La instrucción judicial del caso Rafa Mir ha llegado a su fin y lo hace con una prueba que podría favorecer los intereses de la defensa del jugador del Valencia CF. EL ESPAÑOL ha podido saber que la empresa Levantina de Seguridad de la Urbanización Torre en Conill ya ha aportado al juzgado los partes de intervención de los dos vigilantes que se personaron en el chalé del futbolista y no recogen que ninguna de las dos chicas verbalizara haber sido víctima de una agresión sexual.
Esos partes están fechados el domingo 1 de septiembre y exponen la intervención que realizaron los dos vigilantes de seguridad, a las 8:54 horas de la mañana, en el lujoso chalé donde Rafa Mir residía para afrontar la temporada con el Valencia CF. Este diario ha podido saber que estos empleados de Levantina fueron movilizados por un residente de esta urbanización ubicada en el municipio de Bétera:
"Pasa aviso la base porque se recibe la llamada de un vecino que dice ver que hay dos chicas desnudas, gritando en medio de la calle Gamarus", tal y como expone por escrito el primer vigilante de seguridad que se desplaza hasta el chalé de Rafa Mir.
Tales jóvenes que están sin ropa tienen 25 años y 21 años, respectivamente. Las dos acudieron por voluntad propia al chalé del futbolista tras haberle conocido en la Discoteca Mya: una afamada sala, ubicada en la Ciudad de las Artes a la que suele acudir very important people.
A la citada discoteca acudió el delantero del Valencia CF, para tomarse unas copas junto al defensa del Alcantarilla CF, Pablo Jara, y un militar: dos de los mejores amigos que Rafa Mir tuvo durante su infancia en la pedanía murciana de Javalí Nuevo. Así lo demuestra el hecho de invitarles al Estadio de Mestalla, para que asistieran al derbi autonómico que se disputó el sábado 31 de agosto ante el Villarreal.
La noche de los hechos
El encuentro terminó en tablas y el trío de amigos se marchó de farra a la Discoteca Mya donde conocieron a dos chicas: una de 21 años, con la que se besó Rafa Mir dentro de la sala, y la otra, de 25 años, mantuvo sexo con el jugador cuando llegaron al chalé de la Urbanización Torre en Conill para seguir con una fiesta privada, a la que también asistieron el citado militar y el defensa del club de Tercera División.
Las chicas acabaron en la calle tras ser expulsadas de la pequeña villa por el defensa Pablo Jara, tal y como expone la chica de 25 años, en su denuncia presentada ante la Guardia Civil. De hecho, esta joven relata que después de haberse acostado con Rafa Mir se metió en la piscina y el defensa del Alcantarilla CF la sometió a supuestos tocamientos en sus senos y en el culo sin tener su consentimiento:
"Estuve quitándole en todo momento las manos de mis senos, haciendo varias veces la misma operación, por lo que ante el acoso, violencia y su fuerza cada vez mayor: decidí irme de la piscina. En cuanto salí, mi amiga salió y me siguió". "El chico se puso más agresivo, me persiguió, insultándome y vejándome. Me hizo sentir muy mal. A gritos, nos dijo que nos largásemos de la casa, por lo que nos echó a la calle vestidas solo con unas bragas y con una camiseta en forma de top".
"Le pedí, por favor, que me entregase mi ropa para poder irme a casa y me respondió propinándome un puñetazo en la cara y cerrando la puerta". El primer vigilante que llegó a la calle Gamarus a las 8:54 horas no expone en el parte que ninguna de las veinteañeras denunciara o verbalizara que Rafa Mir la había agredido sexualmente: "Veo a las chicas con un ataque de ansiedad y una dice que le han dado un puñetazo. Llamó a la Policía Local para que se encargue del tema".
Un vídeo de la Urbanización Torre en Conill en Bétera.
A continuación, en la calle de marras se persona un segundo efectivo de la empresa Levantina de Seguridad y en su parte de intervención solo transcribe lo siguiente: "Apoyo al vigilante de seguridad con número 'X'". Tampoco alude a que ninguna de las jóvenes denuncie haber sido víctima de una agresión sexual y ni siquiera menciona que Pablo Jara le propinara un puñetazo a una de las chicas.
El contenido de estos dos partes es importante por dos motivos. En primer lugar, debido a que estos vigilantes afirmaron en su declaración en sede judicial, en calidad de testigos, que escucharon a la joven de 21 años afirmar que Rafa Mir supuestamente le había introducido los dedos en la vagina. Sin embargo, ellos mismos no hicieron constar un delito tan grave en los partes que firmaron ese mismo domingo 1 de septiembre, a las tres de la tarde y a las seis de la tarde.
Todo testigo está obligado a decir verdad ante un juez, de modo que, en teoría, estos documentos de seguridad privada desmienten la veracidad de la declaración que los propios vigilantes prestaron en el Juzgado de Instrucción número 8 de Llíria el 24 de febrero.
En segundo lugar, el contenido de estos dos partes de Levantina de Seguridad van en consonancia con el atestado que hizo la Policía Local de Bétera porque tampoco reflejó nada de los supuestos tocamientos de Pablo Jara a la joven, de 25 años, ni que su amiga, de 21 años, denunciara que Rafa Mir la agredió sexualmente.
Tanto los vigilantes de seguridad privada como los policías locales coinciden en reflejar por escrito en sus intervenciones que hubo una -supuesta- agresión de Pablo Jara sobre la chica de 25 años. Esta prueba documental llega en el final de la instrucción del caso Rafa Mir.
La titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Llíria tiene que dictar ahora un auto de conclusión del sumario y trasladarlo a la Audiencia Provincial de Valencia. De modo que podría decidir continuar hacia un procedimiento abreviado, para juzgar al delantero del Valencia CF, Rafa Mir, por una supuesta doble agresión sexual, con acceso carnal, y al defensa del Alcantarilla CF, Pablo Jara, por una agresión sexual y lesiones, en base al contenido de las denuncias de las dos chicas.
O por el contrario, podría acordar el archivo de la causa sobre el delantero y solo juzgar el presunto puñetazo del defensa a la chica de 25 años. De momento, la labor que viene ejerciendo el letrado Jaime Campaner, en nombre de Rafa Mir, se centra en lograr el sobreseimiento del caso sobre el futbolista del Valencia CF, como así lo demuestra que ya solo debe acudir una vez al mes al juzgado y se le ha devuelto el pasaporte, levantando la prohibición de salir de España.
Tampoco es menos cierto que en el caso de Pablo Jara, su abogado Gabriel Esturillo, divisa el mal menor que ya pronosticó en la causa para el defensa y que se traduciría en ser juzgado solo por un delito leve de lesiones o agresión, por el puñetazo en el labio a la chica, y que podría suponer el pago de una multa de unos 540 euros. Ninguno de los dos letrados ha querido valorar el contenido de los partes de los vigilantes de seguridad a los que ha accedido este diario por fuentes ajenas a la causa. La jueza Ana Magraner tiene la última palabra sobre el caso Rafa Mir.