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A Alexander Vasilenko se le conocía en los círculos político-económicos de Andalucía y Galicia en torno a 2010 como uno más de esos acaudalados rusos de la Costa del Sol a los que se podía cortejar en busca de inversiones, contactos u oportunidades de negocio.

Se le invitaba con frecuencia a homenajes e inauguraciones y no era raro verle en eventos como los que organizaba Luks Marbella, un club de networking e inversiones para rusos que llegó a distinguirle en 2014 "con el patrocinio de la Mancomunidad gallega de Salnés" por su contribución al desarrollo de las relaciones políticas y empresariales entre Rusia y España.

El ruso no ocultó jamás su vinculación al Kremlin. Pero lo cierto es que a ninguno de los políticos que han mantenido relaciones con el agente de Moscú parecía importarles demasiado.

El gerente de la Mancomunidad de Salnés, Ramón García Guinarte, durante un acto organizado por el club de inversores Luks Marbella hace cerca de once años en que distinguió a Vasilenko por su labor de puente con Galicia.

Por poner un ejemplo de su compromiso con los ultras rusos, Vasilenko no dudó en presentarse abiertamente a su llegada a España como representante del LDPR, el partido de Zhirinovsky que años después ridiculizaría públicamente la incapacidad de nuestro país para gestionar la crisis catalana y que pidió a Moscú que ayudara a liberar a Cataluña.

El 3 de junio de 2013, el Ayuntamiento de Mijas (Málaga) fue escenario de una reunión insólita que subrayó la creciente presencia política de Moscú en la Costa del Sol. El alcalde local, Ángel Nozal, recibió a Roman Judyakov, diputado de la Duma por el LDPR, y el hombre que acompañaba a Judyakov era precisamente Alexander Vasilenko.

Cuando se les pregunta hoy en día a los ediles y los empresarios españoles acerca de sus relaciones y sus negocios con este hombre del Kremlin aducen que desconocen o desconocían sus vinculaciones con Moscú. Alguno duda incluso de que realmente sea cierto lo que se dice sobre la vinculación con el aparato de seguridad de Moscú de ese ruso de 53 años de edad.

Información había. En 2017 se creó la sección española de los cosacos del Volga y Vasilenko se puso al frente de ellos como atamán o líder de ese cuerpo paramilitar, cargo que sigue detentando.

No está de más recordar a este respecto que en septiembre del pasado año, el propio Putin promulgó un decreto que integraba a los cosacos como fuerza militar de reserva, voluntarios activos en combate y miembros auxiliares de las unidades de seguridad y policía, lo que significa que pueden ser movilizados como parte de las tropas del Ministerio de Defensa y el Servicio Federal de Seguridad (FSB), heredero del KGB.

En ciertos ayuntamientos como Vilanova de Arousa (Pontevedra) han recibido en varias ocasiones con una gran alfombra roja a los cosacos, no solo tras la anexión de la península ucraniana de Crimea, en 2014 –que es cuando el mundo comenzó a entender el peligro que representa Rusia–  sino después de la agresión a gran escala a Ucrania. Y a las recepciones oficiales les siguieron los negocios privados con uno de sus ediles y el intercambio de visitas.

Concretamente, en 2017, dos años después de que fuera sancionada por la Unión Europea la Guardia Nacional Cosaca del Gran Ejército del Don por su participación en el conflicto del Donbás, el alcalde popular de Vilanova de Arousa, Gonzalo Durán, recibía oficialmente a sus hermanos del Volga en el consistorio del concello. Y Vasilenko estaba al frente.

La delegación cosaca arribó desde el monasterio de Armenteira con la vestimenta tradicional militar, los gorros y los estandartes religiosos y una imagen de la Virgen María de 40 kilogramos de peso. Según la prensa regional, Durán entregó una placa de agradecimiento al atamán de los cosacos y "expresó con limitado ruso su aprecio a la delegación".

