José María Basoa y Andrés Martínez Adasme llevan 10 meses detenidos en la prisión Rodeo I de Caracas, Venezuela. Esta es una "cárcel de terror" del régimen de Nicolás Maduro en la que "una vez que entras, no sales", revela una fuente del Ministerio de Defensa venezolano que habla con EL ESPAÑOL.
Los vascos están recluidos ahí desde septiembre de 2024, cuando fueron detenidos en territorio venezolano junto a otros extranjeros acusados de un supuesto complot para asesinar al presidente Nicolás Maduro y otros funcionarios. El ministro del Interior de ese país, Diosdado Cabello, aseguró que los jóvenes eran miembros "del Centro Nacional de Inteligencia (CNI)", lo cual fue negado por las autoridades españolas.
Las familias de los jóvenes no quieren brindar ningún tipo de información para no entorpecer los esfuerzos de la Embajada de España en Caracas por liberarlos. Sin embargo, hasta ahora, todas las gestiones diplomáticas han fracasado porque el régimen de Maduro tiene otros planes para ellos.
Los jóvenes fueron detenidos el 2 de septiembre de 2024.
"Lo que van a hacer es tenerlos como rehenes hasta que sea el momento oportuno para utilizarlos, en un intercambio de rehenes", detalla la fuente.
Diplomacia de rehenes
Mientras esperan por su liberación, ambos jóvenes están en condiciones de hacinamiento, sin poder hablar con sus familias y sin asistencia de un abogado. De hecho, tampoco hay una acusación formal en su contra, más que lo dicho por las autoridades venezolanas y el propio Nicolás Maduro.
"Fueron capturados y están convictos, confesos y con plena prueba de las acciones que traían dentro de Venezuela para asesinar gente, colocar bombas", dijo el mandatario venezolano días después de su captura.
Rodeo I es una conocida cárcel de tortura donde los guardias van encapuchados para que no los vean. Los presos son encerrados en celdas diminutas, comen una vez al día, no reciben atención médica, sufren palizas y "están en condiciones inhumanas" describe Martha Tineo, una defensora de derechos humanos venezolana que ha hablado con familiares de otros presos que también están en estas celdas.
A los familiares, cuando visitan a sus presos, los encapuchan para que no puedan describir cómo es la cárcel por dentro y los obligan a entrar descalzos. Además, sus conversaciones son grabadas y a los hijos menores de los presos no les permiten visitarles.
Esta cárcel estuvo muchos años abandonada y fue rehabilitada por las autoridades venezolanas en abril de 2024, en el contexto de las elecciones que hubo en julio en ese país y de las que Maduro se proclamó ganador. España, por su parte, no reconoció el resultado de esos comicios.
En esa cárcel están los más de 70 extranjeros que el régimen de Maduro considera "terroristas". 32 de ellos son europeos, según datos de la organización Foro Penal.
Martha Tineo, por su parte, es de la organización Justicia, Encuentro y Perdón. Ella explica que la diplomacia de rehenes es el arresto de personas extranjeras para mantenerlos como prisioneros y ejercer presión política sobre otro estado.
"Esto lo hacen para ablandar sanciones, para posicionamientos neutrales en foros internacionales respecto a la crisis de Venezuela y es una forma de chantajear a otros estados respecto a su posición ante la dictadura venezolana", detalla.
Tineo coincide con la fuente de Defensa venezolana y cree que José María y Andrés solo serán liberados en un posible "intercambio de rehenes". Esta es una práctica que Maduro ya ha hecho con otros gobiernos.
En diciembre de 2023, Estados Unidos liberó al empresario colombiano Alex Saab, aliado de Maduro y acusado por el gobierno norteamericano de lavado de dinero. El entonces presidente estadounidense, Joe Biden, le concedió un indulto y Saab regresó a Venezuela. A cambio, Maduro sacó de sus cárceles a diez estadounidenses y otros presos de la oposición.
Cárcel Rodeo I.
La organización de Tineo ha identificado a 95 extranjeros en las cárceles de Maduro. 14 de ellos con nacionalidad española, incluidos los vascos José María y Andrés.
Todos ellos supuestamente participaron en complots o planes para asesinar a Maduro y otros funcionarios venezolanos, pero las autoridades de ese país no muestran pruebas de ello y algunos ni siquiera son enjuiciados para demostrar su inocencia.
Una aventura más
José María Basoa Valdovinos, de 35 años, y Andrés Martínez Adasme, de 32, fueron vistos por última vez en Inírida, Colombia, el lunes 2 de septiembre de 2024. Desde ese día están en manos de las autoridades venezolanas.
Viajaban sin guía, como acostumbraban a hacerlo siempre que iban por Sudamérica o por el sudeste asiático, a donde solían ir de aventuras juntos. Ambos son naturales de Bilbao, País Vasco, y son amigos desde que iban a campamentos juveniles.
