero para asegurar el tratamiento, a los ocho días de la primera intervención ofrece otra sesión de 20 minutos de "refuerzo".

En ocasiones, esta segunda intervención ya no es necesaria, pero todo depende de las personas, algunas necesitan unas cuantas más. "También suelo recomendar algunas pautas como la alimentación o evitar que en los días próximos al tratamiento tengan muchos encuentros sociales", continúa.

La adicción al humo

El consumo del tabaco es, en realidad, el consumo de una droga ampliamente normalizada a escala mundial y, pese a los diferentes efectos que puedan generar en quienes sufren su “mono”, en muchos casos, lo más difícil es dejar el hábito.

"La nicotina es una sustancia adictiva que no facilita su abandono. Tampoco hay que olvidar el componente psicológico y social del tabaquismo: asociamos su consumo a sensaciones agradables y gratificantes de nuestra vida diaria", aclara la médica.

En España, se estima que el tabaquismo afecta al 16,4% de las mujeres y al 23,3% de los hombres, y no solo perjudica a quienes lo consumen, también a las personas que están expuestas al humo indirectamente.

Por si fueran pocos los riesgos cardiacos, respiratorios o cancerígenos que provoca el consumo de cigarrillos, también tiene consecuencias estéticas que perjudican a la piel, cabello y dientes…

La terapia antitabaco con láser tiene un coste aproximado de 300 euros. Clínica Menorca.

"Con el consumo del tabaco la piel envejece más rápido, se fomentan las arrugas, disminuye la oxigenación tisular y el bienestar de la dermis. Los dientes se vuelven más amarillentos por el alquitrán presente en los cigarrillos y el cabello pierde su brillo natural y empieza a ser más quebradizo", destaca.

El tabaco tiene tres características fundamentales: crea dependencia, cada vez más tolerancia a la sustancia, y una vez se deja de consumir, aparece el síndrome de abstinencia. Tal y como explica la doctora Soria, gran parte de los adictos a los cigarrillos no lo son por el producto en sí, sino por la asociación que se tiene del mismo.

"Muchas de las personas que fuman realmente son fumadores sociales. Es decir, su consumo viene determinado por la situación social en la que se encuentren. Pueden tener una situación muy feliz o muy triste que los incite a fumar y al final acaban enganchados. La mayoría de los fumadores son adictos porque empezaron en su juventud, para chulear o por cualquier tontería, hasta que llegó un punto donde no podían dejarlo", comenta la experta.

"Afortunadamente, cada vez la población está más concienciada de los efectos negativos que tiene el tabaquismo. Y cada vez hay más métodos para poder dejarlo. Aun así, no tiene nada de gracia joderte la vida, hay que dejar de fumar con la libertad no por imposición. Teniendo una vida plena no sé cuál es la necesidad de estropearla. Al final, cuando uno quiere dejar de fumar, puede. Solo hay que quererlo", finaliza la Dra. Soria.