Han pasado 139 días desde que los móviles de Edwin y Patricio dejaron de dar señal y no se volvió a saber nada más de ellos. Pero este domingo la Guardia Civil ha descubierto dos cuerpos enterrados a un tiro de piedra de donde estos trabajadores ecuatorianos compartían vivienda.
El hallazgo ha tenido lugar en el sótano de una vivienda okupada, y su presunto ocupante ilegal ha sido detenido y encerrado en prisión sin fianza mientras termina de resolverse el caso.
"Todo apunta a que se producirán más arrestos durante los próximos días", tal y como avanza Eloy Ferrández, abogado contratado por Daniel, hermano de uno de los desaparecidos: José Patricio. "Hay más personas implicadas".
"Se ha decretado el secreto de sumario de las actuaciones, pero por lo que sabemos, parece ser que los dos cuerpos localizados por la Guardia Civil estaban en avanzado estado de descomposición, medio escondidos en una especie de excavación subterránea, por eso ningún vecino notó el olor de los cadáveres, procedente de la casa okupada".
Ahora solo falta que el Instituto Armado haga públicos los resultados de las pruebas de ADN para corroborar las inquietudes de la familia, que desde hace meses, van mayoritariamente en la misma dirección: esperaban averiguar de una vez el paradero de sus cuerpos sin vida.
La Guardia Civil, investigando la vivienda donde se han encontrado dos cadáveres.
Un equipo de especialistas de Madrid de la Guardia Civil ha pasado tres días analizando la citada casa okupa de la calle Salvias de la Urbanización Camposol, que se ubica a unos metros de la vivienda en la calle Nivar que compartían José Patricio Chango Heredia (Ecuador, 1981) y Edwin Guillermo Cambal Chicaiza (Ecuador, 1992), ambos empleados en la misma empresa dedicada a la construcción de piscinas.
La Benemérita no ha cerrado la investigación, de forma que ahora deberá aclarar si el supuesto ocupante ilegal contó con ayuda, bien para acabar con la vida de estos dos ciudadanos o bien para enterrarlos en la casa de marras de la Urbanización Camposol.
Una vivienda por delante de cuya fachada pasaron varias veces los familiares de José Patricio y de Edwin Guillermo durante los casi 140 días que les estuvieron buscando sin descanso, poniendo patas arriba Mazarrón.
Encuentro inesperado
El arresto del presunto okupa, un hombre corpulento y de rasgos africanos, todavía no ha despejado muchas incógnitas. La Guardia Civil sostiene que no había una relación previa entre el investigado y los desaparecidos, a pesar de la cercanía de sus viviendas.
El hombre detenido por supuestamente estar implicado en la muerte de los dos ecuatorianos desaparecidos.
De manera que sus caminos se cruzaron de forma circunstancial entre el martes 15 de abril, cuando los desaparecidos acabaron su jornada laboral, y la madrugada del miércoles 16 de abril, momento en el que se apagaron sus móviles en un paraje próximo a la Urbanización Country Club.
El de José Patricio dejó de emitir señal a las 00.05 horas, y el de Edwin Guillermo a partir de las 1.20 horas ya no recibía mensajes ni llamadas.
Los investigadores tienen muchas piezas de un puzle que debe aclarar cómo acabaron los teléfonos de los desaparecidos en un paraje que está a 12 kilómetros de su casa, o cómo terminó el Citroën C5 de José Patricio en manos de una familia de etnia gitana; ya que el turismo fue una de las primeras pistas que encontraron los agentes de la Policía Judicial.
Las cámaras de seguridad de una gasolinera de Fuente Álamo (municipio vecino a Mazarrón) grabaron el citado coche ocupado por tres hombres de etnia gitana, vinculados con diversos trapicheos.
El vehículo de José Patricio captado por las cámaras de seguridad de una gasolinera tras su desaparición.
Posteriormente, el mismo vehículo reapareció en un Burger King en Murcia, ocupado por dos mujeres y un hombre, los cuales tenían relación familiar con el trío anterior.
"Podríamos estar hablando de personas implicadas en el caso coyunturalmente", según reflexiona el abogado Eloy Ferrández.