Andrés trabajaba como soldador y hacía labores de carpintería e instalación de ventanas. Vivía con sus padres en el barrio Recalde de Bilbao. Lo poco que ganaba se lo gastaba recorriendo el mundo con su amigo.
José María trabajaba como ingeniero y llevaba cuatro años viviendo en Suiza porque allá le pagaban mejor que en España por su trabajo. Entre sus amigos le llamaban "el alemán" porque dominaba bien ese idioma. Lo aprendió en su juventud cuando estudió en el colegio alemán de Bilbao.
A José María y Andrés les gustaba viajar por el mundo.
De joven se fue a trabajar a Alemania como instalador de sistemas de gas y luego se fue a Polonia en donde consiguió un empleo como responsable de estudios de mercado. En 2020 consiguió un puesto en una empresa suiza y se mudó a ese país. De vez en cuando visitaba a sus familiares en Bilbao y se juntaba con su amigo para ir de viaje.
"Ellos iban a estar por la selva y tenían interés en visitar las montañas de Sudamérica. Iban por una aventura más", cuenta a EL ESPAÑOL un amigo de ambos que se asombró cuando el hermano menor de José María, Cosme, publicó en sus redes sociales que los chicos estaban desaparecidos.
Ambos jóvenes tomaron un avión de Madrid a Caracas el 17 de agosto de 2024. Recorrieron Venezuela, principalmente la selva amazónica, en un Mitsubishi Lancer alquilado a la empresa Aco Rent a Car, y luego desaparecieron.
"Espías"
El amigo detalla que el 31 de agosto de 2024 dejaron el coche en un pueblo llamado Morganito, en territorio venezolano y cruzaron a Colombia por el río Orinoco. Llegaron a Inírida, en donde visitaron los cerros de Mavicure, una de las zonas más turísticas de la región. No contrataron un guía porque siempre viajaban por su cuenta.
"Al volver, el 2 de septiembre, cruzaron de nuevo el río para ir a por el coche que lo debían entregar el 5 de septiembre, pero es ahí donde los cogieron presos", relata el amigo de los jóvenes.
La última conexión telefónica que tuvieron fue ese mismo 2 de septiembre a las 8:23 de la mañana, según informó su familia en aquellos días. Fue entonces cuando Cosme Basoa publicó información sobre su hermano y su amigo en redes sociales, e incluso un número telefónico para que se contactaran con él en caso de que alguien tuviera noticias.
Ahora, Cosme coge la llamada de EL ESPAÑOL a ese número. Amablemente nos dice que "no queremos dar información al respecto. Es una decisión familiar". Los padres de Andrés también tomaron la misma postura. "Es lo que les ha dicho la embajada", señala su amigo, "que no hablen con los medios para no molestar en las negociaciones".
Hasta el 10 de septiembre de 2024, nadie sabía nada de José María y Andrés. La primera noticia que tuvieron fue cuando el ministro de Interior venezolano, Diosdado Cabello, reveló que los habían capturado cuando supuestamente pasaban cerca de la base militar General José Antonio Páez.
Cabello les acusó de estar "vinculados al Centro Nacional de Inteligencia" español, que supuestamente trabajaba en coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, de Estados Unidos).
También que junto a los españoles había tres ciudadanos estadounidenses y un checo detenido. Además, mostró un arsenal de 400 armas que presuntamente les habían interceptado.
"La familia estuvo desesperada porque pasó como una semana sin tener noticias de ellos hasta que supieron por los medios que habían sido detenidos", detalla el amigo. Además, a las familias les impactó que el régimen de Maduro presentara las fotografías de ellos como delincuentes, con sus rostros, nombres y números de pasaportes.
Andrés Martínez Adasme antes de ser detenido
Los acusaron de ser "espías", "terroristas" y de ser parte de una trama internacional para asesinar al presidente de ese país y a otros funcionarios. También dijeron que sus "contactos" en Venezuela eran las opositoras Jessica Ponte Figuera y María Teresa Clavijo, además de Iván Simonovis, excomisario de la Policía de Caracas.
Simonovis fue uno de los presos políticos más conocidos del chavismo. Fue encarcelado el 11 de abril de 2002 y se le acusó de ser culpable de la muerte violenta de 19 personas durante una manifestación, algo que él siempre negó. En 2019 se fugó de su arresto domiciliario, se exilió en Estados Unidos y desde entonces ha sido uno de los enemigos declarados del régimen de Maduro.
La Embajada de España en Venezuela y el Ministerio de Asuntos Exteriores están al frente de la negociación, pero 10 meses después, las familias aún no han visto avances que lleven a la liberación de los jóvenes.
Según el amigo de los vascos, las familias tienen comunicación con Exteriores y con la embajada, pero hasta la fecha, a tan poco de cumplir un año encarcelados, aún no les llega la esperada noticia de su liberación.
