Han pasado dos años desde que Daniel Sancho asesinó y descuartizó al cirujano colombiano Edwin Arrieta en Tailandia. Tras un largo litigio protagonizado, principalmente, por los equipos jurídicos de la defensa, encabezada por Marcos García-Montes, y de la acusación, que lidera Juango Ospina, Sancho se libró de la pena de muerte y fue condenado a cadena perpetua.
El chef español fue recluido, primero, en la cárcel de Koh Samui y, en agosto de 2024, fue trasladado a la de Surat Thani, una prisión en la que se hacinan 5.400 presos, un 40% más de su límite de ocupación.
Allí es donde el hijo del actor Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo espera a que el Tribunal de Apelaciones del país revise la condena tras analizar las 480 páginas de apelación de la defensa. En ellas se argumenta que no existió premeditación, que el asesinato de Arrieta se produjo en el contexto de una pelea y que, por tanto, Daniel Sancho actuó en defensa propia.
Imagen de la fachada de Shurat Thani, en Tailandia, donde está preso Daniel Sancho.
Mientras espera una resolución que determine su futuro, Daniel Sancho ha vuelto a ser el foco de la atención mediática por sus presuntos "privilegios" en prisión. Vanitatis publicó hace unos días una entrevista en la que el abogado de la familia Sancho, Marcos García-Montes, aseguraba que su defendido estaba "animado" y hablaba con los suyos "sin censura" y que, además, tenía una celda para él solo y estaba escribiendo sus memorias.
"Los lunes y los jueves habla conmigo, los miércoles con su padre y los martes con un amigo psicólogo, aunque ellos pueden cambiar el día en función de lo que tengan [...] Le dejan hacer y decir lo que quiera, sin censura. Se ve detrás de él a los funcionarios a su aire, están tan tranquilos mientras hacemos la llamada, no intervienen ni están pendientes de lo que hablamos".
Horas después, en un directo en TardeAR, el periodista Alejandro Rodríguez aseguraba haberse puesto en contacto con Daniel Sancho. Este le habría mostrado, según su versión, su malestar ante dichas declaraciones. Sin embargo, en pleno directo, Rodolfo Sancho y García-Montes desmintieron la polémica a través de un comunicado y negaron cualquier tipo de crisis de confianza del chef convicto con su equipo jurídico.
"Rodolfo Sancho y el abogado Marcos García-Montes manifiestan que han contactado por videoconferencia esta mañana con Daniel en la prisión de Tailandia y les ha confirmado que no son ciertas las manifestaciones que han publicado sobre controversias y polémica con su abogado, así como que no ha mantenido ninguna entrevista con periodista alguno o con otra persona", publicó el despacho legal.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con la defensa de Sancho, que califica esto como "una polémica absolutamente inventada y falsa". García-Montes ha señalado que "Daniel está informado de todo", que los apoya y que "reitera la confianza a todo el equipo jurídicos, asesores y, por supuesto, a su amigo psicólogo". Por lo demás, se ha negado a dar más declaraciones.
Juango Ospina, abogado de la familia Arrieta, asegura a EL ESPAÑOL que no desea sumarse a dicha polémica y que, en su opinión, es difícil que Daniel Sancho esté gozando de privilegios en la cárcel, más allá de los que esta permite en su legislación. "Tailandia es un país muy serio y sería extraño que tuviera algún tipo de privilegio. No debería".
En la misma línea se ha pronunciado la madre de Sancho, Silvia Bronchalo: "He escuchado que decían que tenía algún privilegio y entiendo que no. Él duerme en una celda con más presos. Nadie tiene una celda para él. Hace la vida que hacen todos los presos. Se levantan, rezan, los cuentan diariamente varias veces, hace sus tres comidas al día y el tiempo que están ahí está leyendo o practicando muaythai".
"Si se entiende como privilegio que coma una comida mejor de la que se da en prisión es porque su padre se encarga de pagar todos los meses para que eso suceda. Lo haría cualquier padre en esas circunstancias", aseguró Carmen Balfagón, abogada de Sancho. Sin embargo, ha asegurado que Sancho "no está solo", sino con "otras 12 personas en una misma celda".
En cárceles como la de Surat Thani "se busca el castigo y la penitencia, que se pague el daño", insiste Ospina. "Lo poco que tardó en cumplir la pena, el traslado de la prisión a la cárcel, el tipo de condena: todo hace difícil pensar en algún tipo de trato de favor. Por algo lo llamaban el Hell's Cooker, el 'cocinero del infierno'".