No se conocían
Aunque la incógnita más importante de todas es la que no deja pegar ojo a los familiares de los desaparecidos: cómo, cuándo y por qué se cruzaron sus vidas con las del hombre que ha sido encarcelado tras ser puesto ante la autoridad judicial.
Una hostelera de Mazarrón asegura que el presunto okupa "ha trabajado de portero en algún local de copas" de la localidad.
Lo último que se sabía de los desaparecidos es que el día que se les perdió la pista, José Patricio, padre de cuatro hijos, y Edwin Guillermo, padre de dos niños, se compraron unas cervezas en el supermercado Consum porque el primero estaba muy triste por la reciente muerte de su madre.
En el Instituto Armado no ofrecen ningún detalle más allá de que "la investigación continúa", y se remiten al único comunicado oficial que han emitido hasta ahora: "Este domingo, en una vivienda situada en la misma urbanización, tras una compleja labor, han sido hallados y extraídos de una excavación subterránea los cadáveres de dos personas que podrían corresponder a los desaparecidos, a la espera de ser identificados".
"En el marco de esta investigación, llevada a cabo por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Murcia, ha resultado detenida una persona en relación a las desapariciones. Las actuaciones se encuentran bajo secreto de sumario".
Más implicados
El ciudadano de color que ha sido encarcelado tiene un físico muy potente, pero a los familiares de los desaparecidos les cuesta creer que pudiese doblegar solo a dos personas que estaban en forma, a la vista del trabajo físico que desarrollaban de lunes a domingo, para construir piscinas y enviar dinero mensualmente a sus respectivas familias.
De hecho, sus familiares siempre subrayaron que en la víspera de su desaparición los dos cobraron un dinero que se les debía en la empresa.
Por eso no descartaban que aquella noche del 16 de abril en la que salieron a tomar un trago, para ahogar las penas de José Patricio por la muerte de su madre, mantuvieran un encontronazo con alguien, una discusión que pudo haber terminado en una pelea, incluso que fuesen víctimas de un robo.
Lo único que está claro hasta ahora es que la Guardia Civil ha llevado a cabo una detención tras haber descartado varias líneas de investigación. La primera de ellas, la posibilidad de que sufriesen un ajuste de cuentas a manos de una banda latina.
"El caso podría estar vinculado a las bandas criminales conocidas como Maras", tal y como revelaba en su momento a este diario una fuente próxima a la investigación.
Todo ello, debido a que a finales de 2024, en un restaurante de Totana (otro municipio contiguo a Mazarrón), Edwin Guillermo tuvo una discusión fuerte o una pelea a puñetazos con unos hombres de Honduras o Guatemala que le habían robado su móvil.
Aquel día estaba acompañado de José Patricio y se llegó a explorar la posibilidad de que su desaparición estuviera relacionada con ese desencuentro.
Esta vía no llevó a ningún sitio a los investigadores y se llegó a explorar el círculo familiar de Edwin Guillermo, debido a que recientemente se había separado de la mujer con la que tuvo gemelos.
Ese hilo tampoco les condujo a ninguna parte. De forma que exploraron el entorno laboral de los desaparecidos porque sus familiares aseguraron que supuestamente sus altas en la seguridad social no se correspondían con el tiempo real que llevaban trabajando para la empresa de piscinas.
La mercantil presuntamente les debía alguna nómina. Además, la casa que compartían en Camposol tenía una conexión ilegal a la red eléctrica y para terminar de rizar el rizo, los pasaportes de José Patricio y Edwin Guillermo aparecieron tras el primer registro que realizó la Guardia Civil a esa vivienda. Conforme pasaba el tiempo, el caso era cada vez más extraño.
Al final, parece que todos los caminos de esta truculenta historia, empiezan y acaban en la Urbanización Camposol. Prueba de ello es que EL ESPAÑOL ha podido saber que la Guardia Civil está tirando del hilo de la casa okupa donde han aparecido los restos de dos cadáveres para averiguar quién es su propietario y si el detenido tenía 'compañeros de piso'.
