La familia de Sara Gómez ha conseguido sentar en el banquillo de los acusados al doctor Javier A. M.: el cirujano cardiovascular que le practicó una lipoescultura mortal. También será juzgado el anestesista José G. V. porque le asistió durante aquella intervención. Así lo recoge el auto de procedimiento abreviado emitido por el Juzgado de Instrucción número 3 de Cartagena y que encamina hacia la vista oral a ambos médicos, por “un presunto delito de homicidio por imprudencia”.
Lo más llamativo del auto es que también procesa a ocho de los médicos del Hospital Santa Lucía de Cartagena que atendieron a Sara, durante los 29 días que agonizó en la UCI, tras ser derivada a este centro hospitalario público desde el quirófano de la clínica privada Virgen de la Caridad. La magistrada María del Mar Gómez expone en su auto que el cirujano cardiovascular practicó una lipoescultura a Sara Gómez, careciendo de la especialidad de cirugía plástica, estética y reparadora, valiéndose de la publicidad que hacía en sus perfiles de Instagram.
“Existen indicios que permiten afirmar que Sara Gómez Sánchez estaba interesada en una intervención de lipoescultura y tras la consulta de los facultativos que la practicaban, ante la creencia errónea de que las publicaciones en redes sociales de intervenciones de lipoescultura del doctor Javier A. M., firmadas por él mismo, habían sido realizadas por dicho doctor, y que se trataba de un médico cirujano plástico de reconocida experiencia, el cual utilizaba una técnica innovadora. Tal y como el propio doctor M. indicó en conversaciones privadas mantenidas con Sara, ésta decidió practicarse la intervención de lipoescultura con el mismo”.
Damián y Felisa, los padres de Sara, con camisetas de apoyo a su hija. Al lado, los hermanos de Sara sujetándole la mano en el Hospital Santa Lucía de Cartagena.
La juez recalca que a pesar de los cursos y títulos aportados por el doctor Javier A. M., como un curso en laserlipolisis en Cali, otro de lipomarcacion abdominal 4D o un Master en la Universidad Regenerativa y Complutense en Antienvejecimiento, todo apunta a que este cirujano cardiovascular se metió en el quirófano con Sara para realizar la primera lipoescultura de toda su carrera: “Existiendo indicios de que era la primera intervención de lipoescultura que realizaba”.
Esta cirugía estética estaba programada a las 9 horas del 2 de diciembre de 2021, en un quirófano que alquiló el doctor Javier A. M. en el Hospital Virgen de la Caridad de Cartagena, siendo asistido por el anestesista José G.V., de 58 años. Las complicaciones para esta agente inmobiliaria, de 39 años, y madre de dos hijos, comenzaron pasadas unas horas del inicio de la lipoescultura. Así lo detalla la magistrada:
“A las 13.15 horas, la tensión cae a 55-25 mmHg y se aplican bolos de 6 miligramos de efedrina que remontan momentáneamente la tensión. En estos momentos era aconsejable terminar la intervención”. A partir de las 13.45 horas, "la hemoglobina estaba muy por debajo de la cifra mínima asumible de 10g/dL”. A pesar de tales indicativos vitales, el doctor Javier A. M. siguió con la lipoescultura como si nada y el anestesista no lo impidió. “La intervención finaliza a las 14:30 horas, presentando la paciente inestabilidad hemodinámica”.
De modo que la magistrada considera que el doctor José G. V. también debe responder penalmente sobre lo sucedido en aquel quirófano: “Se estima que concurrió responsabilidad del anestesista en el resultado del fallecimiento, por cuanto que José G. V. debió estar pendiente del control y de la monitorización de la paciente durante la intervención de la lipoescultura. Sara Gómez debió ser trasladada a una unidad con UCI, en este caso el Hospital Santa Lucía, tres horas antes del momento en el que se hizo, decisión que correspondía al anestesista”.
Una imagen difundida por Ciudadanos de la Clínica Virgen de la Caridad de Cartagena.
