En los 32 años que José Manuel Maroto lleva siendo paramédico en Ibiza, nunca había estado al borde del colapso físico y mental como ahora. Así también está el sistema de ambulancias público en el que trabaja, dice, porque la cantidad de turistas alcoholizados y drogados en las discotecas de la isla que necesitan atención de urgencias, sobrepasan la capacidad de los sanitarios.
José Manuel, de 52 años, asegura que cada noche reciben unas 70 llamadas de urgencias. De esas, al menos 30 son por turistas intoxicados de alcohol y drogas. Eso es mucho para una isla como Ibiza, señala este paramédico.
En la isla hay cinco ambulancias, lo cual "es escaso". Incluso hay momentos en que llegan unidades desde otros municipios como San Antonio para prestar ayuda en Ibiza, explica este sanitario que hace turnos de 12 horas, desde las ocho de la tarde a las ocho de la mañana.
José Manuel llevando en una camilla a un paciente alcoholizado que estaba tirado en una calle en Ibiza.
Esos pacientes muchas veces agreden a los paramédicos como José Manuel que tratan de ayudarles. "Consumen drogas y nos golpean. El cien por cien de los trabajadores sanitarios de Ibiza hemos recibido algún tipo de agresión", detalla.
La última agresión fue hace unos días, cuando un paciente alcoholizado estaba siendo atendido en la ambulancia. Cuando despertó, se asustó porque no sabía dónde estaba y comenzó a golpear a los paramédicos que le atendían.
"Estas personas usan drogas que les generan alucinaciones", explica José Manuel. "Lo que pasa es que ahora es más barato drogarse que consumir una copa. Se desorientan y se despiertan sin saber dónde están. Se piensan que les estamos persiguiendo, que les queremos secuestrar y se asustan porque no están entendiendo lo que está pasando, su realidad está completamente distorsionada y ven a la gente que está a su alrededor como agresores”.
Esa noche, los paramédicos tuvieron que abrir las puertas de la ambulancia y dejar que el hombre bajara para que no siguiera golpeándolos.
Ambulancias colapsadas
El servicio de ambulancias funciona 24 horas en Ibiza, pero en las noches es cuando el servicio se colapsa. "La mayoría de las intervenciones son de turistas, extranjeros y españoles, que vienen a pasar vacaciones" durante el verano, detalla José Manuel.
Lo que suele pasar es que hay turistas que salen muy borrachos de las discotecas, se caen en la calle y se golpean la cabeza. También hay personas drogadas que entran en estado de pánico y que tienen alucinaciones por el alto consumo de drogas. Otras padecen alguna enfermedad crónica y el consumo de estupefacientes les afecta a su salud.
Además, hay varios pacientes que son atendidos por lesionarse al practicar el 'balconing'. Esta es una actividad en que los turistas se lanzan desde el balcón de sus habitaciones de los hoteles hacia una piscina. Algunos lo hacen desde varios pisos de altura.
Los sanitarios en Ibiza hacen turnos de 12 horas por las noches.
Al caer, estas personas suelen golpearse con el borde de la piscina y pueden romperse una pierna, un brazo, e incluso estrellar su cabeza contra el suelo y morir.
Este tipo de actividades y los efectos que hacen las drogas y el alcohol en los turistas que pasan vacaciones en la isla son las que tienen el sistema de ambulancias colapsado, indica José Manuel.
Por otro lado, José Manuel señala que en las discotecas hay una enfermería con una persona, pero estas solo atienden incidentes que suceden dentro del local. "Si una persona alcoholizada sale de la discoteca y a unos 50 metros se cae y se golpea, ya a esa persona no la atienden y nos llaman a nosotros", dice el paramédico.
A las discotecas de Ibiza llegan miles de turistas cada noche.
Servicios privados en las discotecas
Además de paramédico, José Manuel Maroto es el delegado del Sindicato de Técnicos Auxiliares de Enfermería en Baleares. Él le reclama al Consell Insular de Eivissa por qué no legisla para evitar el colapso de las ambulancias de la isla por los turistas alcoholizados.
Juan Manuel critica que el Consell exija que en un evento deportivo para 300 personas haya una ambulancia con un médico, un enfermero y un técnico. En cambio, las discotecas con hasta 5.000 personas de aforo "donde la actividad que se va a realizar es mucho más peligrosa que en un evento deportivo porque ahí hay un consumo elevado de alcohol y drogas", no se exija que haya un equipo sanitario completo.
"No entiendo que este tipo de ocio que genera beneficios millonarios utilice beneficios públicos para palear las necesidades que ellos mismos están generando", detalla.
José Manuel considera que las discotecas deben contratar servicios privados de emergencias con ambulancia, médicos y todo lo necesario para no saturar el sistema público.
De hecho, hay una discoteca en la isla que sí lo hace. "Si ese sistema lo gestionan bien y se legisla para que se copie, funcionaría y ayudaría a descongestionar el servicio público", señala José Manuel.
Las noches de un paramédico
El turno de José Manuel empieza a las ocho de la tarde en la base de paramédicos ubicada en el antiguo hospital Can Misses. Desde el primer minuto está a disposición del Samu 061, que es el centro de coordinación de emergencias.
Apenas entra la primera llamada sale con su compañero en la ambulancia en busca del paciente que necesita ser atendido. Una vez que lo encuentra, debe averiguar qué le ha pasado y si ha consumido drogas o alcohol. Luego, tienen que estabilizarle y por último trasladarle a un hospital.
José Manuel y su compañero atendiendo a una persona que se cayó mientras caminaba alcoholizada por Ibiza.
José Manuel explica que algunos pacientes no necesitan ser hospitalizados, pero en el caso de las personas alcoholizadas, "el 95% de ellos tienen que ser trasladados".
Todo eso puede tomarle sobre una hora y media, y hace hasta siete intervenciones por noche. "En ese tiempo también suceden otras urgencias como accidentes de tráfico, incidentes en domicilios o pacientes con patologías que necesitan asistencia", señala José Manuel.
Para el amanecer, José Manuel y sus compañeros terminan agotados de lidiar toda la noche con personas borrachas y que incluso intentan agredirlos. "Son pacientes que están fuera de sí y no se controlan", indica.
