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La mayoría de los espectadores ubican a Jordi Évole haciendo entrevistas a personajes muy conocidos, desde el papa Francisco a Nicolás Maduro, pasando por Fernando Simón o Dani Martín, en programas como Salvados o Lo de Évole.

Pero pocos recuerdan que el de Cornellá, antes de esos formatos, fue El Follonero infiltrado entre el público en el programa de Andreu Buenafuente en Antena 3, que su debut en televisión fue en Viladecans Televisió y que, incluso, sus primeros pasos en el periodismo –aunque estudió comunicación audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona– los dio en el mundo del deporte en Carrusel Cataluña narrando partidos de categorías inferiores de equipos catalanes.

Gracias al éxito y repercusión de sus programas, Évole se ha ganado la confianza de las personalidades que entrevista, abriéndole las puertas a nuevos invitados en Lo de Évole (los domingos a las 21:25 horas en La Sexta), donde esta temporada ha podido charlar con rostros tan conocidos como Juan y Medio, Lolita o Eduard Fernández, que han sido algunos de los que se han entregado al presentador contándoles vivencias que no habían desvelado nunca.

Jordi Évole estrecha la mano de Leo Messi.

Évole ha charlado con EL ESPAÑOL minutos antes de salir de casa camino al estadio del Barça para ver un partido junto a su hijo, sobre la nueva temporada del programa de La Sexta, pero también ha echado la vista atrás para recordar sus tiempos de periodista deportivo o cómo es vivir con su enfermedad, la cataplejía.

El fútbol, su pasión

Pocos imaginan a Jordi Évole sentado junto a su hijo en las gradas del Estadio Olímpico de Montjuic –al menos hasta que se acaben las obras del Camp Nou– disfrutando de los goles de Lamine Yamal o Raphinham, pero ambos no se pierden un partido del F.C. Barcelona cuando juega en casa.

Y es que el presentador en un gran futbolero, apasionado del Barça y que dio sus primeros pasos profesionales trabajando como locutor en el programa Carrusel Cataluña de Radio Barcelona: "Cubría partidos de categoría regional en campos de tierra. Entraba en el programa cantando los goles, pero para hacerlo me tenía que ir al teléfono que había en el bar fuera del campo. Igual me iba con 1-0 y cuando volvía al campo ya iban 3 a 1 (risas)", recuerda.

PREGUNTA.– ¿Cómo fueron sus inicios como locutor en Carrusel Cataluña?

RESPUESTA.– Fue una experiencia extraordinaria porque creo que la prensa deportiva te espabila mucho, es un ámbito del mundo del periodismo con punch, con rabia, con capacidad de reacción inmediata. Y a mí creo que eso me ha ido muy bien.

P.– ¿Volvería al mundo del deporte y al de la prensa deportiva?

R.– A lo mejor hago alguna entrevista a algún deportista, pero de lo otro me quise desligar, precisamente porque soy muy futbolero, soy muy del F. C. Barcelona y en el fútbol hay muchas zonas oscuras. Por eso no quería seguir haciendo periodismo deportivo, lo que quiero es seguir viviendo el fútbol como lo vivía de niño, como lo sigo viviendo ahora. Yo voy al estadio con mi hijo a ver los partidos del Barça y pasamos una tarde noche estupenda.

P.– ¿Por qué no volvería?

R.– Es que creo que si te acercas mucho al plano corto de los equipos, de las directivas, de los cracks… ahí corres el riesgo de desencantarte y yo no tengo ganas de desencantarme de algo que para mí es pasional, visceral, es ese punto de locura que sucede cuando marca un gol tu equipo y te abrazas con el del al lado para celebrarlo aunque no lo conozcas de nada.

P.– ¿Cómo es como espectador fútbol?

R.– Vivo mucho los partidos. Sí que es verdad que de más joven sí que era un poco más forofo, pero ahora me gusta ver los partidos tranquilo, comentarlos con mi hijo y celebrar los goles cuando marcamos, que este año no nos está yendo mal...