Tanto el historial clínico analizado durante la instrucción judicial como los testimonios escuchados durante meses, llevan a la magistrada a concluir de manera objetiva que Sara Gómez llegó al Hospital Santa Lucía en estado “crítico”, con taquipnea, piel pálida y fría, sin focalidad neurológica, con sangrado continuo en la zona de la espalda, con grandes hematomas, con inestabilidad hemodinámica, con taquicardias, con laceraciones hepáticas múltiples…
“Los cirujanos de guardia decidieron no intervenir, al ser la exploración abdominal sin defensa, ni signos de irritación, y por la inestabilidad de la paciente, procediéndose a un fajado abdominal. El urólogo de guardia valoró las lesiones objetivadas en el TAC y decidió tratamiento conservador, con ingreso de la paciente en la UCI”.
Las decisiones aparentemente conservadoras que adoptaron durante los primeros días son las que han llevado a que los médicos que trataron de salvar a Sara, durante casi un mes, se hayan visto metidos en el mismo saco que el cirujano cardiovascular que le practicó una 'lipo' careciendo de experiencia y titulación específica. Así lo recoge el auto que ha provocado un terremoto en el seno del Servicio Murciano de Salud:
“Se aprecia responsabilidad de los cirujanos que se encontraban de guardia los días 3, 4, 5 y 6 de diciembre de 2021, en el resultado del fallecimiento. Toda vez que a partir del día 3 de diciembre, aparecen indicadores de sepsis, con aumento de procalcitonina y resultados de índice de amilasa en líquido abdominal, con signos de infección generalizada, no practicándose la primera intervención con exploradora hasta el día 7 de diciembre de 2021”.
Rubén Gómez, hermano de la difunta Sara y portavoz de la familia, se ha mostrado indignado por la decisión de la magistrada de sentar en el banquillo de los acusados a ocho médicos que atendieron a su hermana: “Lo hemos dicho y lo mantenemos, nos parece ilógico e injusto, sentar en el mismo banquillo al doctor y al anestesista, junto con los médicos del Santa Lucía. Pero ellos se han envenenado con su propio corporativismo porque cuando prestaron declaración fueron demasiados ambiguos para tratar de favorecer a un colega de profesión. Ahora irán como imputados, así que si se defienden con más contundencia, podrán salir airosos de la situación”.
Damián, Felisa, Rubén y Nora, los padres y hermanos de la difunta Sara Gómez.
Rubén Gómez avanza que su familia recurrirá el auto porque "supone repartir entre muchos médicos la responsabilidad que pueda haber en la muerte de mi hermana y eso es injusto para ella".
El 'caso Sara Gómez' provocó un hondo debate sobre el intrusismo médico de facultativos que practican operaciones estéticas, como un aumento de pecho, careciendo de la especialidad de cirugía plástica, estética y reparadora. Ese es el fondo del asunto que se dirimirá en la vista oral y la magistrada María del Mar Gómez lo hace constar en su auto, señalando el camino hacia el banquillo de los acusados a este cirujano cardiovascular:
"Se estima que concurrió responsabilidad del cirujano Javier A. M., toda vez que él mismo no era especialista en cirugía plástica, estética y reparadora, careciendo de la formación necesaria para la intervención. La técnica utilizada fue incorrecta a la hora del manejo de las cánulas y en las infiltraciones de líquido y proporción de la cantidad extraída".
"Además, consta la existencia de publicaciones engañosas del doctor, firmando o rubricando fotos subidas a las redes sociales como si fueran suyas, existiendo indicios de que era la primera intervención de lipoescultura que realizaba".
Rubén Gómez recalca que su familia afronta la vista oral con la intención de lograr una pena de prisión para el médico que intervino a su hermana: "Lo más importante del auto es que la juez deja entrever en dos ocasiones que Sara fue engañada, que las publicaciones del doctor en redes sociales eran falsas, que no se correspondían con la realidad y eso precipitó la operación. Pero lamentamos que no se le haya imputado por delitos de estafa y falsedad documental".