"Pesadilla". Es la única palabra que le viene a la cabeza a Beatriz Dorado, alcaldesa de Fernán Caballero (Ciudad Real), para describir lo que ha sufrido en el último mes. La edil del PP, de 25 años, una de las más jóvenes de España, sufrió el pasado 31 de julio una grave amenaza por parte de una banda criminal. El mensaje tenía un tono propio de la camorra: si no dimitía, tanto su integridad física como la de sus seres queridos se verían afectadas.
"Me dieron un plazo de 10 días. Eso era el 11 de agosto, por lo que ya ha vencido. Yo voy a seguir trabajando. No voy a permitir que me extorsionen". Dorado lo dice segura de sí misma, sentada en el despacho del consistorio que impulsó su carrera política, primero en la oposición y, desde 2023, como máxima representante de los fernanducos, que le otorgaron una holgada mayoría absoluta.
Aunque ella lo desveló hace apenas 48 horas a la prensa, la amenaza se produjo hace 17 días. Aquella mañana, una mujer sudamericana a la que nadie conocía se presentó en el ayuntamiento. Beatriz Dorado, persona espontánea y cercana, de esas que se aproximan a la gente para hablar cara a cara –"quizás ese ha sido mi error", confiesa– la recibió con los brazos abiertos, como habría hecho con cualquier otro ciudadano.
La alcaldesa de Fernán Caballero, Beatriz Dorado, en su despacho del ayuntamiento.
Sin embargo, su instinto percibió desde el primer momento que algo no iba bien. La mujer, de unos 50 años, llegó atorada, muy nerviosa. Por si acaso, llamó al secretario interventor, que acto seguido fue testigo de una conversación surrealista que se extendió durante al menos 15 minutos. "No sé cómo voy a decirte lo que te tengo que decir", arrancó la mujer.
"Acto seguido, me comentó que la mandaba una banda organizada y que me daba diez días para dimitir. De lo contrario, habría consecuencias personales, físicas, tanto para mí como para mi familia y mi entorno cercano. En ese momento me recordó a lo que ocurría en el País Vasco con ETA, cuando alguien, de manera gratuita, ponía tu vida en un cronómetro y empezaba la cuenta atrás. Es una forma fácil de intentar acobardarte, de que no sigas ejerciendo lo que te apasiona y para lo que te han votado".
La excusa que puso la mujer, explica la alcaldesa, era que el ayuntamiento había despedido a un trabajador y que este, en venganza, había contactado con la banda criminal para dañar a Beatriz Dorado. Aseguró, para añadir presión, que se trataba de "alguien muy cercano". Entonces empezó a enumerar detalles de la vida privada de la alcaldesa: estudiaba Psicología, estaba en tercer año de carrera y ahora lo cursaba por la UNED; luego nombró a personas cercanas. "Tu familia está siendo vigilada", añadió.
Beatriz Dorado ve difícil que detrás de esa amenaza pudiera estar un exempleado. "¡No hemos despedido a nadie! Si lo hubiéramos hecho, sabríamos el origen de la amenaza. Lo único que puede ser es que la alcaldía, que tiene trabajadores, pero no de oficina, sino de los planes de empleo, contratara a gente externa [con contratos temporales]. Pero ¿despedir a alguien que se haya podido sentir así de humillado? Nadie ha dado pie a que eso ocurra".
Beatriz Dorado durante la conversación con EL ESPAÑOL.
Tras la confesión de la mujer sudamericana, llegó la parte más rocambolesca: esta aseguró que le trasladaba el mensaje porque quería recuperar a un hijo que tenía secuestrado en Valencia. Si la alcaldesa no aceptaba, el pequeño también sufriría daños.
Dorado, que hasta entonces no había sido víctima de ninguna amenaza ni polémica, se quedó en shock. Era conocedora de que todo aquello –irrumpir en un ayuntamiento para extorsionar a un funcionario público, amenazar gravemente su integridad física– era un grave delito tipificado en el artículo 550 del Código Penal. Es decir, un delito contra la autoridad, que conlleva penas de 1 a 5 años de prisión.
No obstante, nadie pudo retener a aquella extraña mujer, ya que en Fernán Caballero no hay policía local. Tampoco se pudo verificar su identidad, pues el ayuntamiento no tenía las cámaras de seguridad activas. Por ello, la regidora fue de inmediato al cuartel de la Guardia Civil de Malagón, la comandancia más cercana, para tramitar la denuncia.
Los agentes se tomaron en serio la amenaza y recomendaron a la joven alcaldesa que, por precaución, cambiara sus hábitos mientras investigaban el caso. También le informaron de que la Benemérita reforzaría la seguridad del municipio fernanduco. "Están enviando patrullas, pasándose por el pueblo a diario, controlando los movimientos que pudieran alertar de algún tipo de indicio o de algún peligro".
Beatriz Dorado, alcaldesa de la localidad ciudadrealeña de Fernán Caballero.
Además, el ayuntamiento de la localidad ciudadrealeña ya ha aplicado cambios sustanciales en sus protocolos. Ha reforzado la seguridad en el consistorio, ha activado las cámaras y ha pedido una subvención nominativa a la diputación de Ciudad Real para que el próximo mes estén instalados nuevos dispositivos con lector de matrículas en diferentes partes del pueblo.
"Confío plenamente en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Más pronto que tarde se detendrá a la persona o personas responsables", añade Dorado.