Jordi Évole (d) durante la entrevista con Fernando Simón (i) en 'Lo de Évole'. Atresmedia

P.– ¿Qué otras aficiones tiene, además de ir al fútbol?

R.– Me gusta ver series y ahora estoy viendo Los años nuevos, de Rodrigo Sorogoyen, en Movistar Plus+, por ejemplo. ¿Otras aficiones? Vivo cerca de la playa y en ocasiones cojo mi tabla y me voy a hacer pádel surf, que es un deporte muy tranquilito que me permite meditar un poco y estar conmigo mismo.

Conviviendo con su enfermedad

Évole sufre una enfermedad llamada cataplexia (también denominada cataplejía) que consiste en pérdidas bruscas del tono muscular, que pueden ser totales o parciales, y que pueden estar provocadas por las emociones o por otro tipo de circunstancias que generen sobresaltos.

Y es que el de Cornellá los ha sufrido en directo en programas como El Hormiguero o El Intermedio, asustando a Pablo Motos y al Gran Wyoming, que desconocían que el presentador sufría dicha enfermedad. "Tengo cataplejía, es un derivado de la narcolepsia y es una enfermedad en la que, a veces, cuando te ríes, pierdes el tono muscular. Me medico, pero como me haces mucha gracia desde siempre...", le explicó al conductor del programa de La Sexta. "Es una enfermedad que sufre mucha gente y no me gustaría frivolizar, pero aprovecho para contar que esta enfermedad existe y es jodida. Pero en mi caso no lo es tanto, es un grado medio", añadió.

P.– ¿Cómo está de su enfermedad en la actualidad?

R.– Poco a poco voy encontrando el equilibrio en la medicación, estoy en un momento más sólido. Hace poco estuve con el Gran Wyoming en El Intermedio que, en otro momento me habría caído al suelo porque nos estuvimos riendo mucho en el plató, y esta vez no me dio. Para mí eso es un motivo de celebración. Es una enfermedad rara. Me alegro de, por decirlo de alguna manera, haberla popularizado porque hay mucha gente que no tenía ni idea de que tenía cataplejía y viendo mis síntomas se han dado cuenta. Durante un tiempo, lo de caerme de la risa era casi como una celebración entre mis amigos porque significaba que nos lo estábamos pasando muy bien. Fíjate la gracia luego cuando te enteras de que no es algo para celebrar.

Una de las personas más importantes de la carrera de Jordi Évole en televisión ha sido Andreu Buenafuente, ya que el de Cornellá comenzó a ser conocido a nivel nacional gracias a su papel como El Follonero, un personaje que se infiltraba entre el público del programa Buenafuente de Antena 3 (en el que también fue subdirector y guionista) para 'incomodar' al presentador con sus preguntas y comentarios.

Jordi Évole durante la presentación de la nueva temporada de 'Lo de Évole'.

Antes, en el verano del año 2000, Évole fichó como guionista de La cosa nostra, un programa que Andreu Buenafuente presentaba en la cadena autonómica catalana TV3, incorporándose a la plantilla de la productora El Terrat.

P.– ¿Qué queda en la actualidad de ese Jordi Évole de comienzos de siglo?

R.– Creo que queda bastante Jordi de aquella época, tanto del de los campos de fútbol de regional como de guionista de Buenafuente. Queda la ilusión porque cada vez que estreno temporada estoy como un niño con zapatos nuevos porque tengo muchas ganas de estrenar, de enseñar lo que hemos hecho. Llevo 17 años haciendo programas en el prime time de La Sexta y, puede que suene mal, pero creo que me lo he montado bien (risas). Estoy haciendo temporadas muy acotadas, donde a todos los programas les puedo dar ese toque de artesanía. Antes, la pasión era con menos medios, como cuando tenía que llamar desde el teléfono del bar de fuera del campo a la emisora o la timidez que tenía al principio cuando comencé a trabajar con Buenafuente porque me impresionaba mucho estar trabajando allí con él porque yo era muy joven y porque había sido fan de Buenafuente antes de guionista suyo.

