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Lorena Castell. Presentadora, actriz, cantante, tatuadora, cocinera. Ecléctica, eléctrica y expansiva, porque dice que el amor que entrega a su hijo le ayuda a compartir más con todos, a estar más viva.

Antes de esta entrevista, este diario pregunta sobre ella. Sus amigos la definen como "cero diva", a pesar de su éxito. Alguien que trabajó a su lado durante años, sin llegar a hacer migas, está de acuerdo, y añade que la respeta por "curranta". Ahora está Lorena con su Bingo para Señoras, el espectáculo de variedades que ideó para el que fuera su bar en Malasaña, y que ha crecido hasta bombear en el corazón del estadio de Vistalegre, que siempre llena.

Su piel cuenta su forma de vida: se hizo un platillo volante con los heavys de Gran Vía porque una tarde se paró de palique con ellos, y descubrió que compartían interés por la ufología: "Les dije 'vamos a tatuarnos un OVNI y que vengan a por nosotros'". Y a qué le dice Lorena que no: ni a la cocina (ganó Masterchef Celebrity en 2022), ni a la costura, ni a la tele, ni a la música (hizo un tema para representar a España en Eurovisión el año que ganó Chikilicuatre).

Lorena Castell es la presentadora de Bingo para Señoras. Cristina Villarino

Tampoco le dice que no viajar a Bali con su hijo de cinco años, aunque le acabe mordiendo un mono y tenga que atravesar la isla en moto con él en busca de una vacuna…, y lo cuenta todo con naturalidad, ya que ha sido bastante sincera con EL ESPAÑOL

PREGUNTA.– Presentadora, actriz, cantante, empresaria, tatuadora, cocinera, vedette en su Bingo para Señoras… Sólo puede quedarse con una. ¿Cuál sería?

RESPUESTA.– Hombre, madre, madre. Ante todo, madre, que era lo que más deseaba. Y ahora que vivo con mi hijo puedo desarrollar las demás facetas con alegría. Es el motor de mi vida.

P.– Está arrasando con su Bingo para Señoras. Qué bonito trabajar en un proyecto parido por una completamente, ¿no?

R.– Es bastante increíble. El primer proyecto que hice de empresaria fue el bar que monté, y lo hice porque quería un sitio para reunirme con mis colegas. Dani Mateo era uno de los socios y él hacía monólogos, así que me picó el gusanillo de hacer algo, y esto del bingo me pareció divertido. Ahí nació Bingo para Señoras con el sello de Lorena Vedette. Luego siguió en el teatro, pasó al Florida Park y ahora a Vistalegre, pero todavía tiene un par de vueltas más. ¡Hay bingo para rato!

P.– Lleva un montón de tatuajes en el cuerpo, uno de un cuchillo. ¿Lo lleva por Masterchef o porque siempre hay que tener un cuchillo a mano, aunque sea en la pierna?

R.– Habría que tener siempre un cuchillo a mano, pero yo no soy una tipa muy rencorosa. Soy de mecha corta, me enfado y subo hasta mil, pero bajo hasta cero en un minuto, soy como una cerilla. Lo del cuchillo me lo hice en directo en Masterchef, por pasar a la semifinal. Me lo tatué handpoke, era la primera vez que lo hacía con esa técnica, que se hace sólo con la aguja, y me pareció interesante hacerlo en directo. Así que es un poquito taleguero, mojas y vas haciéndolo. ¡Y quedó muy bien!

Una fotografía de Lorena Castell. Cristina Villarino

P.– No decir nunca que no, esa parece su premisa vital.

R.– Sí, total. Yo a todo sí siempre.

P.– Y si no es con cuchillo, ¿cuál es la defensa favorita de Lorena Castell?

R.– Siempre es hablar. Relaciones sanas, conversaciones incómodas. Es la premisa que aprendí en casa, se tiene que valorar más la honestidad, no ya el ser sincero porque sí, porque hay que pensar cómo dices las cosas. Hay que conversar, todo lo que te moleste de una amiga, de un familiar, de alguien en el trabajo, hay que decirlo: y normalmente incomoda más decirlo que recibirlo.

P.– ¿Y la peor ofensa que pueden hacerle?

