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Dos mil colegios de la Comunidad de Madrid, tanto públicos como concertados, se convertirán el próximo curso en espacios libres de pantallas, con carácter general y en determinados ciclos de enseñanza. Será Madrid, pero también Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares, Galicia, Asturias y Cataluña. El Gobierno, por su parte, trabaja ya en el proyecto de Ley de Protección de los Menores en Entornos Digitales, aprobada esta semana en el Consejo de Ministros.

La sociedad, sin embargo, avanza más rápido que la normativa. Hace 13 años, el psicólogo Marc Massip fundó Desconecta, un centro especializado en el abordaje de las adicciones a las pantallas por parte de los adolescentes. "Entonces le llamaron loco", ilustra a EL ESPAÑOL Javier Feliz Álvarez, director de Programa Desconecta. Con tres centros en Barcelona, Madrid y Málaga, actualmente entre los tres acogen a 500 jóvenes, entre chicos y chicas, en proceso de desintoxicación de las pantallas.

Eso, en cuanto a los adolescentes. Pero el proceso de adicción comienza antes. Laura Górriz, psicóloga y psicoterapeuta experta en este tipo de adicciones cognitivas, incide en que el punto de inflexión "tuvo lugar durante la pandemia. Cuando teníamos que sobrevivir".

Górriz, profesional independiente, tiene pacientes "de todas las edades", tanto en España como en México. Hasta los 6 años, el tratamiento implica "la retirada total" de pantallas, porque su uso interactivo, "impacta incluso en el desarrollo de la psicomotricidad fina, por ejemplo". De los 6 a los 11 años, "cuando aparecen los trastornos de conducta que las pantallas los empeoran". Y a partir de los 11 en adelante, se da el gran salto: los móviles.

La psicóloga y psicoterapeuta Laura Górriz, en su consulta. Cedida

"Trabajar en el entorno educativo está bien", resume, haciéndose eco de los cambios normativos que acometen ahora las administraciones. Pero "el gran reto es trabajar en el entorno familiar, porque ahí no sabemos qué es lo que pasa. Lo que es importante es que los padres estén presentes".

En Desconecta ofrecen centros de día, compuestos por un aula terapéutica, de 8,30 a 14,30 horas, donde ofrecen clases de hasta 5 alumnos por clases. "Tenemos de todo. Chicos y chicas con TDA y otros trastornos, también". Están asistidos de manera personalizada por una psicóloga, una profesora y una pedagoga. "Se encargan de ofrecer una atención personalizada en base a las propias demandas clínicas y académicas de los adolescentes".

Una adolescente, en las instalaciones del centro. Cedida

Realizan terapia individual, grupal y asistencia académica, tanto para ESO y Bachillerato. "Es por tanto una formación reglada que permite a cualquier alumno cursar ESO y Bachillerato oficial y reglado de forma tutorizada e individual".

Por las tardes ofrecen Hospital de Día durante 3, 4 o 5 tardes. "Reciben asistencia psicológica, psiquiátrica, intervención familiar, talleres y grupos de terapia, en base a las propias demandas relacionadas con la identidad, motivación, autoestima, relación con los iguales, relación familiar, adicción a tecnología y motivación propia".

Es "una terapia multidisciplinar que busca un abordaje integral durante todo el proceso, ya que necesitan de más intervención de lo que podría ser una terapia cada semana", precisa Javier Feliz.

La primera visita del adolescente supone realizar una valoración en la que "se evalúa lo que necesita, si es una atención individual, grupal, familiar... y depende del grado. No es lo mismo abuso que adicción". 

Los perfiles

En cuanto al perfil, y por sexos, los chicos son adictos a los videojuegos como el Brawlstars o el Fornite, y en menor medida, a las redes sociales. En cuanto a las chicas, "el 98% de los casos corresponden a usos abusivos o adictivos a las redes sociales, por este orden: Tiktok, IG, WhatsApp, YouTube, Discord y Snapchat", explica el director de los centros Desconecta.

También abunda en que muchos de ellos "son víctimas de bullying y se refugian en los videojuegos. Todos tienen escasa educación emocional y habilidades sociales. En general, tienen un sentimiento de pérdida o de abandono, y se refugian en las pantallas. El 33% de ellos lo hace para evitar ese malestar emocional al entenderlo como un espacio seguro".

Y se meten en la boca del lobo. Al ingresar, se encuentran todos, "en la antesala" de que den un paso peor. Ansiedad, depresión, autolesiones... intentos de suicidio. Es decir, antes de que se produzca, con suerte, un internamiento más severo. Todo ello teniendo en cuenta que España "encabeza las estadísticas en uso de pantallas, fracaso escolar, depresión adolescente y suicidios".

Por no hablar de que en edades más tempranas, "las pantallas nos quitan procesos de aprendizaje. Hábitos, rutina, memorización, métodos de éxito académico y desarrollo de la atención sostenida".

Adicción cognitiva

Álex Manejo es el CEO de la Clínica Antolex, con pacientes nacionales e internacionales donde abordan todo tipo de adicciones, incluidas las de las pantallas. "Ofrecemos asesoramiento, y cada vez más nos preguntan muchas familias. Se trata de una adicción cognitiva, por la descarga de dopamina que recibe el cerebro ante la exposición de determinados contenidos".

Álex Manejo, fundador de la Clinica Antolex. Cedida

Los más adictivos son los que tienen "resolución y velocidad", como los de Youtube o TikTok. "No es lo mismo ver una película que estar con una pantalla interactiva, pasando con el dedo vídeos de Tiktok", incide. Manejo, no obstante no demoniza a las pantallas. "Deben tener un uso razonable, porque al final las usamos en nuestro día a día obligatoriamente. Lo que hay que hacer es aprender a usarlas de manera lógica".

En su centro, los pacientes llegan hasta los 20 años, y también "muchas personas mayores, que por sus circunstancias de vida, como por ejemplo la jubilación, o por determinadas condiciones físicas que impiden la movilidad, se ven impulsados a un consumismo brutal de estos contenidos, en los que cada cierto tiempo hay que pasar de vídeo para recibir la descarga de dopamina. Es ahí donde se desarrolla la adicción".

En los niños, "con la corteza cerebral en desarrollo, pues su uso no favorece en absoluto el crecimiento de la atención sostenida, fundamental para el proceso de aprendizaje. Los padres no son conscientes de que tienen una bomba delante"