El segundo por la derecha es Vasilenko y el que está a su lado es Gonzalo Durán, alcalde de Vilanova de Arousa. Ha recibido a los cosacos y a las delegaciones rusas en numerosas ocasiones, incluso tras la agresión a gran a escala a Ucrania, pese a la vinculación de Vasilenko con el Kremlin y el partido ultra de Zhirinovsky.

Ofició de traductor el cura ortodoxo Andrey Kordochkin, que aún no había sido forzado a abandonar España con destino a Alemania por una jauría de acosadores coordinada por Victoria Samoylova, otra agente de influencia rusa dependiente, como Vasilenko, del Rossotrudnichestvo, agencia federal rusa tolerada en nuestro país a pesar de que ha sido sancionada por la UE por sus operaciones de propaganda y desinformación.

Durán y otros ediles de la comarca conocían a Vasilenko desde hacía algunos años. En diciembre de 2014, durante la arriba citada gala solidaria organizada por Luks Marbella en el Gran Hotel Guadalpin Puerto Banús, se hallaban entre los presentes al acto de homenaje al atamán cosaco el gerente de la Mancomunidad de Salnés, Ramón García Guinarte; el ex alcalde de Vilanova de Arousa, Ramón García Guinarte, y el actual primer edil, Gonzalo Durán. Se proponían crear lazos para la promoción turística de su comarca.

Claro que el caso más reciente y también más inaudito de vinculación entre Vasilenko y una administración gallega fue divulgado por este medio hace unas semanas cuando dio a conocer que un pequeño grupo de cosacos desfiló a finales del pasado mes de junio por el municipio del concello pontevedrés de A Estrada tras fotografiarse un poco antes en compañía del alcalde popular de localidad, Gonzalo Louzao, junto a un memorial de granito que ha rubricado en piedra la creación de una avenida de la amistad de Rusia con España.

Un par de meses antes, el pasado 26 de abril de 2025, Vasilenko había sido recibido por Louzao en la propia casa consistorial junto a un representante del Ministerio del Interior de la embajada rusa llamado Sergey Levoshin en el transcurso de una audiencia en la que hicieron igualmente acto de presencia el teniente local adjunto de la Guardia Civil, Eloy Balo, y el jefe de la Policía Local, Javier García Calvo.

El teniente en funciones de la Guardia Civil en A Estrada y el jefe de la policía local de A Estrada, recibiendo un regalo del responsable de la policía del Kremlin en España, Levoshin, durante un acto celebrado en la casa consistorial de la población pontevedresa.

Utilizados por el Kremlin

No habían transcurrido ni unas horas desde el encuentro cuando el conglomerado mediático estatal que gestiona los servicios propagandísticos de Putin ya había distribuido la imagen entre los rusos. A la plataforma de desinformación del zar le vino de perillas el posado de Louzao y los policías españoles para mostrar la simpatía que suscita su gobierno entre algunos sectores de la sociedad española.

Louzao justificó su presencia en esa foto cuando estalló el pequeño escándalo asegurando que él no había "inaugurado" nada y que, en realidad, sólo acudió a la cita porque tenía a Vasilenko por un hombre de negocios ruso que invertía en su pueblo. "Yo fui allí por los viñedos", dijo. "De lo demás, no tenía ni idea". ¿Y qué inversiones eran ésas para que el alcalde popular se mostrara tan dispuesto a acudir a la llamada del supuesto hombre ruso de negocios?".

Según el empresario de A Estrada Alejandro García Ríos (al que el socialista Luis López Bueno sitúa en una órbita cercana al equipo de gobierno popular), la inversión de Vasilenko hasta la fecha ha sido la adquisición de "seis o siete hectáreas" para la plantación de uva de albariño.

Hablamos con García Ríos esta semana y se mostró claramente molesto por el ruido que ha producido este episodio ruso del concello. El empresario no cree que Vasilenko haya sido nunca agasajado por el Ayuntamiento.

Esta foto del alcalde de A Estrada, Gonzalo Louzao, con Vasilenko, fue publicada por todo el aparato de propaganda ruso hace dos meses como “la inaguración de un paseo de la amistad entre España y Rusia”.

