El municipio gaditano de Barbate (Cádiz) continúa de luto por la muerte de los dos guardias civiles que perdieron la vida el pasado viernes tras ser arrollados por una narcolancha durante una operación contra el narcotráfico en el Estrecho. Los dos agentes que fallecieron fueron David Pérez Carracedo, destinado en el Grupo de Acción Rápida (GAR) y padre de dos hijos, y Miguel Ángel González Gómez, de 39 años y perteneciente al grupo de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) en Algeciras.

Tras lo ocurrido, han sido muchos los familiares y amigos de los fallecidos que se han manifestado al respecto y han criticado al Gobierno por la falta de medios. Este mismo martes, la madre del guardia civil gaditano Miguel Ángel González ha criticado la "injusta" muerte de su hijo, al que "le montaron en un flotador contra una narcolancha". 

Pero este no ha sido el único testimonio que ha trascendido en las últimas horas. Y es que, durante estos días, han sido muchos los allegados de los fallecidos que han expresado su dolor y rabia ante lo ocurrido. El último en hacerlo ha sido Luis, un sargento de la Armada destinado en Cádiz —y compañero del guardia civil fallecido Miguel Ángel— que ha publicado una emotiva carta de despedida dirigida a su amigo. 

Imagen de Miguel Ángel González, uno de los dos guardias civiles fallecidos en Barbate.

"Este es mi amigo Miguel, quien, por desgracia, anda ahora en escena de los dichosos telediarios. Jamás hubiera pensado en publicar algo así, nadie lo piensa ni lo imagina y mucho menos lo quiere y aunque no sé si acierto al hacerlo, algo me dice que es de justicia y así me nace", comienza diciendo acompañando al mensaje de una fotografía junto a Miguel Ángel. 

"Jamás había tenido la desgracia de conocer a uno de esos guardias que son caldo de titular pasajero. En esa foto (la que ilustra al texto) yo estaba de campaña en el País Vasco con un barco, él estaba de escolta en la comandancia, aún era Infante de Marina (aunque eso nunca se deja de ser) haciendo la comisión que los infantes tienen a bien cubrir allí, para seguridad de otros, algo que él hacía con la misma sonrisa que ir al Retín o a Ferrol, a un desfile o a lo que fuera", continúa diciendo en el escrito.

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Tal y como ha detallado en la misiva de despedida, Luis y Miguel Ángel se conocieron en el año 2015 a través de un amigo que ambos tenían en común. "Sin conocerme apenas, me invitó a unirme a él en el gimnasio que tengo cerca de casa, que me borrara del otro, me dijo, que con él iba a ponerme en forma y que, además, en las clases nos lo pasaríamos bien", relata. 

"Hicimos migas a la primera, de las buenas. Él era el alma de la clase, saludaba a todo el mundo al llegar, sonriendo como era normal; diría obligatorio; en su uniforme de paisano, chocaba, cuatro bromas y a correr. Corría rápido, pues era un gran deportista, un apasionado del balonmano y, cada vez que me doblaba en el calentamiento, me daba una sardineta. Los viernes en el gimnasio eran de SPA, risas y charloteo, luego saldríamos, eso seguro. Jamás he vuelto a estar tan en forma", expresa.

Funeral del guardia civil Miguel Ángel Gómez el pasado domingo en la Catedral de Cádiz. Europa Press

Sin embargo, sus momentos juntos no solo se daban en el ámbito profesional, sino también en su vida privada. Y es que, tal y como detalla en la carta, estos dos amigos eran grandes aliados en escapadas a la feria, al Palmar, a festivales o "a tomar vinitos". "Él es de esas personas que ven un plan genial en cualquier lugar, en cualquier compañía, momento o fecha y cuantos más, mejor", asegura. 

"Cuando vi la noticia en la televisión, no pude evitar pensar en él, aunque no tenía ningún sentido que él estuviera allí. Cuando vi el vídeo por la noche en las redes, me volví a acordar de él, pensando en que él sabría lo que había pasado y que le tenía que preguntar. No tenía sentido que él estuviera allí", prosigue contando Luis. 

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Sin embargo, pasadas las horas, Luis recibió una llamada en la que le comunicaban el fallecimiento de su compañero y amigo Miguel Ángel. "Lo que viví allí fue desolador. El shock al llegar allí y abrazar a los amigos en común sin entender mi cerebro nada de lo que estaba pasando. La imagen de su novia llorando abrazando a su hija, de tan solo doce años, su padre, un gran marino, sin poder apenas andar o hablar. Su familia, diciendo, que se lo habían matado y lo buen guardia que era y todo el mundo, la formación de verde y algún que otro color, llorando al darle el adiós y gracia", ha asegurado. 

Culpa al Gobierno por la falta de medios

Al igual que ha ocurrido con otros familiares y amigos de los fallecidos, Luis no ha querido pasar por alto la oportunidad de culpar al Gobierno por lo ocurrido el pasado viernes en Barbate. 

Llegada a la Catedral de Cádiz de los restos de Miguel Ángel Gómez González, agente de la Guardia Civil fallecido este viernes en Barbate (Cádiz). EFE

"Una de las más dolorosas cosas que sucedieron, fue la fortuita aparición del político de turno, a quien obvio nombrar para que no tenga una propaganda que no merece, que se acercó a tu padre mientras un seguridad o lo que sea le decía tu nombre. Tu padre, le dijo al tal que esto no tenía que haber pasado que, no se trataba de izquierdas ni derechas, que te habían mandado ellos a morir. Tu novia, luego, contigo ya presente, también le dijo cuatro cosas sobre la gran chapuza que, entre algunos, algunos que jamás se han mojado el traje ni el uniforme, tejieron y os mandaron", explica refiriéndose al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. 

"Hoy ya descansas, Miguel, nosotros ahora tenemos que aprender a vivir sin ti, algunos más que otros, y tu familia, que jamás podrá hacerlo, tu buena y gran hermana, tus amigos de la barriada... Qué injusticia más grande Migue... ¡qué dolor tan rabioso, tan miserable y tan desleal, tanto como los que te mandaron allí, a pelo, contra todos esos malvados!", continúa diciendo Luis. 

"Si os hubiera salido bien nos lo habrías contado como una anécdota más. Ojalá esto sirviera para algo, Miguel, pero no tenemos fe. Ojalá rueden las cabezas de esos que os mandaron a la Parca...", expresa, eso sí, no sin antes terminar dándole las gracias por todos los momentos vividos juntos. 

"Por tus apariciones fortuitas y tu fibrado abrazo. Gracias por enseñarme como deberíamos vivir la vida. Gracias amigo mío, siempre estarás en mi corazón, ojalá estés buceando y descansando en paz, gracias Migue, gracias, gracias, gracias siempre...", concluye.