Valencia

José Luis Roberto es fascista y se enorgullece de serlo. "Entre capitalista, comunista o fascista, me quedo con fascista. Y dentro del fascismo, sería nacionalsindicalista jonsista", reconoce a EL ESPAÑOL. Es el líder de España 2000, formación residual y racista que se convirtió en uno de los primeros partidos de ultraderecha. También fue portavoz de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (Anela). Pero su trayectoria no representó inconveniente alguno para que la comisaría de la Policía Nacional de Paterna (Valencia) lo condecorara el pasado martes en el Día de la Policía.

El reconocimiento fue por las labores de colaboración con el cuerpo policial realizadas por una de sus empresas, Levantina de Seguridad, encargada de la vigilancia del barrio de la Cañada. Ni el Ministerio del Interior ni la Delegación del Gobierno eran conocedoras de la distinción. Tampoco la Jefatura Superior de la Comunidad Valenciana, que se desmarcó este miércoles de la misma y anunció una investigación interna para depurar responsabilidades.

El propio ministro, Fernando Grande-Marlaska, se pronunció este miércoles al respecto. Manifestó que el reconocimiento a Roberto "no se corresponde en nada con lo que son los valores y la filosofía de la Policía Nacional, de un cuerpo de seguridad del Estado en un país democrático".

Al parecer, fue una decisión personal del comisario jefe de la comisaría de Paterna, José Manuel León Pujante, un veterano agente que está a punto de jubilarse. La Policía elaborará un informe que deberá recoger por qué se le ha premiado y quién dio la orden de no informar a los mandos superiores. Salvo que la información reservada concluya lo contrario, se planteará la destitución inmediata del comisario jefe, según precisaron a este periódico fuentes del Ministerio.

"Me atacan por mi ideología", sostiene Roberto. El exprofesor y abogado insiste una y otra vez en separar su vertiente empresarial de su "libertad ideológica". ¿Pero es esto posible con el líder de un partido machista, racista y homófobo? "Eso son opiniones. Yo no atento contra ningún derecho fundamental, se atenta contra los míos", replica.

Afirma respetar "los derechos de los homosexuales y de las mujeres". "Yo estoy cojo, también se meten conmigo por mi discapacidad", argumenta. Sin embargo, en la misma conversación se pronuncia en términos despectivos hacia el colectivo LGTBI. "Otra cosa es que no me haga gracia que salgan desnudos en una manifestación haciendo la mariquita loca", llega a decir. "Si yo fuera maricón o comunista, los medios me trataríais de otra manera", reprocha.

Prostitución

Por descontado, también apela a la libertad individual para defender la prostitución. "Estoy a favor, no voy a ser yo quien prohíba el sexo de pago", expone. Según sostiene con sorprendente seguridad, ninguno de todos los prostíbulos a los que él representaba como portavoz y asesor jurídico practicaba la trata de blancas.

"De hecho, las intervenciones que hizo la UCO contra la trata fueron gracias a datos que le pasamos nosotros sobre situaciones irregulares", presume. "Se nos llegó a decir que poníamos rejas para que no escaparan las chicas, pero era para que no nos entraran a robar", agrega. La representación de Anela motivó en su día el choque entre Roberto y otros sectores ultraderechistas de corte tradicional y católico.

Sus excusas para esquivar la etiqueta de racista también son peculiares. "Mi mujer es extranjera", subraya. Recurre también a un clásico. "Tengo amigos negros y trabajadores de multitud de países", destaca. ¿Y por qué usan entonces al lema 'los españoles primero' cuando reparten sus ayudas? "Porque es de sentido común. Los españoles, hijos y nietos de españoles que han trabajado y cotizado en España, deberían tener preferencia. Estamos sufriendo una invasión", expone sin rubor.

Roberto fue denunciado por organizaciones como SOS Racismo por incitar al odio racial, la violencia y la discriminación. En concreto, por permitir que en sus manifestaciones corearan lemas xenófobos y racistas o por la exhibición de emblemas nazis y fascistas. Sin embargo, fue absuelto, al considerar el juez que las expresiones proferidas constituían "meras descalificaciones genéricas".

Por si fuera poco su perfil ideológico, la condecoración choca con los numerosos disturbios que han protagonizado integrantes de España 2000. Se trata de agentes del orden premiando a un líder subversivo. Él, por supuesto, se desmarca de todos los altercados. Defiende que no ha sido condenado "por ninguno de ellos" y que no le pueden culpar "por lo que hace otro señor".

"La violencia está realmente en las contramanifestaciones que nos hacen, que vulneran nuestros derechos". Esta es su peculiar versión sobre las agresiones ultras del 9 de octubre de 2017, en la que participaron simpatizantes de España 2000. "Cuando una manifestación se disuelve y hay violencia, yo no soy el responsable de lo que hace otra persona", justifica con tono burlesco.

Sus ofensivas más recientes han sido contra Mónica Oltra. En el mismo mes de octubre de 2017 acudió por la noche a casa de la entonces vicepresidenta valenciana con un grupo de afines para hacerle un escrache. Fue por la noche, y los participantes llevaban la cara cubierta con máscaras del payaso asesino.

¿Tampoco es violencia acudir al domicilio de una política que vive con sus dos hijos menores de edad? "Hemos ido muchas veces a su conselleria, pero ese día improvisamos el acto por la tarde y uno de nosotros comentó que sabía dónde vivía", alega. Preguntado al respecto, se hace de nuevo el inocente. "Quien asustó a los niños fue Oltra. Uno dijo: '¡mira, mamá, Halloween!', y fue ella quien le alarmó diciendo 'no hijo, son fascistas'". Oltra los denunció por amenazas, pero todos los participantes fueron absueltos.

Abogado contra Oltra

Años después, Roberto se convirtió en el abogado de la menor que fue abusada sexualmente por el exmarido de Mónica Oltra, circunstancia que sirvió de excusa perfecta a la dirigente de Compromís para tratar de deslegitimar la causa abierta contra ella.

"Es todo una campaña orquestada por la extrema derecha", defiende todavía. En la actualidad, la exvicepresidenta se encuentra investigada por, presuntamente, impulsar un expediente público que desacreditó la versión de la menor. Tuvo que dimitir al ser imputada.

Roberto, en definitiva, dice no ser machista pese a haber sido portavoz de los prostíbulos de España, ni ser homófobo pese a despreciar abiertamente al colectivo LGTBI. Tampoco se considera violento pese a los múltiples altercados protagonizados por España 2000, su partido. No esconde su ideología fascista, pero la suaviza justo lo necesario para no incurrir en ilegalidades, al menos a título personal.

"Tengo derecho a jugar con los límites, la alternativa es quedarme callado. Pese a tener la pierna así, soy un equilibrista sobre el límite de la ley", presume Roberto, que zanja la conversación desafiante. "Si a la gente no le gesta, que les den por el culo".

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