"Se le recibió en A Estrada por el respeto que se otorga a cualquier inversor que venga", dice. "Es cierto que intervine en la contratación del mantenimiento y el desbroce a Rubén Ferreiras a través de una empresa en la que participo. Pero no puedo ponerle una cruz a nadie porque su país haya protagonizado una agresión bélica. De hecho, empecé a trabajar con gente de Rusia mucho antes de que el conflicto se iniciara".

La sociedad que ha adquirido y plantado esos terrenos en la que el cosaco ruso figura como administrador único se llama Cabañas de Siradella y fue constituida el 22 de junio de 2022, dos días después de que el también empresario local Rubén Figueiras constituyera Riobó Forrajes, que es la empresa a la que se ha asignado el mantenimiento de las parcelas adquiridas por Vasilenko para plantar la uva de albariño.

¿Por qué es esto relevante en opinión del portavoz socialista del ayuntamiento Luis López Bueno? Entre otras cosas, porque Rubén Figueiras es un hombre a quien el primer edil eligió a finales del pasado año como alcalde pedáneo de Riobó, una de las 51 parroquias dependientes de este municipio.

O si se quiere de otro modo, tres años después de la agresión a gran escala rusa contra Ucrania, un alcalde pedáneo elegido por el primer edil del ayuntamiento trabaja para el ruso al que recibieron con todas las atenciones en el Ayuntamiento y junto al que se fotografiaron. Confirmó esta semana por teléfono a este diario el propio Figueiras que, en efecto, se ocupa de esa plantación como una subcontrata.

Los cosacos de Vasilenko, un cuerpo integrado por Putin en el ejército de Rusia, durante un desfile procesional por los tramos de la Ruta Jacobea de Vilanova de Arousa.

A la oposición de la localidad le parece, cuando menos, "algo muy extraño". Especialmente, cuando se considera que el ruso en cuestión es el representante plenipotenciario en Europa de los cosacos y está claramente comprometido con la dictadura de Putin. "A mi juicio, lo que han hecho no es ético aunque sea legal", afirma el socialista Luis López Bueno.

"Es sospechoso que traigan a la sala de juntas del Concello a gente del Kremlin o que acudan como institución a inaugurar un paseo de la amistad con Rusia. Es muy raro. El alcalde haría mejor en buscar inversiones industriales que generen riqueza y empleo, en vez de acudir cada vez que este tipo de personajes tocan el silbato".

Negocios con un edil de Vilanova de Arousa

No es la primera vez que Vasilenko combina astutamente sus cosacos con los negocios personales y la propaganda en una especie de amalgama donde se funde su trabajo para el Kremlin y su determinación de seguir incrementando su fortuna. Ni tampoco es la primera vez en que se califican de "dudosos" los negocios con el ruso de algunos concejales gallegos. El caso más notorio es el del teniente de alcalde de Vilanova de Arousa, Javier Tourís.

Es un hecho documentado que en mayo de 2017, Alexander Vasilenko y Javier Tourís Romero, primer teniente de alcalde popular de Vilanova de Arousa, registraron en Marbella una sociedad conjunta llamada Fish Home Galicia. El proyecto, con un objeto social centrado en la comercialización de productos del mar, arrancó con los dos como administradores solidarios desde el 7 de junio de aquel año. Tras una vida breve, la sociedad cerró en 2021.

Tampoco la relación entre Tourís y Vasilenko comenzó en el despacho de un notario. Ambos se conocían "desde hace años". Pero digamos que fue la primera vez en que el roce institucional derivó en una sociedad mercantil compartida.

En febrero de 2018, la formación Gañemos Vilanova anunció por boca de Elena Cores que llevaría al Parlamento gallego el caso por un posible conflicto de intereses, cuestionando que un cargo municipal con responsabilidades de gobierno pudiera mantener una empresa con un empresario extranjero con proyección pública en el municipio.

El de la izquierda es el gerente de la Mancomunidad de Salnés, Ramón García Guinarte, y el de la derecha, Javier Tourís, primer teniente de alcalde de Vilanova de Arousa, con el que Vasilenko formó una sociedad. En el centro, una de las responsables de Luks Marbella durante la visita que realizó a la comarca gallega. Pretendían potenciar el turismo de la zona creando lazos con los rusos.