R.– Fíjate que me han ofendido mucho, pero tengo una autoestima bastante interesante, porque tengo muy claro quién soy y lo que quiero. Normalmente, el tipo de ofensa que recibes es por ser una persona pública y todo el mundo tiene derecho a opinar de ti, pero no hay nada ahora que me pueda hacer mucho daño; en otras épocas sí he sufrido más con ataques o cosas que leía.

P.– ¿Cómo se cura del daño?

R.– Meditarlo, tragarlo, somatizarlo y luego hablarlo con la gente que quiero. Ahora llevo en terapia un tiempo, había probado varias terapeutas y no me habían funcionado muy bien, y ahora he encontrado una chica que me encanta y estoy muy contenta. Pero tengo también grandes amigos, y familia, porque a mis padres y a mi hermano se lo cuento absolutamente todo. Tengo mucha gente de confianza con la que vomitar todo lo que me sucede.

P.– Su padre era pinchadiscos de rock, ¿y su madre?

R.– Mi madre ha sido costurera. Lo conté hace poco en Maestros de la costura, que la he visto toda la vida coser: mis tías, mi abuela, mi madre siempre han tenido máquina. Ella cosía lencería, algo súper fino. Y se dedicó después también a la cocina, ¡las dos cosas que se me han dado fenomenal!

Lorena Castell es actriz, cantante, presentadora, tatuadora y cocinera. Cristina Villarino

P.– Para notaria no iba Lorena Castell.

R.– Luego dicen que se llevaron un disgusto cuando no quise estudiar, pero ¿qué quieres? Aunque estudié animación turística y los tres cursos de interpretación. Ahora, por suerte, hay mil cosas para estudiar, también de FP, pero en esa época era un disgusto no estudiar una carrera. Yo siempre dije que me hubiera gustado ser médico, pero cuando vi que había que estudiar tantísimo dije 'mejor artista' (ríe).

P.– De su abuela ha contado que era muy importante en su familia, y que incluso se comunica con ella de alguna manera desde que falleció. ¿Era moderna también ella?

R.– Yo me he criado con mis abuelos, vivía en el piso de abajo y mis padres se levantaban muy pronto para ir a trabajar y me dejaban con ellos. Mi abuela me ha enseñado muchas cosas. Es verdad que era una abuela muy tradicional, porque era muy mayor, y encima va y le sale una nieta como yo: media cabeza rapada, pelo decolorado…, pero entendió que había una versión más moderna de juventud. Yo le contaba millones de cosas, y flipaba la verdad, pero estaba muy contenta.

P.– ¿Cómo se hace eso, cómo se salvan las diferencias generacionales para entenderse, por ejemplo, con abuelos, pero también con los padres, ahora con su hijo…?

R.– Hay una cosa que escucho mucho, eso del respeto a los mayores, y yo lo entiendo como darles su sitio. Cuando ya son mayores de verdad son un poco como niños, por eso el respeto pasa por escucharles, atenderles, darles amor, y no estar con ellos como veo a veces, con el móvil. Yo no lo concibo como 'uy, tengo mucho respeto por mi abuela, delante de ella no fumo', a mí eso me parece una chorrada. En casa, si ha surgido una conversación subida de tono, se ha mantenido delante de mis abuelos: los hemos tratado de igual a igual. Y si escuchásemos más a nuestros mayores entenderíamos mejor nuestra realidad y valoraríamos más lo que tenemos. Ellos han pasado una guerra y nosotros nos quejamos por cada chorrada…

P.– ¿Se le han despertado miedos con su hijo?

R.– La educación que creo que le estoy dando es que él sea muy libre, y mi miedo desaparece cuando se los intento quitar a él. Aunque este verano en Bali le mordió un mono y yo iba en la moto con el niño detrás cogido con un pareo e iba un poco acojonada, ¡ay, como mi niño coja la rabia!

Lorena Castell ha sido madre a los 39 años. Cristina Villarino

P.– ¿Qué pasó, todo bien?

R.– Sí, le tuve que poner dos vacunas de la rabia, una allí y otra aquí. Pero imagínate… Yo soy muy valiente, pero claro que mi mayor miedo es que le pase algo. Aun así, le dejo hacer absolutamente de todo, aunque se haga daño: es mejor que se haga daño y se dé cuenta de que no lo tiene que hacer más. Intento que se críe en la libertad y en el conocer el medio.