P.– ¿Qué ha significado Buenafuente para usted en su carrera?

R.– Gran parte de la televisión que sé la aprendí con él. Creo que tendría que ponerse en valor lo que él significa para el mundo de la comedia en España por sí mismo, sino por toda la gente que él ha aportado de alguna manera u otra al escenario cómico nacional. Gente que era poco conocida y que con Buenafuente se han convertido en auténticos cracks como Santi Millán, José Corbacho, Edu Soto, David Fernández, Silvia Abril, Berto, Broncano… Buenafuente ha tenido una gran vista para captar el talento muy grande y creo que poca gente en España le ha dado la alternativa a tantísimos cómicos como él, que encima luego les ha ido muy bien también en su carrera.

P.– ¿Suele ver programas antiguos en los que ha participado?

R.– No, como mucho algún corte que me llega a veces que ha empezado a salir en redes sociales, sobre todo el de la conversación que tengo con un señor ruso en la puerta de la sede del PP de Valencia que a la gente le hace mucha gracia… y a mí también. Pero no acostumbro a recuperar programas antiguos.

La temporada de Lo de Évole

Jordi Évole volvió a las noches de los domingos de La Sexta (es el programa más visto del canal) a mediados de octubre con una nueva temporada de Lo de Évole, en el que las conversaciones en profundidad con los invitados e invitadas son las grandes protagonistas de cada entrega.

P.– Llevamos varias entregas de esta temporada, pero... ¿Por qué quiso empezar en Sevilla con Juan y Medio?

R.– Porque cuando preparo cada temporada grabo varias entrevistas y luego, por un motivo o por otro, me acabo quedando con una para el estreno. Entonces, viendo los nombres que ya hemos tenido en otros arranques, pensé que la entrevista con Juan y Medio era muy especial, tanto para mí como creo que fue para el espectador porque esa entrevista tenía absolutamente de todo.

P.– Tras ver a algunos de los famosos que ha entrevistado esta temporada, ¿cree que es la mejor que ha hecho?

R.– Eso lo tienen que juzgar los espectadores semana tras semana. Nosotros hemos intentado hacer la mejor temporada, pero eso no lo decimos nosotros. Seguramente yo me lo estoy pasando mejor que nunca, cuando más estoy disfrutando del formato, cuando yo más seguro estoy de lo que significa hacerlo bien, y eso me da muchísima tranquilidad. Seguramente el primer año no tenía esa tranquilidad que tengo ahora.

P.– ¿Los invitados están más dispuestos a habar con Jordi Évole que con otros presentadores o periodistas?

R.– Es un poco pretencioso decirlo, pero te tengo que decir que sí, porque además creo que hay como una especie de confianza conmigo. Saben cómo es el programa y vienen con la predisposición de contar algo más. Como convivimos varios días, tenemos mucho más tiempo de grabación que en una entrevista normal, y en esos días no se está todo el rato con la cámara así que se genera un vínculo que intimidad que en una entrevista normal no hay. Esa confianza ayuda a que en el programa salgan pasajes biográficos de esas personas que hasta ahora nunca se habían contado o explicado.

P.– Estuvo 11 años en Salvados, lleva cinco en Lo de Évole: ¿Está pensando más en la siguiente temporada o en el siguiente nuevo proyecto?

R.– Sinceramente, creo que al formato le queda todavía recorrido y vamos a hacer otra temporada, eso seguro, luego ya iremos viendo. Enseguida noto si estoy vibrando y disfrutando con un proyecto y creo que Salvados, por ejemplo, lo completé justamente en la última temporada. Esa etapa con las entrevistas al Papa y a Nicolás Maduro, acabándola en mi barrio, enseñando un poco a la gente que me había influido, fue una señal clara de que debía de dejar Salvados y ahora mismo, no siento eso con Lo de Évole, no le veo el final al formato.