Javier Tourís defendió la legalidad de sus negocios y le dijo a Cores que ninguna de sus empresas mantenía relación alguna con el Ayuntamiento de Vilanova. "Mantengo una estrecha relación de amistad desde hace más de cinco años con Vasilenko", aseguró el teniente de alcalde al Faro de Vigo. "Estamos a la espera del levantamiento del embargo comercial a Rusia para comenzar una importante actividad de exportación de productos gallegos a ese país".

Eso nunca ocurrió. Fish Home apenas dejó huella operativa: no se conocen grandes contratos ni plantilla estable. Pero su breve existencia —entre 2017 y 2021— alimentó entre algunos la percepción de que la sociedad era más un instrumento puntual que una empresa en estado temporal latente. Vasilenko continuó ampliando su red en Galicia y Andalucía, a través de firmas como Ostras del Atlántico, esta última sin relación con Tourís ni con otro cargo electo.

En paralelo, la proyección pública de Vasilenko crecía. Desde 2019 participó en actos protocolarios en Cádiz, Málaga y Galicia, a menudo con presencia de autoridades locales. Nunca se produjeron irregularidades contractuales, pero sí había un patrón en el que la frontera entre la representación institucional y el emprendimiento privado se difuminaba.

Cuatro llamadas le hemos cursado a Tourís para hablar de sus negocios con el agente de influencia rusa y ninguna ha sido atendida. Louzao, por el contrario, sí ha querido aclarar que no hubo mala fe. "Lo dije entonces y repito algo que yo fui a la parcela donde se hizo aquella foto porque no quise despreciarlos como inversores en un negocio relacionado con viñedos. Me invitaron a ver las obras de la plantación y fui", afirma.

Ficha de Fish Home, una sociedad hoy extinta que constituyeron hace ocho años Vasilenko y el primer teniente de alcalde de Vilanova de Arousa, Javier Tourís.

"¿Que si no vi la placa del paseo de la amistad?", continúa el alcalde de A Estrada. "Pues sí que la vi pero a mí no se me encendió ninguna voz de alarma. Lo que vi allí fue una piedra que habla de la amistad y yo pensé que eran rusos en España que buscan la paz. Si Rubén Figueiras trabaja para Vasilenko, tendrás que preguntárselo a él. De entrada, no es un cargo electo y yo no puedo preguntarle a la gente qué clientes tienen en sus empresas".

"Si he de pedir disculpas es por el exceso de confianza", concluye Louzao. "Nos utilizaron. Eso lo sabemos ya ahora y huiremos como del fuego de personas con vinculaciones raras. De hecho, los rusos ni siquiera han vuelto a contactar con el ayuntamiento. Yo no sé si hay alguna sentencia contra el ruso porque no sé nada sobre él. Yo no sé quién es realmente Vasilenko".

Para responder a esa cuestión, hay que retroceder más de un cuarto de siglo y narrar una enrevesada historia de asesinatos frustrados y traiciones que arranca en los gimnasios de la ciudad de Krasnoyarsk, segunda ciudad más grande de Siberia y capital administrativa del krai homónimo en Rusia.

Escapó de Rusia tras delatar a un capo

El atamán o líder de los cosacos rusos en España con el que varios círculos político-empresariales gallegos y andaluces llevan confraternizando y trabajando desde hace 15 años salió huyendo de Rusia a Chipre al doblar el milenio para salvar su vida.

Hay cientos, miles de informaciones, glosando la rocambolesca historia del amigo ruso de Galicia. Se refirieron a él con ironía en docenas de titulares como el "pseudoasesino".

Una tarde de septiembre de 2000, Alexander Ivanovich Vasilenko cruzó el umbral del edificio del Servicio Federal de Rusia en Moscú y, tras presentarse como una especie de matón arrepentido ante los funcionarios del FSB, aseguró que tenía algo que decirles. Lo que estaba a punto de contarles resultó explosivo.