Ospina señala que la investigación del caso Sancho fue "espectacular", casi tanto como "la eficiencia de la policía", que "en 24 horas ya estaba movilizada para controlar las cámaras de seguridad, verificar al autor del alquiler de la moto y comprobar la matrícula", un comportamiento digno "de aplaudir, de admirar y de aprender en Europa". Eso fue crucial.
"La clave del éxito de cualquier procedimiento judicial es la investigación. Una policía judicial que pueda recabar los vestigios del delito de la forma más urgente posible".
Lo que sí critica Ospina es la ausencia de una indemnización por parte de Sancho hacia la familia Arrieta. También el uso, en su opinión, instrumental que el entorno de Daniel Sancho ha hecho del caso. "Se hizo una docuserie en una plataforma, que fue producida por personas cercanas a la familia Sancho, por la que, aparentemente, se han cobrado cientos de miles de euros, y, como dicen personas de su entorno, ha servido para pagar a los abogados".
A Ospina no le salen las cuentas entre ingresos y gastos. "Si ese documental se ha pagado entre 300.000 € y 400.000 €... ¿No hay dinero para pagar a la víctima? [Los Arrieta] no han recibido un euro. Ahora [Daniel Sancho] va a hacer unas memorias, aparentemente. Seguramente va a intensar blanquear o justificar o dar su versión de los hechos". ¿Dónde irá ese dinero? ¿Servirá para pagar a la familia?, se pregunta el abogado.
Juango Ospina durante una rueda de prensa.
"Nos preocupa mucho que él o su entorno puedan beneficiarse con documentales, entrevistas o libros. Sería profundamente inmoral. Sería dinero manchado de sangre", añade. "Mi cliente está destrozada. Sólo pedimos respeto, memoria y justicia y que no conviertan esto en un espectáculo mediático".
Cárcel y rutina de Daniel Sancho
La cárcel de Surat Thani en la que se encuentra recluido Daniel Sancho se encuentra a 600 kilómetros al sur de Bangkok, en territorio continental. Es uno de los centros penitenciarios más masificados del país, ya que alberga a 4.618 prisioneros y 616 reclusas, según las últimas cifras oficiales ofrecidas por el gobierno Tailandés.
Se trata de un centro moderno y bien equipado, ya que se inauguró en febrero de 2023 y está destinado a presos que tienen condenas de entre 15 años y cadena perpetua. También hay reclusos condenados a pena de muerte.
La rutina de los reos comienza a las 5:30 de la mañana, según explica el gobierno tailandés. Allí se produce una llamada para despertar a los presos y la apertura de celdas. A las 6:00 se realizan actividades personales de higiene y lavandería y, a las 6:30, una rutina de ejercicio físico que culmina, a las 7:00, con un desayuno.
Una hora después, los presos se reúnen para cantar el himno nacional y realizar un rezo budista. También se enumeran, una y otra vez, como una letanía interminable, las veinte normas del centro penitenciario. Acabada esta parte, a las 8:30 se realizan los programas de rehabilitación, pero estos están centrados en presos locales y muy limitados para extranjeros, por lo que Sancho dedica ese tiempo a leer y escribir.
A las 12:00 es el almuerzo, a las 13:00 hay nuevas actividades educativas o tiempo libre, a las 15:30 vuelve a haber entrenamientos, un tiempo para la ducha y, a las 16:00, se cena. Una hora después, hay un nuevo conteo de los presos y se cierran las celdas. A las seis de la tarde se vuelve a cantar el himno nacional y se realiza un nuevo rezo, ya desde las celdas, y a las 21:00 se apagan las luces para dormir.
La prisión central de Surat Thani organiza a sus internos mediante un sistema de 10 módulos. Según la documentación oficial de la propia institución penitenciaria, la distribución consta de un módulo quirúrgico (Módulo 1), uno de detención (M2), el médico (M3), el de casos especiales (M4), dos para condenados definitivos (M5 y M7), uno de alta seguridad (M6), el de nuevos ingresos (M8), el de mujeres (M9) y el de educación (M10). Sancho pasó por el ocho y hoy se encuentra en el seis.
Según explica el propio centro penitenciario, existen varios días preasignados a cada módulo para visitas presenciales o videollamadas. Daniel Sancho se encuentra en el de máxima seguridad, el cual tiene asignadas las visitas los viernes por la mañana. El centro también asegura que los familiares pueden enviar dinero, depositado, eso sí, de forma electrónica, nunca en efectivo, así como artículos como comida extra o productos básicos de higiene.