P.– ¿Es dura la dedicación a los hijos?

R.– Yo he querido ser madre desde siempre. De hecho, hubiera sido madre antes, pero por lo que sea no me quedé embarazada hasta los 39. También pensé con mi anterior pareja tenerlos, y no pudo ser. A quien tiene ese deseo de ser madre, le animo a serlo, sobre todo ahora que las mujeres tenemos la posibilidad de ser madres solteras (yo me considero madre soltera porque mi hijo vive conmigo y me lo guiso y me lo como). Cuando tienes un niño es cierto que hay cosas que cambian, pero también hay cosas que mejoran increíblemente.

P.– ¿Cuáles?

R.– A mí me ha dado mucha más fortaleza, seguridad, me ha ayudado a crecer como persona, a ser más generosa. A compartir más, pero no sólo con él, con todos.

Castell considera que ser medre le ha ayudado a tener más fortaleza, seguridad y crecer como persona. Cristina Villarino

P.– Es como expansivo.

R.– Sí, yo soy una persona que da mucho, pero porque cuando doy soy feliz. Creo que un niño no te quita vida. Tengo la suerte de que mis padres me ayudan mucho, y que algunos días se va también con su padre. Pero mira, yo me levanto a las 7 de la mañana antes de que se levante él para hacer ejercicio. Si necesito un momento para escribir o de reuniones lo hago mientras está en el cole, a las 16 voy a buscarle y hago muchas actividades con él. Por ejemplo, el inglés lo compartimos, vamos a la misma academia y, cuando él entra, entro también yo a clase. Y cuando viajo con mi hijo los dos solos, me lo paso increíblemente bien. Yo me separé cuando tenía cinco meses, así que llevo viajando sola toda su vida. Y cada aventura que paso con él es diferente porque va creciendo. Este año no sé dónde iremos, pero ya me pide el destino él.

P.– Qué me dice. ¿Con cinco años?

R.– Hombre, quiere ir a ver las pirámides mayas. Ya se ha visto todas las películas y va eligiendo lo que quiere conocer. Y conocerlo con sus ojos es mucho más guay, porque yo pienso en algo mucho más técnico y él construye sus historias, es muy bonito imaginar juntos.

Lorena Castell enseñando sus tatuajes en su entrevista con EL ESPAÑOL. Cristina Villarino

P.– ¿Qué es la amistad a los 40 y…?

R.– Lo más importante del mundo. Tener amigos a mí me da la fortaleza, la vitalidad, la alegría… No entiendo un crecimiento personal sin que se amplíe tu círculo de amigos. ¿Cómo vas a crecer, si no conoces a nadie más? Si vas con la gente de siempre a hacer las cosas de siempre, es imposible que te sorprenda la vida. Conservo a mis amigos de la infancia, pero tengo amigos que he hecho hace tres años, que son mi familia binguera. Lo que hago es sumar amistades todo el rato.

P.– ¿Y el amor?

R.– ¡El amooor! (dice entonando la palabra). Soy una persona muy amorosa, muy enamoradiza, pero cada vez me pasa menos. Cuando conozco a una persona, me doy al 100. Pero cuando tienes tu familia ya no puedes estar con un entra y sal: cambia. Las relaciones personales siguen estando, de conocer a alguien y jiji jaja, pero establecerse y tener una pareja sinceramente cada vez se me complica más. La gente que tiene tantas parejas y familia no sé cómo lo hace, ¡a mí me queda poco tiempo!

P.– ¿Qué tiene Lorena Castell en la mesilla de noche?

R.– Uy, pues mira. Esta mañana justo me he levantado y tenía un libro de los Goonies, que se lo leí ayer a mi hijo, un biberón, porque de vez en cuando todavía le gusta tomar algo de leche en un biberón, una botella de agua, joyas que dejé ahí, y una lámpara que es una lamparita normal, pero Río hizo en el colegio una manualidad con un folio rojo que la cubre. Entonces tengo una luz que puede ser una luz normal de mesilla, o si le pongo ese caparazón puede ser una luz muy sexy, para una cama que no se está usando para lo sexy (risas).