Al decir de Vasilenko, el poderoso capo de la mafia siberiana, Anatoly Bykov, le había contratado para asesinar a tiros al líder de un grupo mafioso rival que respondía al nombre Vilor "Pasha Tsvetomuzyka" Struganov.

Llevaba consigo una pistola, papeles y dinero que, aseguró, estaban ligados al crimen. Ese gesto –una combinación de autoinculpación y delación– activó una de las operaciones policiales más extrañas de la Rusia postsoviética: un asesinato escenificado, pruebas radioactivas y una conversación grabada que terminaría con Bykov esposado y con el propio Vasilenko convertido en una especie de fantasma que se perdió en el corazón de Europa.

Anatoly Bykov. Supuestamente, fue él, según Vasilenko, quien le contrató para asesinar a un mafioso rival. Esta foto fue tomada hace dos años, durante otro proceso judicial reciente que se siguió contra el rey del aluminio. Bykov fue condenado a doce años de prisión.

Hasta entonces, Vasilenko era un producto típico de la Siberia de los noventa. Nació, al igual que Julio César, un 24 de mayo de 1973 a orillas del poderoso río Yenisei y creció en Krasnoyarsk, donde se labró una fama de tipo duro en los gimnasios y aeroclubes: primero como karateka —"Sasha-karatist" le llamaban algunos— y luego como instructor de paracaidismo.

En la ciudad del aluminio, ese currículo deportivo era un estupendo pasaporte para ingresar en la "mafia de los atletas", que era como se conocía al pequeño ejército de guardaespaldas, recaderos, pistoleros y maleantes que trabajaban para los gánsteres reconvertidos en empresarios que sacaron ventaja del desmembramiento de la Unión Soviética para saquear todos sus activos.

El nombre de Vasilenko circulaba en el entorno de Bykov, el "gobernador nocturno" de Krasnoyarsk, y en el de Struganov, capo de la extorsión y zar de la gasolina. ¿Por qué había de encargarle el padrino de la mafia siberiana que asesinara a su principal rival si no fuera uno de sus matones?

En aquel ecosistema, los leales podían ascender con rapidez. Pero los que tropezaban, caían sin red. Para muchos, Vasilenko resultó ser un oportunista camaleónico con el olfato de un viejo sabueso para ponerse a salvo.

Alexander Vasilenko, al doblar el milenio, cuando se le vinculó a la mafia de los gimnasios de Krasnoyarsk, y cuando se vio involucrado en un intento de asesinato. Según su propia confesión, le encargaron matar a un mafioso siberiano.

La versión inicial que relató al FSB era digna de un guión. De acuerdo a su testimonio, Bykov le había entregado un arma y dinero para que eliminara a Struganov y trajera consigo "trofeos" de verificación. Los agentes, lejos de detenerlo, simularon la muerte de "Pasha" y contaminaron con isótopos radiactivos billetes, documentos y un reloj que Vasilenko debía mostrar al capo.

El 3 de octubre de 2000, el hoy atamán de los cosacos españoles partió a una cita con Bykov provisto de micrófonos ocultos. Tenía que convencerle de que había asesinado a su rival para hacerle confesar y registrar la charla. Y eso fue lo que hizo. Al día siguiente, Bykov fue detenido.

Cuando confrontaron a Bykov con las acusaciones de Vasilenko, el padrino aseguró: "Solo una persona enferma puede hacer tales declaraciones. Es boxeador, ha estado en coma varias veces y ha estado ingresado en un hospital psiquiátrico. No está claro cuándo dice la verdad y cuándo miente. ¿Quizás Vasilenko sea un agente de los servicios especiales?".

Desaparición del radar mediático

El papel en la trama de Vasilenko se complicó, no obstante, muy rápidamente. En diciembre de 2001, el ruso viajó a Chipre, donde se reunió con dos diputados rusos del partido de Zhirinovsky, Vladislav Demin y Yegor Solomatin, así como con el cónsul ruso, y grabó una declaración en la que retiraba sus acusaciones contra Bykov. Alegó que había sido coaccionado.