"Sé que es alguien del pueblo"
Las ventanas del despacho de Beatriz Dorado están entreabiertas y por ellas se cuela el rugido del jolgorio y la música. También el aroma de los embutidos a la plancha. Es temporada de fiestas populares en este municipio de poco más de 900 habitantes en el que todos se conocen.
Los niños tiran petardos; los ganaderos ultiman sus toros para celebrar los encierros al estilo fernanduco, fiesta de interés regional protegida; un grupo de hombres prepara los toros de pólvora que recorrerán las calles por la noche.
Las festividades culminarán el 30 de agosto en la plaza del pueblo, donde se realizará la quema de la conocida 'ofrenda de castillos' en honor a San Agustín, uno de los dos patrones –el otro es San Sebastián– de Fernán Caballeros, al que Dorado, que se confiesa muy creyente, le ha rezado en los últimos días para que proteja a su familia.
"Le pido a Dios que no les ocurra nada. Es lo que más te duele. Pensar en que pueden herir a los tuyos. Psicológicamente, claro, todo esto afecta, y más cuando sabes que se trata de una venganza diseñada y confeccionada para un perfil como el mío", confiesa la alcaldesa mientras tamborilea con los dedos sobre una mesa de madera.
Detalle del escritorio de la alcaldesa Beatriz Dorado.
"Es decir, para alguien de 25 años, para una mujer. Por eso considero que todo esto lo ha planeado un hombre, porque veo imposible que una mujer haga algo así. Hablamos de alguien a quien no le gusta que esté aquí, que no puede aceptar que una persona con menos edad y de otro género pueda marcar las reglas".
PREGUNTA.– ¿Tiene en mente algún tipo de perfil psicológico de la persona que ha podido urdir esta trama?
RESPUESTA.– Quien sea, debe tener un perfil narcisista con bastantes traumas; es alguien que roza lo psicopático, que no puede controlar sus emociones y que no soporta que le digan, y menos una mujer joven, 'hasta aquí llegas'. No tolera que haya una persona esté por encima de él. Por ello, necesita enfocarlo y vengarse de esa manera para poder sentirse más fuerte, más altivo. Él consideraba que yo era débil, que podía hacerme daño, pero se ha equivocado. Y, encima, ha cometido un delito que le puede llevar a la cárcel.
P.– ¿Sospecha que pueda haber una motivación política detrás? ¿Quizás alguien de la oposición?
R.– No lo creo posible. Tras conocer todo esto, como es mi deber, se lo trasladé a la oposición, que forma parte de la corporación. He recibido el apoyo total y unánime del Partido Socialista, tanto a nivel municipal como provincial. Puede haber diferencias ideológicas, pero estamos ante una legislatura muy tranquila.
P.– ¿Y algún vecino que pueda sentirse afectado por algúna política 'molesta' que haya tomado el ayuntamiento?
R.– De momento, aunque la situación económica ha sido complicada, porque al llegar al ayuntamiento nos encontramos con una deuda enorme, no se han tomado medidas tan restrictivas como para que alguien pudiera sentirse molesto. Hemos intentado blindar todos los sectores para que se sientan arropados, y ellos son bien conocedores de la situación de las cuentas. No hemos dañado el tejido productivo ni a ningún colectivo o particular. Lo que tengo claro es que, quien esté detrás de esta amenaza, es del núcleo local. Es de aquí. De lo contrario, ¿qué sentido tiene que conozca todo lo que sabe y pida la dimisión sin extorsionarme por dinero?
La alcaldesa de Fernán Caballero, Beatriz Dorado, en la sala plenaria del ayuntamiento de Fernán Caballero.
A pesar de la gravedad de la situación y del estrés que ha sufrido estos días, a la alcaldesa nadie le va a matar su ilusión por la política. Primero, porque Dorado lleva en los genes la pasión por el servicio público. Su abuelo, cuenta, fue concejal fernanduco durante los primeros años de la democracia, y ella, hace unos años, siguiendo la tradición, se afilió a las Nuevas Generaciones del PP, cuyos integrantes "tiraron" de ella y acabaron introduciéndola en la política "para cambiar las cosas".
Así, con 19 años, en 2019, decidió dar el salto y figurar en el tercer puesto de las listas del PP; se mantuvo en la oposición hasta que, en los comicios de 2023, le pidieron liderar la candidatura popular. Su estrategia de presentarse como un perfil renovador y cercano a las necesidades que requiere una España rural cada vez más vaciada de jóvenes como ella funcionó: el pueblo decidió arroparla con otorgándole la mayoría absoluta.
"Estamos trabajando mucho por la gente joven. Hemos hecho un gimnasio de primera planta, hemos arreglado caminos municipales, llevamos en el programa electoral, aunque aún no lo hemos podido poner en marcha por los problemas económicos, una posible bonificación del más del 50% de la compra de la vivienda para la gente joven".
Y añade: "Entiendo que hay desafección, que existe corrupción, como vemos constantemente con este gobierno a nivel nacional o, por desgracia, como vimos en el pasado en el Partido Popular [...] Pero hay que comprender que la dedicación política también implica un sacrificio personal. Me da lástima que los jóvenes, pero también los mayores, no sepan lo que significa eso y se desvinculen de lo político. Si lo comprendiéramos mejor, no daríamos tantas opiniones erráticas, no señalaríamos a quien se deja la piel ni permitiríamos que después recibiera este tipo de amenazas".