En las cárceles tailandesas existe un sistema de economato interno [el economato es un almacén establecido por una empresa o institución para vender sus productos a un precio más barato], algo habitual en los presidios del país. Los presos pueden comprar alimentos y productos adicionales a sus tres comidas básicas con el dinero depositado por sus familias. El modelo funciona mediante transferencias electrónicas, con el escaneo de las huellas dactilares para las transacciones.
Daniel Sancho en agosto de 2023.
El catálogo de productos adicionales disponible incluye desde fideos instantáneos por 7 baht (0,19€), café (0,13 €) o huevos salados (0,27€) hasta comidas elaboradas como curry agridulce con cerdo (1,37€) o arroz con pollo frito (1,59 €), lo que refleja la marcada estratificación económica que caracteriza la vida carcelaria tailandesa, ya que quienes no gozan de recursos deben conformarse con las exiguas comidas ofrecidas por la cárcel.
Rodolfo Sancho ha estado pagando aproximadamente 1.200 euros mensuales para asegurar que su hijo pueda mantener una alimentación digna, privilegio que no todos los reos se pueden permitir. Esta cantidad le permite acceder a una comida mejor que la estándar, y también compartirla con sus compañeros de celda. La abogada de la familia ha confirmado que estos pagos no suponen un trato de favor específico, sino que es algo que cualquier recluso podría hacer si tiene recursos económicos similares.
Sancho, según confirma su abogado a este diario, también mantiene contacto regular con un amigo suyo, un psicólogo de origen americano, por llamada y videollamada. Esta relación amistosa y profesional viene de varios años atrás, y ha sido considerada un apoyo fundamental para Daniel desde que fue condenado.
Su cliente ha descrito en alguna ocasión que el ambiente de prisión es "seguro" y "sano" y ha destacado la ausencia de drogas, tabaco y violencia, aunque también ha descrito la atmósfera como "opresiva", principalmente por el griterío, los mensajes de megafonía y el constante ruido de las televisiones.
"Nunca me he sentido amenazado. No hay una mafia en la cárcel. Hay muchos guardias y los presos saben que el buen comportamiento es lo que les va ayudar a reducir las penas", declaró Daniel Sancho a EFE.
Sin embargo, medios tailandeses han reportado al menos una muerte en prisión desde 2024. Se trataba de un interno de 31 años que falleció tras presentar múltiples lesiones por ataduras en las axilas, los tobillos y las muñecas, además de suturas en el coxis y una muerte certificada por sobredosis de medicación anticonvulsiva.
Daniel Sancho, escoltado por agentes de la policía tailandesa el pasado verano.
El futuro de Daniel Sancho
De momento, la defensa ha remitido las 480 páginas de apelaciones a la justicia tailandesa. El objetivo de este recurso es lograr que se revisen pruebas y testimonios clave y replantear la acusación inicial de asesinato premeditado, argumentando que no existió tal premeditación y que fue un hecho derivado de una confrontación física.
La estrategia legal contempla incluso la posible repetición del juicio, lo que permitiría una condena significativamente menor si el tribunal aceptara los nuevos argumentos de la defensa. Hasta el momento, la Fiscalía tailandesa no ha recurrido este recurso, un detalle que los abogados consideran favorable para sus intereses.
"Es previsible que esto se resuelva en dos o tres meses", señala a EL ESPAÑOL Juango Ospina. "Sería muy extraño o anormal que se modificara el fallo. Entiendo que el fundamento y los argumentos del mismo son sólidos y se ha cumplido con la legalidad. Por poder, podría ocurrir, pero no lo creo. Prefiero guardar prudencia".
Los abogados de la familia Arrieta consideran que existen pruebas contundentes que acreditan la premeditación del asesinato, y lamentan que se intente reabrir un dolor que la familia aún no ha podido superar tras la sentencia firme dictada en 2024. Los letrados han denunciado también la difusión de teorías conspirativas por parte del entorno de Sancho y el intento de desacreditar tanto a la policía como a la justicia tailandesa.
Ospina advierte que no existe margen legal para cuestionar la condena y rechaza que se idealice al condenado a través de medios o documentales, mientras la familia de la víctima sigue sin poder vivir su duelo en paz. "Algunos medios, aunque sean los menos, han hecho un blanqueamiento del caso".