Con arreglo a su nueva versión de los hechos, había sido el propio Struganov quien le habría dado el arma y dictado el guión para implicar falsamente a Bykov. Esta retractación realizada en un entorno diplomático y en presencia de políticos, debilitó de forma dramática la causa principal.

En febrero de 2002, durante las vistas judiciales, Vasilenko alegó que no podía acudir a Moscú por ser ciudadano alemán, proponiendo declarar desde el consulado de Alemania. Esta afirmación sorprendió a la prensa rusa, pues implicaba que, en plena investigación, había conseguido —o ya disponía— de un pasaporte europeo que le permitía evitar la jurisdicción rusa directa.

Bykov fue finalmente condenado en 2002 a seis años y medio de prisión, pero en régimen condicional, por cargos menores de "organización de asesinato", tras un juicio en el que la marcha atrás de Vasilenko tuvo un peso considerable. La operación policial quedó marcada como uno de los ejemplos más notorios de montaje judicial fallido.

Vasilenko es el segundo por la izquierda. La foto fue tomada hace más de 25 años, algo antes de que tuviera que salir huyendo de Rusia tras imputar al padrino de la mafia siberiana y acusarle de encargarle un asesinato. Luego, desde Chipre, Vasilenko se desdijo.

En los años posteriores, Vasilenko desapareció del radar mediático ruso. ¿Dónde se había metido? Su rastro público se desdobla. Por un lado, documentos y hemerotecas lo ubican en Alemania a comienzos de los 2000. Hay menciones a pequeños negocios, consultorías y foros de la diáspora; su nombre —o sus iniciales— aparece en congresos cosacos celebrados en el norte de Europa a finales de la década. Es entonces cuando se convirtió en cosaco.

Lo que sí es verificable es que vivía ya en España a principios del decenio de 2010. Las primeras huellas públicas incontestables son burocráticas y municipales: su nombre está ligado a asociaciones de compatriotas, a proyectos culturales ortodoxos y, en poco tiempo, a sociedades inmobiliarias en la Costa del Sol, a las que algunos clientes acusaron sin pruebas de blanqueo de dinero.

Agente de Putin en España

A esa mudanza geográfica le siguió una mutación pública: de hombre reclamado por el FSB pasó en unos pocos años a ser el rostro visible de la "diplomacia cosaca" en toda Europa. Nadó, guardó la ropa y logró crear una apariencia de honrado empresario ruso, al tiempo que se echaba en brazos de la administración de Putin.

Su compromiso con el régimen es más que consistente. Como dio a conocer este diario, Vasilenko tomó parte el pasado mes de mayo en calidad de juez de una versión modernizada de un programa militar patriótico soviético llamada "Zarnitsa 2.0" organizada en Tenerife. El Ministerio de Defensa ruso define este formato como parte de un "juego a gran escala" diseñado para "mejorar el sistema de educación patriótica de los jóvenes", fomentando su "lealtad hacia la patria" y su "amor por ella".

Lo cierto es que es una herramienta más de Putin para el adoctrinamiento y militarización de jóvenes y niños que Vasilenko ha contribuido a exportar a nuestro país para el lavado de cerebro de menores españoles, en tanto que agente de influencia en la guerra híbrida del Kremlin en España.

Vista en perspectiva, la vida de Vasilenko parece haber sido una operación permanente de supervivencia: colaborar, retractarse, desaparecer, reaparecer, cambiar de país, de oficio y de ropaje institucional.

La línea continua que va del despacho del FSB a su llegada a España describe más que una biografía singular: es el mapa de una época. Una Rusia que ensayó provocaciones policiales para derribar a sus "barones" regionales; testigos que eran a la vez piezas y moneda; consulados como escenarios de rectificaciones solemnes; ciudadanías de conveniencia que blindaban huidas; Chipre y Alemania como estaciones; y, al final, España como puerto donde reciclarse en agente de soft power.

Vasilenko cambió de idioma, de traje y de función, pero nunca de naturaleza. Desde hace al menos seis años, tiene la nacionalidad española. Su nombre ahora es Alexander Vasilenko Zamiatin.